Capítulo 53. Eternal || Final

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Camino insegura de su mano, sintiendo el suelo hundirse bajo mis pies. Contemplo por última vez el mirador, ligeramente iluminado por la inmensidad de las estrellas. Oigo el suave susurro del mar, que murmura adiós a cada instante.

Adiós Holmes Chapel, adiós.

Todo mi interior tiembla, me siento tremendamente inestable, la emoción de lo desconocido contrarresta en una mínima parte la pena en la que sigo inmersa. Está conmigo, Harry sigue aquí, pero, ¿qué será de nosotros? Le juré intentarlo y pienso cumplir mi promesa, pero, ¿funcionará de verdad? ¿Seremos capaces de sacar adelante ésto? En mi maleta de los recuerdos me llevo aquel día en el que me confesó todo lo que sentía, aquella noche en la que dormí y amanecí junto a él, esa tarde en la que bailamos bajo la lluvia. Me llevo conmigo tantos recuerdos que no creo que mi alma pueda soportarlo. Me obliga a mirarle y en sus ojos: el reflejo de los míos.

-Sé que es difícil, y que no nos acostumbraremos del todo, pero no pienso tirar la toalla. Y no pienso hacerlo porque te quiero, Hessa, y quiero pasar el resto de mi vida contigo. -sonrío levemente, y consternada por todos los sentimientos que rezumaban cada una de sus palabras, me entrego a él. Le beso y fundiéndonos en un abrazo del que no quiero separarme jamás, le susurro muy bajito al oído que no quiero volver a sentir ésto si no es con él.


Un escalofrío recorre mi columna y me arrellano más en la gruesa manta.

-¿Hessa? -su voz me sorprende, pensé que estaría dormido. -¿No puedes dormir? -niego con la cabeza y girándome descubro, gracias a un haz de luz que se cuela por la persiana y que incide sobre su cara, que está mirándome. La expresión tranquila, pero la mirada preocupada. -Todo ésto es una mierda, lo sé. -profiero un largo suspiro que rebota en las cuatro paredes de la desierta habitación. -¿Qué es lo que realmente te preocupa? -Ay, cariño, incluso si comenzase ahora perdería el avión. ¿Cuál de todas mis preocupaciones le cuento? ¿La del miedo a que ésto no funcione? ¿La de que no sé qué coño me voy a encontrar en Nueva York? ¿O mejor esa en la que sigo en ascuas respecto a la existencia de Drew? -Vamos, Hessa. -insiste. Cierro los ojos dispuesta a contarle mi verdadera preocupación.

-Me preocupa que llegue esa chica por la que verdaderamente pierdas la cabeza, Harry. Sé que me quieres, joder, claro que lo sé. Pero sigo sin creer que sea yo tu alma gemela. En mi fuero interno sé que existe alguien mejor que yo, esperando poder hacerte feliz. Y temo que llegue justo cuando yo me haya ido. Temo perderte para siempre, Harry. -rodea mi cuerpo con un brazo pegándome a su pecho, y mientras flexiona el codo izquierdo y lo pone bajo su cabeza, traza círculos sobre mi hombro con el pulgar.

-¿Crees que nunca he pensado lo mismo? Joder, Hessa, ¿crees que de los dos el normal soy yo? Por muchas mierdas que te hayan pasado, eres increíble. En tu lugar me habría vuelto loco, pero tú no, tú sigues cuerda y maravillosa. Yo también me niego a aceptar que sea el indicado para ti, muchas son las veces que pienso en mandarlo todo a la mierda, para no hacerte sufrir y que seas feliz, pero confío en ti, te creo cuando dices que eres feliz conmigo. Y lo hago porque lo veo en tus ojos, Hessa. Porque veo el puto brillo de película que aparece en los míos, y es por eso, por lo que me considero capaz de hacerte feliz, a pesar de que tantas veces me invada el temor por perderte o porque encuentres a esa persona. - Pensando mi respuesta me da un beso en la cabeza y susurrando un "buenas noches" me hace saber que es hora de dormir, y que para lo que me acaba de decir, no es necesaria ninguna palabra en contestación.


Pisando mis ojeras me dirijo hasta la cocina y bebiendo algo de agua vuelvo al dormitorio. La madrugada ha caído, las estrellas brillan, pero de manera apagada. Es cómo si ellas también estuviesen tristes por mi marcha a Nueva York. Me tumbo y contemplo su expresión serena. Sus delineados labios..., entonces a mi mente acude aquel momento en el que el muy idiota se burló de mí el primer día de clases. «No puedo abrir mi taquilla.» Dijo simplemente. Formo una amarga sonrisa mientras sigo observando cada centímetro de su piel. ¿Qué será de la fría de Hessa Delevingne sin el ardiente Harry Saunders? Sus ojos... Cuánto de menos echaré sus verdes y abrasantes ojos... Cada momento junto a Harry me ha ido dejando expuesta para alguna situación así. Derribó mis muros, desmoronó mi vida..., o más bien... la reconstruyó. Cada pedacito roto fue unido por sus hábiles manos y su cándida sonrisa de ángel guardián. La noche como un manto oscurece el color de sus mejillas. ¿Cuándo volveré a besarlas? ¿Cuándo besará el las mías? De sus labios escapa un ronroneo como si de un suspiro se tratase. Mi salvador, mi gran y único amor. ¿Cómo cambia todo en menos de un año? ¿Qué clase de macabra broma es ésta a la que llaman amor? Sin dejar de pensar en tantas cosas poso mi índice en su hoyuelo izquierdo. Y riéndome bajito me doy cuenta de lo mala persona que soy por incordiarle así.

Eternal ▴ H. S [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora