»Isabela
Me alisté para ir a la escuela, estaba segura de que hoy no sería un buen día; mi corazón ya me avisaba. Jos había salido con su familia a casa de sus abuelos, un viaje de varias horas sin hacer escala, hasta Atlanta. Era un martes fresco, la semana se pasaría larga sin él puesto que cancelamos varios planes y él volvería hasta el domingo.
Tomé mi mochila de la silla de mi escritorio para colgarla sobre mi hombro y guardé mi celular en el uno de los bolsillos delanteros de mis jeans ajustados; me encantaba usar ropa apretada. Me vi una última vez en el espejo antes de bajar; mi madre siempre insistía a mí y a mis hermanas que cuidáramos nuestro físico, no me era problema ello aunque a veces era incómodo preocuparme tanto por mi aspecto.
—Hola mami —me acerqué a besar su mejilla y ver si necesitaba ayuda, mis ánimos no eran tan buenos aquel día así que quería distraerme. Para mi suerte, hablando sarcásticamente, los panqués ya estaban decorados con maple y chispas listos para servirse en la mesa. Me conformé con llevar platos y poner los cubiertos
La mujer de cabello castaño me detuvo tomándome del brazo —Hoy no te maquillaste, al menos un poco menos para mi gusto —dijo palmeando mis mejillas pálidas, arrugué la nariz ante sus bruscos toques —Te ves horrenda amor, sube a ponerte un poco de rubor que parece que estoy hablando con un muerto —añadió exageradamente aún mirándome la cara, sentí mi corazón encogerse con sus palabras, esto ya era una costumbre. Podía ser muy hiriente con sus comentarios, y por lo regular poco maternal. Parecía una quinceañera, quizá trataba de ser una madre joven luego de haberse embarazado a temprana edad —¿Qué sucede esta vez, Ale? Hemos hablado de esto ya varias veces. —suspiró cansada.
Muy pocas veces ella podía hablarme bien, a veces era buena y en otras demasiado cruel; no medía lo que salía de su boca. De mi padre no había mucho que decir, me quería pero la química entre él y su esposa no era agradable; siempre me decía que lo sacaba de sus casillas. Desearía que mi familia fuera normal, por mientras me conformaba con darle todo de mí a la menor de mis hermanas.
—Jos —bufé sentándome cómodamente en una de las sillas, mi madre había sido la primera en descubrir aquellos sentimientos. "Los ojos enamorados de una mujer muy pocas veces se pueden ocultar sabiamente" mencionó esa vez. No me preocupaba platicar un poco, tenía tiempo de sobra para llegar a la escuela
—¿Le pasó algo? —frunció el ceño secándose las manos en el delantal de estampado floral que llevaba puesto sobre su corto vestido rosa de mangas largas, antes de irse al trabajo se trataba de portar como una perfecta ama de casa. De lo contrario, iba al gym y salía a más fiestas que yo sin contar que los hombres gustaban de ella; había oído a algunos de mis compañeros hablar de lo buena que estaba mi madre, eso era repugnante. Ella y papá se portaban como adolescentes, mi cuerpo se sacudió de tan solo pensar en todo lo que los veía hacer
—No irá a la escuela hasta el lunes.
—Mariana habló conmigo diciendo que llegarían ese día, ya sabes que somos las mejores amigas —sonrió orgullosa antes de sentarse a mi lado con su bolso en una mano y sosteniendo su taza de café con la otra. Sorbió de su bebida caliente, dejando un rastro de pintalabios sobre el rojizo recipiente
—¿O sea que tampoco irá a clases el lunes? —pregunté con los ojos muy abiertos
—No —mi madre negó y comenzó a sacar su kit de maquillaje que nunca podía faltarle. Accedí a dejarme aplicar un poco, no era tan molesto
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Ecos »Jos Canela
FanfictionLuego de aquella noche mágica que no debió de haber ocurrido, Isabela trata de alejarse de su mejor amigo y un auténtico caos, Jos Canela, en un intento de reprimir aquel amor pasional que siente por él. Esto sin contar que el pelinegro está haciend...