Capítulo 2

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El día inicia mututino. Esto era una especie de rutina en las mañanas.

El viaje en el autobús ha sido igual; he subido con mis dos amigas y él lo ha hecho con sus amigos cinco minutos luego. Una simple mirada silenciosa de nuestra parte que grita atención y necesidad. Cuando llegamos al instituto sentí su presencia detrás de mí, bajé y fui a mi salón sin ánimos, hablé con mis amigas, él saludo a sus amigos sonriente como si su vida fuese perfecta y yo hice lo mismo unos segundos luego.

Cuando dieron las clases pasé por su salón y me miró fugazmente, estaba con ella. Ella tocó su cabello, feliz y él se removió divertido mientras sus amigos les molestaban o alababan su perfección como futura pareja. Yo no existo para él acá, y trato de hacerlo recíproco.

Cuando tocaron el timbre para el corto receso, me senté a esperar que mis amigas fueran a comprar algo de comer en frente del instituto, así que estuve en las bancas fuera del aula, inicié una lectura con mi móvil.

Cuando sentí el calor recorrer mi cuello y rostro observé por inercia el salón de Física y él estaba ahí, su mirada verde. Me observaba con atención, en un rincón, sin que nadie pudiese verle. Me intimidé cuando su amigo notó hacia dónde estaba dirigiendo su mirada y habló con él, un tanto serio.

Pude notar como decía un simple "Me llamó la atención algo, pero en definitiva ella no. No la conozco, hermano. Estás paranoico" Me limité a clavar la vista en mi móvil, acostumbrada a aquello, pero sin dejar pasar el dolor que había en sus palabras.

Lo dificil de esto es el simple hecho de saber que esa persona es totalmente de mi propiedad, pero sé que no realmente, porque solo yo lo sé y no lo saben esas chicas que andan detrás suyo. Soy sólo como una estúpida chica que anda con él en secreto, pero no lo dejaría porque lo adoro lo suficiente como para dar todo por él. Había caído tan fuerte por un amor que no merezco.

El problema también es que sé que no todo va de su parte, sino del maldito contrato que ha firmado unos años más joven. Al inicio, estuve tan llena de recelo, tan incomoda e insegura. Siempre imaginé que eran excusas suyas, y supe que todo fue real el día en el que el CEO y padre de Leeah había contratado a un par de personas para que golpearan a Harry, había sucedido una tarde que pasó todo el día en mi hogar, mis padres no estaban y él se había quedado dormido. Ese día que asistir al cumpleaños de Leeah y no pudo, estaba enfermo, dormido y algo demacrado, había ido a esquiar hace dos días y topó un resfriado horrible. Cuando despertó y fue a casa, los matones contratado estaban esperando fuera de la puerta de su hogar. "Nunca dejes plantada a mi hija" mandó a decir.

Aún no sé cómo llegó a ese trato o cómo conoció a los padres de ella. No sé nada, sólo sé de su estúpido contrato y su estúpida futura relación con ella. Leeah era una chica mimada.

Soy técnicamente una amante. Demonios, y con lo que odio esa palabra.

En el almuerzo decidí sentarme con mis amigas en una de las bancas afuera de la cafetería, luego de que lo propusieron. No quería estar ahí adentro, sentía que el aire se acaba ante tantas personas en una misma sala.

Estar con mis amigas era una de las mejores escapatorias a todo.

"Bess. ¿Harás algo mañana?" pregunta Astrid. Astrid es mi amiga desde hace unos meses, pero se ha ganado mucho de mi cariño. Es una de las chicas más inteligentes del instituto, sus gafas lo decían todo. Posee una belleza extraordinaria, con su cabello largo y completamente liso, un cuerpo formado por curvas perfectas y su perfecta sonrisa. Le envidio la mayor parte del tiempo, de la buena forma.

Muerdo mi labio. Le dije a mamá que mañana saldría a comer con ellas cuando no es cierto. Se supone que mañana irían con Harry a algún lugar lejos de todo, salir de casa e ir a comer lo más lejos de Boston posible. Aún está en plan, pero no sé cómo manejar todo esto, tal vez deba de hacer lo que sé hacer.

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