Capítulo 18. Fiestera afenfosfóbica

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Así pues con ganas de llorar y todo me siento en el sofá frente a la mesita plegable que contiene mi cena: ensalada de pollo y un refresco, de postre un yogurt de arándanos. No echan nada más que palabras llenas de ternura por parte de presentadores en fiestas absurdas televisadas. Decido ver qué películas hay en el disco duro y me decanto por Si decido quedarme. Me da tantísima pena Adam, y aunque he visto mil veces la película siempre repito en mi mente éso de "quédate Mia, quédate...»

Noto algo vibrando sobre la mesa, más bien lo oigo. Intento a callarlo pero no hay manera. De mal humor abro los ojos y en la mesita plegable la luz de mi móvil indica que me llaman. Lo cojo rápidamente temiendo que tenga que ver con Dustin pero la voz ahogada por música de Blaire me grita en la otra línea. Tan sólo oigo palabras sueltas; «fiesta», «ya» y una dirección. Después de eso la comunicación se corta. Una fiesta. Yo. Que soy afenfosfóbica... Creo que eso es del todo imposible.

Hacia la una mi mente es incapaz de dormir, sino me asalta lo de la fiesta,es lo de Dustin y su dichoso trabajo, cuando logro apartar esos pensamientos pienso en Harry. Cuando no es Harry es lo de «mi novia». Suelto un largo suspiro que apuesto lo que sea que se ha podido escuchar en la otra punta de la casa.

-A tomar por culo. -suelto levantándome a alguien, imagino, invisible. Abro el armario, ¿qué se pone una para una fiesta de Navidad?

Ataviada con un vestido, que sinceramente jamás pensé que llegaría a usar, negro a la altura de las rodillas y motivos casi invisibles en la bonita tela recorro el apretadísimo lugar con mis tacones dorados, otra cosa que tengo por tener, en busca de Blaire. Llego hasta la barra, los bares no me inspiran demasiada confianza y por ello observo cada movimiento que realiza el camarero para servir mi Coca-cola. Lo cojo y voy a pagar.

-Invita la casa preciosa, estamos en Navidad. -le observo y sonrío, no tendrá más de veinte, unos ojos oscuros profundos y aterradores, el pelo castaño ligeramente peinado y una corbata blanca con motivos navideños. Me río y me voy de la barra. Sigo buscando a Blaire pero mi búsqueda se va al traste cuando doy con Gemma. Al verla a ella supongo que Harry anda cerca así que me acerco y le pregunto.

-¡Gemma! ¿Estás sola? -ella achispada sonríe y va a abrazarme pero me separo al instante.

-Mi hermaaaaano... vendrá, creou. -le entra la risa tonta. Uy ésta como va... Mil maripositas salen de no sé dónde y comienzan a revolotear dentro de mí. ¿Lo voy a ver? Después de mucho, para mí, tiempo... ¿Cómo será? Me sonrojo y sigo dando vueltas por el antro en busca de Harry, de Blaire o de los dos. Las mariposas cada vez más tranquilas resurjen con fuerza cuando veo esas espaldas anchas que hacen que su camisa se ciña más a su cuerpo, ese pelo ondulado suelto que apenas roza los hombros. Sonrío, le pego un trago al coca-cola intacto y tímidamente me voy acercando.

El vaso se me resbala de las manos.

Harry... ¿con otra?

Siento que me falta el aire, e intento desaparecer de allí. Cada vez puedo respirar menos y en mi interior las mariposas mueren una a una. La imagen de Harry besando a esa rubia... ¿Y si era la Barbie Malibú? Mi mundo se desploma y quiero hacerlo con él pero no puedo. Por fin me veo fuera en la salida respirando el aire y sintiendo el fresco en mi piel. Una mano rodea la mía y al no sentir esa oscuridad sé quién es. Me giro y le contemplo.

-Hessa. -sonríe. -No sabía que fueses a venir. -en su voz no percibo sorpresa ni miedo a ser descubierto, tan sólo simple alegría por verme. ¿Cómo tiene los cojones de hacerme ésto? Le miro asqueada y Dios el pecho me duele tanto... Me giro y veo a Niall. En un libro leí como la protagonista para dar a probar de su propia medicina al protagonista besó al primero que vio, y sin duda me parecería una idea muy atractiva de no ser por mi afenfosfobia y de que mi primer beso no será con Niall... «Quiero que sea con Harry...» Sh, a callar. -¿Estás bien? -me muerdo el labio y mi mano actúa por mí sóla pegándole una bofetada. Se frota la mejilla dolorida. -¡Estás chalada! -grita. Lo miro a los ojos y al enfado se lo come elarrepentimiento seguido de la consternación.

-Te odio Harry Saunders. Te odio con toda mi alma. -me permito echarle una última hojeada a sus infinitos ojos verdes y me doy la vuelta.


Eternal ▴ H. S [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora