Eternal ▴ H. S [EDITANDO]

Capítulo 22. No siempre arriesgando se pierde

«El que no arriesga no gana, el que no arriesga no gana, el que no arriesga no gana...»

-¡Detenga el autobús! -el conductor frena con la misma brusquedad de antes y me bajo. Efectivamente hay gente por la calle. -¡Adonis! -él se gira con las manos en los bolsillos. Sonríe y se acerca a mí.

-Pensé que tenías miedo de que pudiese hacerte de todo contra tu voluntad. -le miro con el cejo fruncido. ¡A que me voy...! Él se acerca lentamente a mi oído y siento la tentación de apartarme pero la curiosidad me puede, percibiendo su cálido aliento en mi oreja dice con voz melosa: -Pero créeme, puedo lograr que seas tú la que me pida que te haga de todo. -un rubor cubre mi cara. Madre mía éste va a saco y por alguna razón no me importa.

-Adonis eres un...

-Por favor, nena, llámame As.

-¿As?

-As de «Absolutamente sexy», nena. -dice con notable, y no fingido, egocentrismo.

-Deja de llamarme nena, y por favor, controla ese ego en mi presencia. -replico con una sonrisita. Avanzamos unos pasos y se para frente a una casita que tiene tejas marrones en el techo y la fachada es celeste.

-Acogedora. -digo mirándole. -Y perfecta como tapadera de una mafia rusa que se dedica al tráfico de órganos en el mercado negro. -enarca una ceja.

-Puedes esperar aquí o puedes entrar, cómo tú quieras. -le sostengo la mirada, ¿entro? No, sería demasiado insensato hasta para mí, que estoy loca. Se encoge de hombros y comienza a andar en dirección a la puerta principal: -Si se hace de noche, no he salido y te secuestran, no cuentes con que ha sido culpa de mi mafia. -dice arrancándome otra risita. ¿Qué tiene éste tío que no para de hacerme reír? Entra en la casa y me quedo allí en medio, en un vecindario rodeado de ancianitos, niños jugando con triciclos y embarazadas felices. Madre mía, ésto parece un anuncio de una inmobiliaria: «Casas en el mejor vecindario de todo Holmes Chapel, ancianos dándole de comer a las palomas, niños jugando sin problemas por la calle, y parejas felizmente casadas que se instalan en su próximo nidito de amor, olviden a esa loca de los unicornios en la camiseta, es más, olvídenos a nosotros también, ¡no existimos!» Hostia. Qué mal estoy. Corro a la puerta y llamo tímidamente con los nudillos.

-¿Sí? -oigo a través de una vocecilla inocente y claramente de niña pequeña.

-Soy Hess, una amiga de As.

-¿As?

-Adonis. -abren la puerta con cautela y la niña, a la que saco tres cabezas, me mira de arriba abajo.

-¡Tío Adonis, aquí preguntan por ti! -grita sin apartar la vista de mí. La puerta se abre completamente y As me mira con suficiencia. Pongo los ojos en blanco y entro. -Yo soy Hillary, pero me puedes llamar Hill. -se presenta ella. Le sonrío y se va. Observo la casa que parece muy ajetreada y detrás de As llego al salón en el que veo en un butacón a un señor mayor, en un sofá dos hombres con Hillary en el regazo y en otro sofá está sentada una señora mayor, inconscientemente me acuerdo de Mabel, una muchacha no más mayor que yo y un adolescente de unos quince. Más al lado de la muchacha un carrito y supongo que es la hermana de As. Dios qué vergüenza estoy pasando, todos me escrutan con la mirada y me ruborizo al imaginar qué estarán pensando de mí y de mis unicornios.

-Eh, familia, esta es Hessa.

-Hess. -corrijo. Hillary entusiasmada se pone de pie y me dice:

-Yo te los presento. Ese de ahí es mi abuelo: Derek. -el padre de As. -Los tortolitos son mis papás, Matthew pero dile Matt y Frank. -¿quién de los dos será el hermano de As? -Esa es la abuela Karen. Aunque no es mi abuela de verdad yo la quiero igual o más. -en los ojos de la abuelastra brilla la ternura, aunque quizá Hill es adoptada y por eso no es su abuela biológica, como sus padres son homosexuales... -Esa tan guapa de ahí es mi hermana Brangelina y su bebé Pitt. -otra sobrina de As y su hijo, ¿qué es Pitt de Adonis? -Por último el niñato -y saca la lengua al niño. -Es mi medio-hermano y el hijo, no biológico, de Mitchelle, Jess. -¿Mitchelle?