Capítulo 5: ELLA

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Melisa se cansó de esperar a Carolina en la esquina. Como venían de lados distintos, todas las mañanas se encontraban ahí, para caminar las tres cuadras que faltaban hasta la escuela. Ese era el momento de contarse las últimas novedades (que nunca eran muchas porque habían hablado por teléfono la noche anterior) o de repasar algún tema del día.

Pero esta vez, Carolina estaba llegando demasiado tarde y Melisa decidió irse.¿Qué podía haberle pasado?¿Estaría enferma? Nunca tenía que esperarla; siempre era ella la que se demoraba. ¡Ojalá no faltara! Hoy tenían la prueba de Matemática y no sabía nada. ¡A quién se le ocurre tomar prueba un viernes!

Melisa apuró el paso y cuando solo le faltaba una cuadra para llegar, Carolina la empujó por la espalda.

_Llegué_ dijo tratando de recuperar el aire.

_¿Qué te pasó? Creí que no venías.

_No escuché el despertador. Anoche me dormí tardísimo.

_¿Te quedaste estudiando?

_Chateando _ corrigió Carolina sin darle mucha importancia.

Pero Melisa sabía que quedarse hasta las mil quinientas chateando solo quería decir una cosa: había encontrado a alguien interesante en el Messenger. A pesar de que estaban llegando tarde, se frenó de golpe y la agarró del brazo. Esto merecía una explicación.

_Perdón...¿Me perdí de algo? _dijo.

_Mmmm...no sé _ Carolina se hizo la misteriosa.

_¿Cómo que no sabes? La que estuvo chateando toda la noche fuiste vos.

_No fue toda la noche. Hasta las doce, nada más.

_La hora no importa. Lo que importa es con quien.

_Un flaco _ contestó Carolina siguiendo el juego del misterio.

_¿Edad?

_Dice que quince.

_¿Y vos dijiste...?

_Quince, obvio _ se agrandó Carolina.

Melisa torció la boca.

_Mintieron los dos _ cloncuyo.

_No sé... Puede ser que él tenga quince. Parecía re-maduro.

_¡Dale, Caro! ¿Cómo te vas a dar cuenta si es re-maduro chateando?

_Me pareció por lo que decía _ se defendió Carolina.

_¿Y qué decía, si se puede saber?

No confiaba mucho en el criterio de Caro, y casi podía haber jurado que ese pibe la había engañado.

_Me contó lo de los dioses del Olimpo.

Melisa se quedó muda.

_Me estás cargando _ le dijo frunciendo el seño.

_Para nada.

_¡¿Te quedaste hasta las doce de la noche hablando de los dioses del Olimpo!? _ Melisa no salía de su asombro.

_Bueno...entre otras cosas. Pero lo de los dioses del Olimpo es súper interesante _ se justificó Caro.

_Sí, claro, me imagino... ¿Cuál es el tema para esta noche?¿La batalla de San Lorenzo?

Carolina se rio.

_Aunque no me creas, estuvo bueno _ dijo, y empezó a caminar hacia la escuela con Melisa corriendo atrás.

_Como curso de Historia a distancia, me imagino que sí. ¡Qué manera de perder el tiempo!_ Melisa estaba realmente indignada. Así, Carolina nunca se iba a levantar a nadie.

_Bueno...no sé... Anoche estuvo copado. Eso no quiere decir nada.

_Quiere decir que el pibe es un traga, o te estuvo tomando el pelo.

Carolina dudó.

_¿Te parece?

_Seguro. Pero no te preocupes, porque después de que lo conozcas a Bruno...

_¿Quién es Bruno? _ preguntó Carolina distraída.

_¡El amigo de Gastón, nena! No te conté: anoche me llamó.

_¿Bruno?

_No. Gastón. Dice que Bruno está copado con la idea de conocerte.

_¿Ese es el que va a venir a la fiesta?

_Sí, nena, sí. ¿Dónde tenés la cabeza?

Carolina no tuvo tiempo de contestar. Habían llegado a la puerta de la escuela y se dieron cuenta de que el timbre había sonado hacia rato. Ya todos estaban en los cursos y tuvieron que entrar corriendo

Caro dice l Maria Ines FalconiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora