Imposiblemente posible [Príncipe Harry fanfic]

Capitulo 11

Ese día me desperté por mí misma, me puse unos jeans pitillo color bordó, una remera negra con un cuello blanco redondeado, mis ballerinas negras con el estampado de un gatito de Charlotte Olympia, un brazalete con soles y lunas, un reloj completamente negro que me había regalado Benedicto para mi cumpleaños número 22 antes de venir a Inglaterra, aros con forma de perlas negras y una campera de media estación puesto que el otoño estaba por acabar y el clima se pone más que frio.

Harry y yo desayunamos solos, y yo me había despedido de su familia la noche anterior. Los cridados cargaron nuestras cosas en el auto, puesto que él también volvía a Londres ya que tenía compromisos que debía cumplir.

Durante el viaje le platiqué sobre lo bien que lo había pasado y cuán feliz estaba de haber conocido a su familia, él estaba muy contento de oír todo eso pero lo confronté, tuve que hablar con él lo que había hablado con Kate.

Yo: ¿Tú crees que tenemos futuro? -Pregunté mirando por la ventanilla del auto-

Harry: ¿Qué pregunta es esa?

Yo: Estoy preguntándote si consideras que nuestra relación podría avanzar, llevamos tres meses conociéndonos...

Harry: ¿Y tú quieres ir a un nivel más formal?

Yo: No, la verdad no estoy hablando de formalidades ahora

Harry: No comprendo entonces

Yo: ¿Qué pasará en tres meses?

Harry: No lo sé, yo solo sé que el próximo mes iré un mes completo en una gira por Canadá y Estados Unidos

Yo: ¿Tu sí sabes lo que ocurrirá en 3 meses verdad?

Harry: Hmmm ¿refréscame la memoria?

Yo: Volveré a Argentina

Ambos quedamos en silencio, yo esperaba que él me rogase que me quedase con él, que me amaba y todas esas cosas que pasan en las películas, pero esa no fue su reacción.

Harry: Vale, eres una persona libre ¿verdad? No puedo retenerte.

Asentí con la cabeza y mi corazón se rompió en cientos de pedazos, no emití palabra alguna el resto del viaje.

Cuando llegamos al college el bajó mi maleta y ni siquiera atiné a ayudarlo, estafa furiosa y dolida. Tomé mi teléfono y solamente enviaba mensajes a mi familia, preguntando como estaban las cosas en casa y todo, ni siquiera emití palabra alguna.

Llegamos a mi habitación y dejó mis maletas ¡esa jodida habitación se veía más pequeña aún por estar todo este fin de semana en la habitación de un castillo! Luego de depositar mis maletas en el suelo se acercó a mí en busca de un premio, un beso, una caricia o algo pero yo solo corrí mi rostro y él enojado también, se marchó.