La vida en Birkhall era un sueño, Escocia en sí era mi sueño. La vida en nuestra mansión escocesa era muy tranquila, yo no debía estar continuamente preocupada por los paparazis, mis primos vinieron a visitarnos por algunos días, luego mis padres y así un sinfín de amigos y familiares que pasaban por nuestro hogar y que yo disfrutaba de brindarles hospitalidad, pero Harry no tanto.
Él prefería una vida más tranquila, su vida entera había sido muy vertiginosa por lo que finalmente quería una "vida normal", pero yo tenía el presentimiento de que una "vida normal" nos aburriría a ambos y con 24 años, sin un trabajo de tiempo completo y en un continente distinto al de mi familia recibir invitados me mantenía ocupada.
Luego de un mes y medio viviendo en Birkhall Harry y yo volvimos a Londres para llevar a cabo algunos compromisos que teníamos, trabajar con nuestro papeleo, ver nuestro apartamento y visitar a Philip.
Llegamos un lunes por la tarde, tomamos el té solos en la cottage y nos dispusimos a ver nuestro apartamento. Todo marchaba de maravillas, había detalles que debíamos corregir, y cosas que dejar en claro pero fuera de eso nuestro apartamento estaba irreconocible, era maravilloso.
La primer noche en la cottage, luego de nuestra rutina habitual en la habitación, Harry comentó que quería reducir la cantidad de visitas que recibíamos en Birkhall a las mínimas e indispensables, él dijo que debíamos disfrutar al menos de nuestros primeros años juntos, que debíamos disfrutar de la libertad que teníamos al no ser padres, y me pareció coherente.
Al otro día me desperté temprano porque debía visitar una escuela primaria en las afueras de Londres y hacer actividades con los niños. Los niños no se me daban muy bien, me costaba mucho. Sólo me relacionaba con mis sobrinos porque eran niños excepcionales, pero sinceramente los niños que no conocía me ponían en aprietos.
La mañana fue estresante, sonreír constantemente y actuar como la persona más dulce del mundo, yo simplemente no era así. No era una mala persona, pero no era de esos que siempre sonreía e irradiaba felicidad. Simplemente me mantenía neutral.
Al regresar de la escuela almorcé sola, Harry debía "atender algunos asuntos". Dormí por media hora y me vestí con un vestido negro ajustado hasta mitad de muslo y volados hasta las rodillas de Dolce & Gabbana, sandalias negras y doradas de Charlotte Olympia, unos lentes wayfarers ray ban, mi cabello con mucho volumen y ondas para ir con Carole y Michael –los padres de Kate- a Wimbledon para ver una final. A mí no me gustaba el tenis, incluso me aburría cuando mi padre lo ponía en la televisión pero Wimbledon y The Royal Box es un boleto para codearse con la gente más importante de Inglaterra.
Durante el juego me separé de Carole y Michael y me senté con Michael (el príncipe de Kent y primo hermano de Elizabeth) a mi derecha y con David Cameron a mi izquierda. Michael me invitó a cenar ya que esta noche estaría Frederick (su hijo) con su esposa Sophie y su bebé Alexandra y acepté encantada. Durante el juego Cameron indagó el por qué estaba sola y sin mi esposo "él prefiere el rugby y el soccer, yo lo acompaño también, pero él no se lleva mucho con el tenis". Luego preguntó cómo nos trataba la vida de casados y expliqué que bastante bien, yo pregunté cómo le trataba Gran Bretaña y me dijo que bastante bien.
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Imposiblemente posible [Príncipe Harry fanfic]
FanfictionMi vida era la vida de una típica "nena bien" de una ciudad pequeña en Argentina. Buenas notas a lo largo de toda la escuela secundaria, un novio popular y encantandor, gran grupo de amigas, una familia encantadora y una carrera prometedora en una c...