Capítulo 11

7.4K 538 16
                                    

Después de mas de tres horas encerrados en éstas cuatros paredes había conseguido confundir al juez, a los jurado e incluso al abogado acusador y al padre de Julio, ninguno pensaba que en realidad el mató o no a Julio, Byron se muestra visiblemente satisfecho y yo solo puedo pensar en mi madre y en lo traicionado que se sentirá Darío, todo me tiene que salir mal, siempre es así.

Los seguratas nos ordenaron ponernos en pié para recibir nuevamente al juez y recibir el veredicto final, ya se cual es y Byron también pues mordía su labio inferior fingiendo nerviosismo cuando lo que de verdad quiere hacer es sonreír victorioso, y yo....bueno, yo me siento como una vil traidora, el final está cantado, la sonrisa que me regala una del jurado no hace mas que confirmármelo.

- no hay nada mas que decir sobre éste caso salvo que el acusado se declara inocente, eso demuestra que existen abogados capaces de defender inocentes- sorprendentemente me elogia.

Fuerzo una sonrisa y con su martillo golpea su mesa dando por terminado el juicio, Byron hace amago de abrazarme totalmente feliz pero no le dejo, la próxima vez que lo acusen de algo, porque estoy segura que lo hará, no aceptaré el caso, suelto una maldición.

- quiero ver la otra mitad ingresado en mi cuenta ésta noche- gruño malhumorada y salgo como alma que lleva el diablo.

Jamás pensé que ganar se sentiría tan mal, aguanto cada felicitación que las personas me lanzan en mi camino al cuarto de baño, me encierro en un cubículo y me repito una y otra vez que ésto lo hago por mi madre, solo por ella, y que está bien hacerlo porque es por una buena causa. Tras unos largos cinco minutos decido salir, me mojo la nuca y salgo donde la prensa ya nos espera seguramente para preguntarme como conseguí exculparlo de cualquier cargo cuando todo indicaba que iba a perder.

- que alegría verte Darío, te alegrará saber que salí libre.

Escucho la voz burlesca de Byron, mi respiración se empieza a acelerar, no esperaba tener que enfrentarlo tan pronto, el no tenía que estar aquí.

Decido doblar el pasillo donde se encuentran esos dos hombres, Darío al parecer me oyó pues detuvo su puño a centímetros de la cara de Byron.

- gracias a Dios que te encuentro, necesito hablar contigo.

Inevitablemente mi voz se rompe, cojo su mano y lo alejo de Byron antes que él se lo cuente de la peor forma, salimos por la parte trasera y le pido que me lleve donde aparcó su moto, lucho para que mis lágrimas no me traicionen, Darío está preocupado y conduce con rapidez, en cuestión de minutos ya estamos frente a su casa, paseo por la sala en círculos sin saber como empezar mi confesión.

- te mentí.

Si ceño se frunce, me siento en la pequeña mesa del centro de la sala frente a él, cojo su mano entre las mías sabiendo que quizás ésta vez será la última vez que pueda sostenerlo así.

- yo no iba a hacerlo, lo juro, iba a dejarlo, abandonarlo, lo iba a hacer por ti - en éste punto las lágrimas ya empiezan a caer como ríos y parece que ya se imagina lo que le voy a decir pues su mirada se oscurece, mas no retira su mano de la mía - pero entonces la maldita doctora me llamó y me dijo que mi mama tiene una extraña enfermedad....y-ya no recuerdo como se llama y la cura cuesta demasiado y el dinero no me alcanza y yo no puedo dejarla simplemente morir, no como lo hice con mi hermana así que tuve hacerlo.

Apoyo mi frente sobre nuestras manos y dejo que las lágrimas fluyan con libertad, no lo va a entender, su mirada me lo dice todo, su mano ya no apreta la mía, puedo oír como su respiración cambia.

- Freya, qué hiciste?- pregunta.

Solo me llama por mi nombre cuando está enfadado y después de que se lo diga tendré suerte si no me echa a patadas de su casa.

DangerousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora