Capítulo 25._ No de nuevo*

125 7 0
                                    




CAPÍTULO NUEVO RE-EDICIÓN 2020*

»Isabela



—Isa, ya llegó tu amiga, Marcela —Mariana, la madre de Jos, asomó su cara entreabriendo la puerta. Por mi parte estaba terminando de arreglar mi lacio y esponjoso cabello, hoy había logrado controlarlo

La miré devolviéndole la sonrisa —Gracias, ya casi bajo —ella asintió y se marchó. Di los últimos retoques a mi aspecto y tomé mi bolso, justo antes de salir Marce entró al cuarto

—Mariana me dijo que aún no acababas, y que mejor subiera —murmuró la morena con una tímida sonrisa. Me acerqué a saludarla con un corto beso en la mejilla. Al separarnos olisqueó el aire —¿Por qué huele a borracho? —se quejó esbozando una elegante mueca... de asco

Fruncí el ceño —Yo no huelo nada —dije muy segura, puesto que era cierto, ningún aroma en particular llamaba la atención a mi sentido del olfato; tal vez se lo debía a la pérdida de este por casi la mayor parte de mi vida

—¿Metiste a alguien al cuarto? —arqueó una ceja divertida —¡No lo creo! ¿Vino ese chico, Alexander? —se llevó ambas manos a la boca, sorprendida

Rodé los ojos —Claro que no, ¿cómo se te ocurre? —anoche que llegué a la casa, y continuaba aburrida, le platiqué la extraña historia con el apuesto ojiazul —Además, lo conocí ayer, Marce.

—Existe el amor a primera vista, duh.

—¿Como el de Alonso y tú? —pregunté divertida, oí su risita a mis espaldas mientras me sentaba en la cama

—De hecho, sí —aseguró tomando asiento a mi lado, tomó mis manos entre las suyas. Ladeó la cabeza, con una pequeña sonrisa —De verdad huele a borracho. Pero ¡ese no es el punto! —exclamó casi dando saltitos de felicidad —¡Isabela, hay un chico hermoso y maduro esperando por ti en alguna parte de la ciudad! Seguro sin poder dormir por pensarte. Deja ya en paz a ese pobre Jos, no te merece —cuando ese nombre salió de su boca, recordé que él había estado conmigo, un ¿déja vu?. Ojos inyectados en sangre, mirada desorientada... no, él jamás me fallaría

Él ya te ha fallado.

Eliminé aquel pensamiento —Marce...

—Solo piénsalo ¿sí? —me sugirió encogiéndose de hombre —Jos no tardará en volver a cagarla —no quería perder otra amiga por alguna discusión defendiendo al pelinegro, por lo que dejé pasar su comentario ya que sería inútil decir lo contrario. Salimos del cuarto, asegurándome de cerrarlo bien. Pasamos frente al de Jos, me tentaron las ganas de entrar, pero pronto las deseché por la prisa y por darle su tiempo para descansar


Subimos al coche de Mariana, quien amablemente se ofreció en darnos ride a la biblioteca. Una vez que llegamos en el largo trayecto a ella, bajamos no sin antes agradecer a la mujer de cabello oscuro. No fue sorpresa que la también librería estuviera abierta, antes de mi turno había otros empleados; ese día era diferente, la Señora Ofelia nos había citado a todos a temprana hora. Marce estaba aburrida, habían salido antes de tiempo por el gran partido del día, por lo que prefirió ir a buscar un buen libro con el cual distraerse.

Entramos y una colonia familiar inundó mis fosas nasales, sin tomarle mucha importancia caminé hasta la oficina de mi jefa. Unos toques después, me indicó pasar, era la única que faltaba.

Ecos »Jos CanelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora