»Jos
Me desperté temprano para llegar a la escuela a tiempo, a mi pequeña mejor amiga Isabela le molestaba que fuera irresponsable e impuntual. Esa mañana el aire era fresco, me acerqué a mi calendario pegado en la pared y taché un día más. En dos semanas sería mi cumpleaños y estaba dispuesto a que el tema de mi fiesta estuviera en boca de todos; no sería difícil, el colegio entero me conocía.
¿Saben qué era lo mejor de ese día? Otro cumpleaños con Isa a mi lado, así la solía llamar yo, de vez en cuando Alejandra porque sabía lo mucho que odiaba su segundo nombre; era perfecto para hacerla enfadar. Desde hacía seis meses aproximadamente, todo cambió luego de aquella fiesta en la que Freddy Leyva fue el anfitrión. Nunca pude recordar el por qué, solo que al siguiente día tuve la peor resaca de mi vida más un sentimiento extraño en mi corazón. Veía a la castaña y me era imposible no emocionarme, evitar tomarle de la mano o celarla aunque ella fuera demasiado ciega e ingenua para verlo. El idiota de Pablo comenzó a pasar mucho tiempo con ella y eso me desesperaba, a veces odiaba que Isabela tuviera un corazón tan grande y suficientemente abierto para que todos entraran en él. Solo lo quería para mí, como en los viejos tiempos que los hombres no se le acercaban como si fuera una diminuta presa al acecho. Pero ella se había alejado de mí y yo ya la quería como no tiene nadie una idea.
Busqué un lugar vacío en el estacionamiento de la escuela y bajé, cerrando bien mi coche y caminado por los pasillos en busca de mis amigos, especialmente a ella. No podía esperar más, hoy tenía que hablarle con la verdad.
Educadamente saludé con la mano a Alonso y Katia, mis amigos y los de Isa también.
—¿Qué tal, amigo? —dijo Alonso sonriendo, sus ojos azules siempre bailaban divertidos. Quizá por eso nos llevábamos tan bien, él era un tipazo y todo el tiempo estaba alegre; cuando se molestaba daba risa
—Todo bien, ¿y ustedes?
—Perfectos Canela —respondió Katia, una chica de estatura media y pelo castaño. Su piel apiñonada tenía un curioso subtono cálido, haciéndola lucir exótica
—¿Dónde está Isa? Ella es muy puntual —cuestioné mirando a todos lados. Su casillero estaba a lado del de Alonso, pero definitivamente ella no estaba ahí
—No lo sé —respondió esta vez el ojiazul sin tomarle tanta importancia como yo. Fruncí el ceño ¿dónde estará mi chica?
Para mí, ella era mi chica aunque nadie lo sabía; era un secreto que mantenía con mi Josesito interior. Mi teléfono sonó, así que lo saqué del bolsillo delantero de mis pantalones y contesté. Sonreí al ver la pantalla, su lindo y corto nombre aparecía en él. Después de todo este tiempo, era de las pocas veces en la que ella tomaba la iniciativa de llamarme.
—¿Bueno?
—Jos ¿cómo estás? —mis piernas parecían dos ricas gelatinas de chocolate al oír su dulce voz, sentía que me derritiría ahí mismo y el ojiazul tendría que llevarme cargando a casa. O quizá a un hospital, porque parecía que el aire se me iba con tan solo escucharla pronunciar mi nombre de sus carnosos labios. Sin embargo, esta vez no era ella; solo su número telefónico, la decepción se hizo dueña de mi pecho
Suspiré pesadamente —Bien, gracias señora Beca ¿y usted? —era la madre de Isabela, lo cual se me hizo muy extraño. Comencé a preocuparme y los chicos lo notaron
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Ecos »Jos Canela
FanfictionLuego de aquella noche mágica que no debió de haber ocurrido, Isabela trata de alejarse de su mejor amigo y un auténtico caos, Jos Canela, en un intento de reprimir aquel amor pasional que siente por él. Esto sin contar que el pelinegro está haciend...