Capítulo 17. «Mi novia»

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Me froto un brazo con el otro, sintiendo aún el tacto de ese cabrón. Cierro los ojos y apoyo la cabeza en el cristal de la ventanilla. No puedo evitar sentir un nudo en la garganta. Esta situación ha sido espantosa y horrible. Un hormigueo me recorre la mejilla que antes uno de los tipos abofeteó y un escalofrío cruza mi columna vertebral haciendo que se me erize el vello del brazo que sigo frotando. Me pregunto qué habría sucedido si Harry no hubiese aparecido. Trago saliva costosamente al recordar la expresión de "Derek" mientras pegaba a mi hermano... el semblante del tío que me pegó, la manera con la que el otro se pegaba a mi cuerpo mientras me sujetaba. Mi corazón va a mil y creo que Harry puede oír el cabalgar de mis latidos. Me remuevo incómoda en el asiento tratando de serenarme, mas la agonía me está invadiendo y siento como si el cinturón me apretase cada vez más y el coche se fuese haciendo más pequeñito.

Logro apaciguar a mis demonios y me siento menos sofocada. El camino a casa resulta largo y en lo único que me puedo concentrar es en el pulgar de Harry trazando círculos en la piel de mi mano, la cuál sujeta. Me ha buscado con la mirada pero no he sido capaz de dejarme encontrar. A pesar de encontrarme mejor sigo experimentando cierto hastío como para fingir una sonrisa o un "estoy bien". No he dicho palabra en ningún momento, ni al buscar el coche, ni al subirme en él, ni siquiera en todo lo que llevamos de trayecto.

«Mi novia, mi novia, mi novia, mi novia...» sus palabras se repiten incansables en mi cabeza como un dichoso eco. «Mi novia, mi novia, mi novia...» Sé que no iba a decir: "¿Ves a esa chica? Pues es la chica que me gusta pero que no acepta ser mi novia, aunque no se lo haya pedido, además de que está loca y tiene afenfosfobia, que no la puedo tocar, vamos." Pero algo en mi interior me dice: «Obviamente no habría dicho eso, pero, ¿era necesario decir que eras su novia?» Y es esa la respuesta que necesito, ¿era necesario?

-¿Querrás que te dejemos en casa, Harry? Es tarde.

-La verdad es que me gustaría despedirme de Hessa. -con eso quiere decir que prefiere que vayamos a casa directamente. «A casa.» Qué mal sienta referirme a ese edificio como un hogar. Mas mi hermano no desiste.

-No te preocupes, te dejaremos en tu casa y podrás despedirte de ella tooooodo lo que quieras. Pero las manos dónde yo las vea. -bromea y me veo obligada a soltar una risa forzada. Dustin sigue las indicaciones que Harry le va diciendo y llegamos a su casa. Bajamos del coche y le sigo hasta subir las escaleras del porche.

-Así que aquí es dónde trazas tus planes para acosarme, ¿no?

-Sí, hogar dulce hogar. -dice encogiéndose de hombros con las manos en los bolsillos. Entonces mi cuerpo me susurra en voz muy bajita que anhela su tacto. -A tu hermano le ha parecido guay, pero, ¿qué piensas tú de lo de hoy? -me encojo de hombros. Pienso que esto me ha hecho volver atrás. A cuando las palizas eran cada vez peores y más frecuentes, a sentir miedo por Dustin y ahora por ti. A llorar desconsoladamente y todo ello sumado a que un desconocido me esté tocando. Realmente creo que revivir algo así una vez más me mataría.

Pero en lugar de decirle todo lo que pienso me limito a contestar intentando añadir algo de humor a la situación.

-Mi paraguas ha quedado irreconocible. -pero eso no surte efecto.

-Hessa. -me rependre, veo que quiere la verdad. -Deseo que seas sincera conmigo, eres muy impredecible y no sé qué es lo que ronda tu cabeza, así que por favor, intenta comunicarte más conmigo. -suspiro derrocada, lo intentaré.

-Hoy he sentido pánico al ver a mi hermano así, me ha recordado a una de las tantas y malísimas experiencias que viví cuando era pequeña. He sentido la impotencia en mi cuerpo al darme cuenta de que una vez más estaba atada de pies y manos. Por cada centímetro de la mano de ese malnacido que ocupaba mi cuerpo yo sentía como si un puñal se clavase en mí... -me callo mas él también lo hace, así que me animo a proseguir. -No sólo temí por mi hermano o por mí, temí por ti, Harry. -sus ojos se llenan de ternura y casi puedo percibir que el sentimiento es mutuo. Se humedece los labios y acaricia mi mejilla. Deseo llorar, deshacer ese nudo que abrasa mi garganta pero no, no con Dustin tan cerca.

-Hessa, ¿qué sientes cuando te toco? -me encojo de hombros. -¿Asco?, ¿desazón?, ¿ternura?, ¿necesidad?, ¿cariño?... -menciona algunos adjetivos más pero niego hasta que doy con el idóneo.

-Protección. Me siento segura bajo tus brazos, pese a que tan sólo te abrazase una vez. En cambio cuando otra persona me toca es cómo si...

-¿Te quemase la piel? -sugiere él. Asiento y continúo:

-Pero por algún motivo que ignoro, mi cuerpo no rechaza tu tacto y tus caricias. Y si te soy del todo sincera, ahora más que nunca necesito tenerte cerca. -me mira, sus ojos brillan y deseo saber qué pasa por su cabeza. Entonces me veo sorprendida al ver cómo Harry con la misma cautela de siempre me rodea con sus brazos. Cierro los ojos, la oscuridad desea salir pero otra parte de mi cuerpo cada vez más poderosa cuando me hallo con Harry, la combate y envía de vuelta a sus sombras y a la penumbra en la que vive. Le rodeo el cuello y estrecho con más fuerza. Esta vez soy yo la que no desea que el abrazo acabe jamás. Pero como los cuentos en los que al final comen perdices sin que nadie los moleste no existen, mi hermano hace sonar el cláxon y nos vemos obligados a separarnos ya. Le miro a los ojos, arrullada por tanto amor. Y aunque sonríe soy incapaz de devolverle la sonrisa, mas puedo notar cómo él ha visto la felicidad reflejada en mis ojos.

-Buenas noches, Hessa. -sostengo su mejilla con mi mano izquirda y me acerco a su rostro lentamente.

-Buenas noches, Harry. -le doy un beso en la mejilla derecha y regreso al coche dónde una risita por parte de mi hermano me da la bienvenida.

Dios, por favor, que nadie me reproche ésto, pero hace dos días que no veo a Harry ni sé nada de él y lo echo... de menos, ya lo he dicho. Me he acostumbrado a verle cada día, a su presencia allá por dónde vaya, a que, queriendo o no, me haga reír y sentir como si no tuviese un pasado oscuro. En definitiva: me he acostumbrado a él.

Mientras preparo las cosas me pregunto si Dustin ya lo ha planeado todo. Tenemos una tradición: cinco días antes de Navidad nos montamos en el coche con una mochila con menos de quince prendas y conducimos hasta que es el destino el que nos lleva a un lugar diferente en el que celebrar a nuestra manera la Navidad. El año pasado estuvimos en la Isla de Pórtland, el anterior salimos una semana antes y casi llegamos a Escocia, hace tres años estuvimos en Gales y cuando iniciamos la tradición, hace cuatro, lo que hicimos fue coger un avión y hacer de guiris en España. Fue todo un show pasar la Navidad en Barcelona. Pienso en qué nos deparará esta vez pero mis fantasías se ven truncadas cuando mi hermano llama tímidamente a mi dormitorio. Su expresión no deja ver ni emoción, ni felicidad, ni ganas de empezar el nuevo viaje, no transluce nada.

-Eh, Dustin, ya tengo la maleta, ¿a qué hora salimos?

-Verás, Hessa... Que sepas que cobraré el doble y por adelantado y...

-Dustin, suéltalo...

-Me han cambiado el turno, sabes que el restaurante va a las mil maravillas pero están rodando algunas cabezas y... Debo trabajar la noche de Navidad. En cualquier caso puedes venir y yo podré escabullirme y estar algo de rato contigo...

-¿Y año nuevo?

-Año nuevo lo trabajará Maddison. Yo estaré libre y podremos cambiar el viaje para entonces, ¿qué te parece? -me encojo de hombros, dejando ver la frivolidad que siempre «desde los doce...» ha reinado en mí. -Lo siento, Hessa. -niego con la cabeza, sé que esto para él no supone unas vaciones en Barbados así que lo último que quiero es que se sienta mal, tan sólo deseo que esa noche esté lo suficientemente ocupado como para no pensar en ello.

Decido dar una vuelta y harta de ver lo mismo regreso a la casa. En la puerta algo que no veo bien está apoyado en ella. Me acerco y suelto una carcajada al ver un paraguas idéntico al que Harry destrozó.

5- Llueva o haga sol, sonríe, no prives al mundo de su luz.

H.

Sonrío y entonces mi mente recuerda el sueño en el que compartía la Navidad con Harry. ¿Cómo sería una fiesta tan especial a su lado?


Eternal ▴ H. S [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora