Capítulo 6

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- un gusto conocerla al fin- saluda tendiéndome la mano, un tanto confusa lo acepto.

Se lo lleva a su labios y deposita un dulce beso, alto, cabello negro, cejas gruesas, piel ligeramente bronceada, pestañas largas, ojos grandes y marrones oscuros, labios de color rosa palo, parece como si se lo hubiese pintado, barba perfectamente cortada, figura esbelta, viste con un esmoquin negro hecho a medida, la pajarita negra y camisa blanca, tiene ese aire y acento latino que destaca de la familia Camacho.

- un gusto señor Camacho - lo saludo con la educación que no me inculcaron.

Lentamente alejo mi mano de la suya, ya que aún me tiene cogida y eso extrañamente me incomoda.

- llámame Pablo, reina- dice con voz seductora.

Gracias a Flor he aprendido que los latinos suelen ser muy buenos seductores y no dudo de eso, Pablo me regala una hermosa sonrisa enseñándome su perfecta dentadura.

- Hoax!.

Una potente voz hace que desvíe la vista de esos penetrantes ojos oscuros y los clave en unos azules claros, su ceño fruncido y sus puños apretados me indican que no está nada contento lo cual no es una buena noticia, de hecho es horrible, se para a centímetros de mi y con la mirada me exige que lo siga, en silencio lo hago, alto, cabello castaño claro y corto, espalda ancha, esbelto, en ningún momento se voltea a ver si lo sigo, aunque supongo que el sonido que hace el tacón al chocar con el piso le confirma que voy detrás de él, subimos unas escaleras, doblamos a la derecha y al final del pasillo se encuentra su despacho.

En silencio entramos, se sienta en el enorme sillón detrás de su escritorio mientras que yo me quedo de pié frente a él, abre un cajón, saca un folio y me lo tiende, lo cojo, es una captura de pantalla de unas de esas redes sociales donde personas pueden subir fotos o vídeo y la empresa que creó la pagina le envía una ridícula cantidad de dinero por simples fotos comprometedoras de celebridades y para mi desgracia ahí estoy yo justo en el momento en el que Karim me pone las esposas y hay otra donde los tres hombres me apuntan con su pistola.

- que es eso?- pregunta con voz dura.

La primera imagen ha tenido que ocurrir en la planta donde se encuentra mi bufete ya que eso ocurrió dentro de mi despacho, lo que significa que uno de los que trabaja para mi se ha encargado divulgar esa imagen en las redes sociales.

- la única razón por la que aún trabajas para mí es porque eres buena en lo que haces - dice seriamente.

Nuestra relación se basa estrictamente en lo profesional, porque de ser en lo personal, él y yo nos mataríamos mutuamente, no se la razón exacta de eso, pero para mantener una falsa apariencia con la prensa estoy obligada a ir a cualquier evento social que él organice.

- lo sé - me limito a responder.

Nos miramos fijamente, ambos nos negamos a perder nuestra batalla de miradas, azules contra verdes.

- no piensas decirme el por qué de esas imágenes?- pregunta enarcando una ceja.

Esbozo una sonrisa incrédula, si enserio pensó que le iba a responder significa que no es tan inteligente como muchos creen.

- señor Carter, lo que haga o deje de hacer fuera de ésta oficina es asunto mío - respondo educadamente pero con firmeza.

Sin esperar respuesta, dejo caer el folio sobre la mesa y me voy donde los invitados empiezan a degustar el buen sabor del vino que Maicol Carter guarda en su bodega personal. Alguna música clásica se escucha por los altavoces instalados en cada esquina del lugar, el ambiente es tranquilo, las personas clarlan entre sí, todos con ese aire refinado, con caros trajes y millonarias joyas.

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