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Enfermeras por doquier, doctores con sus gruesas batas blancas paseándose de un lado a otro, el tintineo del bisturí... todo se había vuelto un caos, incontrolable para los corazones enamorados.
Manos nerviosas, rodillas imparables, uñas mordidas, era tan solo un poco de la escena que se presenciaba en la iluminada sala de espera, misma que contaba con unas rígidas e incómodas sillas.
Lo inevitable ya había ocurrido, y solo quedaba esperar. Los ojos del pelinegro asustaban a cualquiera, sin contar las oscuras ojeras debajo y el conjunto desaliñado; podría parecer un vagabundo si no fuera por la elegante chamarra de cuero negro que usaba en ese momento.
Dos días seguidos en el hospital.
No dejaba de dar vueltas de un lado al otro, con la esperanza en su pecho. Mareaba a todos con sus repetitivos movimientos llenos de tensión y angustia. Se llevó las manos al cabello, tomándolo con fuerza, y dejándose caer lentamente por la pared en pleno pasillo, escondiendo su rostro entre sus rodillas.
¿Cinco minutos? ¿Una hora? ¿Tal vez seis?
El tiempo ya no importaba, solo el golpeteo de tacones claros sobre las baldosas pálidas, haciendo eco hasta que llegaran con nuevas noticias. Casi inaudibles chillidos de emoción, algunas risas y felicitaciones salieron de un cuarto por el que esperaban cualquier novedad. Sintió una mano sobre su hombro, pero las palabras sonaban tan lejanas a él que se distorsionaban en su mente.
Sabiendo que por primera vez debía dejar de acobardarse, levantó la vista encontrándose con sus conocidos sonriendo, impacientes por entrar a ver.
Pero no.
Se enfocó en unos vacíos ojos azules que, al fin, se dignaban a aparecer. El castaño caminó directo a él, con paso lento y las manos dentro de los bolsillos de sus jeans rasgados. Se detuvo frente a frente.
Dispuesto a hablar, una mujer de uniforme impecable al igual que su sonrisa, se acercó interrumpiendo el momento —Ya nació —les informó antes de desaparecer nuevamente por la misma puerta, ninguno pareció hacerle caso, sumergidos entre ambos
—Escucha...
—¿Cómo está ella? —lo cortó a pesar de que ya se esperaba la respuesta, pero no quería aceptarlo
El castaño suspiró pesadamente —Necesito que...
—¿Que te escuche? —jadeó molesto, negando con la cabeza. Nadie debía de enterarse, y tampoco le quedaban fuerzas para montar un escándalo dentro del lugar. Si lo hacía, era seguro que lo sacarían y no necesitaba eso, de hecho todo lo contrario —Más bien, ¿te estás escuchando tú?
El ojiazul frunció el ceño, frustrado —¿Crees que yo quería esto? —el pelinegro se había cercado peligrosamente a él, formando un puño con parte de la camisa del chico. Al darse cuenta de lo que hacía, lo soltó aún sin separarse
—Me prometiste que cuidarías de ella —murmuró con el dolor palpable en su voz
Las palabras en su garganta se quebraron, igual que las del ojimiel —No pude hacerlo, lo siento.
Les traigo nuevo cap💛 Y eso me recuerdaaaaaaa que ya casi se termina. No saben cuánto me ha encantado escribir esta novela, es de las que más sentimiento les he puesto.
Tambieeeeen las invito a pasarse por mis demás novelas, recién inicié tres (soy un desastre, porque tiempo es lo que menos tengo), pero sé que les gustarán mucho si les dan una oportunidad💗 Son temáticas diferentes: tenemos desde un enamorado masoquista (Y griega), hasta una historia de amor rota (Solo tú y yo, y su segunda parte, Solo yo... ¿y tú dónde?). También Él, yo y un montón de estrellas, si lo que buscas es una conexión galáctica y mágica ¡es perfecta para tu lectura! Por último, y salida del horno hace unos días, Por esta noche, relatada con melancolía y superación. Todas hablan de temas muy importantes
Recuerden votar, comentar y agregar la novela a sus bibliotecas y listas+
Díganme qué les está pareciendo nuestra recta final de Ecos;)
—Su fiel escritora Frida :')
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Ecos »Jos Canela
FanficLuego de aquella noche mágica que no debió de haber ocurrido, Isabela trata de alejarse de su mejor amigo y un auténtico caos, Jos Canela, en un intento de reprimir aquel amor pasional que siente por él. Esto sin contar que el pelinegro está haciend...