Capítulo 14

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Su azul mirada me escanea de arriba abajo, Karim está detrás de él y se que él lo llamó, la verdad no se porqué lo hizo, fue una mala idea.

- tu y yo no tenemos nada de que hablar, ya todo fue dicho - respondo siguiendo mi camino.

Su mano se cierra al rededor de mi brazo impidiendo que siga caminando, odio que hagan eso, ésta vez Sasha gruñe en su dirección.

- siento lo de anoche, no quise perjudicarte tanto como lo hice - se disculpa sin mirarme.

De un tirón me deshago de su agarre, lo fulmino con la mirada y con la sonrisa ladeada niego con la cabeza.

- si querías hacerlo, quieres verme hundida en la miseria, lo conseguiste, felicidades - aplaudo dramáticamente ocultando mi rabia hacia él - yo solo quería sacarte de la oscuridad en la que te encontrabas pero me arrastraste contigo, la diferencia es que tu no pierdes nada y yo lo pierdo todo.

Lo dejo ahí pensando en mis palabras y me voy, no tengo nada que hacer aquí, si no encuentro un trabajo y un lugar donde vivir, no tendré mas opción que volver con mi padre, hacer lo que él siempre quiso, pero es que mi madre necesita ese dinero y no me voy a arrastrar más de lo que ya lo hice con la familia Carter ni con ninguna otra.

- Freya, lo hiciste- me detengo ante las palabras de Darío - me sacaste de la oscuridad, de mi tonta sed de venganza, iluminaste mi obscuridad con tu presencia, tu sonrisa todo de ti es luz...no te apagues - dice acercándose.

Instintivamente, a un paso que da, yo doy otro hacia atrás, alejándome de él, el no lo entiende, acabó conmigo, no tengo nada que hacer, en el banco ya no hay ni un dolar, en efectivo tengo lo justo para un apartamento en un barrio de mala muerte, todo se me viene encima, desesperación, arrepentimiento....oscuridad, todo y no se qué hacer.

- no lo entiendes, yo ya me apagué- murmuro con una media sonrisa - estoy acabada, hundida y no te culpo, la culpa la tengo yo por enamorarme de ti, sabía que eras peligroso pero simplemente ignoré mis instintos de supervivencia y le hice caso a mi corazón - levanto la vista y los clavo en los suyos, sus orbes azules me miran con arrepentimiento - me alegro que hayas salido del infierno que creaste, sé feliz, a Sarah le hubiera gustado que rehagas tu vida con una buena mujer.

Trago el nudo en mi garganta y empiezo a caminar nuevamente, ésto es mas difícil de lo que imaginé, supongo que el primer amor es así, doloroso y mas aún cuando falla, destructivo pero la culpa es mía, como siempre.

- yo ya encontré esa mujer- dice.

Ésta vez no me detengo, sigo caminando fingiendo que no lo he oído, mi corazón duele, mis ojos me arden, mis lágrimas son como ácido puro pero no las dejo salir.

De repente un mercedes se para enfrente de mi, no hace falta ni que baje la ventanilla para saber quien és, miro el cristal polarizado segura de que detrás de éstos hay unos orbes grises mirándome con frialdad y una sonrisa victoriosa en su viejo rostro, la puerta trasera se abre incitándome a pasar, tal y como pensaba mi padre me mira con una sonrisa, palmea el asiento a su lado ordenándome que me siente a su lado.

- Freya no lo hagas.

Giro mi cuerpo lo suficiente como para poder verlo bien, guardar su imagen en el espacio mas recóndito de mi cerebro, su cabello castaño claro recogido en ese moño mal hecho en lo alto de su cabeza, sus ojos tan azules como el mismísimo cielo, cejas oscuras, pestañas largas y rizadas, nariz ni grande ni pequeña, simplemente perfecta, barba perfectamente recortada al rededor de su delgados pero carnosos labios, barbilla semi cuadrada, 1,85m de estatura, músculos gruesos y bien definidos, nunca nos dijimos "te amo" pero los dos sabíamos que lo sentíamos, su mirada, la forma de preocuparse por mí lo decía, porque al fin y al cabo las palabras nunca valen nada, lo que de verdad cuenta son lo hechos.

DangerousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora