Capítulo 15._ El patito feo... y rubio

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»Isabela



Después de ese incómodo momento con Kiara, la chica teñida de varios colores, Alonso y yo regresamos a casa sin poder estar tranquilos. Nada de qué preocuparse acerca del puesto, todo estaba listo y debíamos de volver más tarde para la presentación definitiva. Unas horas antes había recibido un mensaje de Jos diciendo que ya casi llegaría, justamente estaría para el evento.

Vivir en la casa de los Villalpando era realmente raro, no en un mal sentido sino que compartir techo con una familia que no era mía de sangre se sentía extrañamente curioso y de hecho, algo incómodo. Definitivamente pronto debía de buscar otro lugar al que mudarme, donde estuviera completamente a gusto y lo suficientemente en paz para pensar y estar en conexión conmigo misma.

Decidí despejar mi mente tomando la segunda ducha del día, no quería usar algo del todo cargado para la exposición. Por último opté un sencillo vestido y mi maquillaje de diario; el cual era necesario con una base ligera, de dos a tres capas de máscara de pestañas y brillo labial; naturalmente mis cejas y ojos eran lindos, tenía que admitirlo. Mientras Alonso se bañaba me senté en la cama para distraerme con ayuda de mi preciado móvil.

Díganme loca o lo que sea, pero presentía que nada bueno traería este día. Para las seis con diez minutos, el ojiazul y yo ya íbamos camino a la escuela; sus padres llegarían después, por mi parte no tenía a quién esperar. 

Aunque estaba molesta, le deseaba toda la suerte del mundo a papá, esperaba que estuviera en alguna parte del mundo que yo claramente desconocía; tal vez rehaciendo su vida con otra pareja y bebiendo champaña. De lo que estaba segura era en que Andrea, mi hermana mayor, se encontraba estudiando en otro país. A mi pequeña Shei no podía verla, me quedó claro cuando aquella mujer que alguna vez se hizo llamar "mi madre"  me corrió de lo que consideré mi hogar por toda mi vida, ella no quería verme ni en pintura y al fin soltó todas esas palabras hirientes hacia mí que se guardó durante tanto tiempo, quizá años... Pero lo había dicho, me había destrozado de la manera más cruel posible; lo logró, buena jugada mamá.

Era cierto que la persona que alguna vez viste como tu súperhéroe se puede convertir en prácticamente tu enemigo. Mi padre. ¿Dónde quedó esa persona que alguna vez besaba a mi madre sin fingir estar feliz, llegar a casa con ganas de ver a sus hijas y sacarlas a pasear al parque? Aquel hombre ejemplar, honesto y trabajador que amaba a su familia. Comenzaba a pensar que esa persona jamás existió, nunca lo conocí realmente. ¿Y ella, mi madre? Nunca me quiso.

La única persona que me quería y era importante para él, es Jos; me constaba. Y a él también estaba a punto de ahuyentarlo. Lo estaba perdiendo todo. Cuando Alonso aparcó su auto en el estacionamiento del colegio, sequé las pocas lágrimas que brotaron de mis ojos para que no se diera cuenta.


—¿Lista? —me preguntó con una gran sonrisa, tomando mi mano. Intenté devolverle el gesto y sujeté su agarre con firmeza, ahora menos que nunca podía permitirme caer

El chico cerró bien el coche, haciéndome caminar dentro una vez que terminó —Claro —suspiré mirando hacia mis tacones, me agradaba oír su golpeteo contra el suelo ante cada paso que daba

Me hizo detenerme un momento, haciéndome trastabillar un poco ya que iba distraída. Parecía casi imposible lo azules que lucían sus ojos en ese momento, con plena puesta de sol —Oh, vamos. Hoy debes estar feliz, además él está a punto de llegar —y con ayuda de sus dedos, formó una sonrisa con mis labios haciéndome reír

Ecos »Jos CanelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora