Capítulo 38: ELLA

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Cuando el martes Carolina salió de la escuela, Melisa la corrió y la agarró del brazo. Hacia casi una semana que no hablaban.

__Esperá, Caro __le dijo__. Tengo algo que contarte.

__Creí que estabas enojada __le contestó Caro contenta, en el fondo, de que su amiga se hubiera acercado.

__Sí... Bueno... Un poco... pero ya se me pasó __dijo Melisa al pasar.

Al pasar, no era tan al pasar, porque había hablado con Felipe y se había enterado de que Caro y Tomás se habían peleado. Ahora, todo podía volver a ser como antes. Ya mismo se tenía que poner en campaña para encontrarle un novio nuevo a Carolina.

__¡Escuchá esto! __le dijo entusiasmada__. ¡No lo vas a poder creer! ¿Viste que el sábado fuimos a bailar?

__Sí.

__¿Y que Bruno iba a venir con nosotros?

__No me digas que no fue porque yo no iba __Carolina se empezó a entusiasmar con el chisme que traía Melisa.

__¡Nada que ver! ¡Vino! ¿Y a que no sabés con quién? ¡Con Jéssica! ¡Están saliendo, Caro! ¿No es una reveranda porquería?

__¿Por qué? Después de todo, nosotros ya cortamos __lo justificó Caro.

Bruno podía hacer lo que quisiera. Todos podían hacer lo que quiseran.

__¡Pero cortaron el viernes! ¡Y el sábado andaba con Jéssica! Para mí ya estaban saliendo antes. Se lo pregunté a Gastón, pero Gastón, por supuesto, dice que no. ¡Claro, qué me va a decir! Encima, como yo no le creía, nos terminamos peleando.

__¿Cortaron? __preguntó Caro sorprendida.

__No, no cortamos. Pero no sé qué voy a hacer. Porque yo me quedé pensando, si Bruno hace eso, Gastón, que muy su amigo, seguro que hace lo mismo, y la verdad, que yo no tengo ningún interés en que me metan los cuernos como a... __Melisa se frenó. Había metido la pata, y trató de arreglarla como pudo__. Bueno... digo... Mejor cortar por los sano.

__¿Pero vos no estabas re-bien con Gastón? __le preguntó Caro, ignorando el comentario.

__Bueno... sí... Pero no sé... Ahora que vos no salís con Bruno, no me copa tanto... No sé, voy a ver. ¿Qué hiciste el sábado?

__Nada. Miré tele __contestó recordando la frase de Bruno, además de que había sido estrictamente cierto.

__¿Te conté que Felipe me invitó a bailar? Pero era justo el mismo sábado. Imaginate. No daba. De todas formas le dije que el fin de semana que viene...

Carolina ya no escuchó lo que seguía. Allá, en la esquina, a espaldas de Melisa, había visto la silla de Tomás. Carolina cerró los ojos y los volvió a abrir. No podía ser. Miró con tanta atención que Melisa dejó de hablar y también se dio vuelta.

__¿Es? __preguntó casi con miedo.

__Sí __le contestó Caro, sonriendo.

__¿Y qué hace acá? ¿Vos sabías que iba a venir?

__Para nada.

Tomás la saludó con la mano y Carolina empezó a caminar hacia él.

__¿Te espero? __preguntó Melisa.

__Sí... No... No sé. Si querés andá. Después te llamo __dijo sin detenerse.

Melisa decidió esperar. No podía dejar esto librado al azar, y mucho menos al criterio de Caro. Se quedó parada, en la puerta de la escuela, agarrada con fuerza de la correa de su mochila, atenta a lo que estaba pasando, aunque desde ahí no podía escuchar nada.

__Hola __dijo Caro cuando llegó junto a Tomás, sin saber muy bien a qué atenerse.

__No sabía dónde vivías, pero sabía dónde quedaba tu escuela __explicó Tomás

__Sí... claro. Me había olvidado de eso... __se sonrió Caro.

__Vine para decirte que esa frase que me mandaste es una estupidez __dijo Tomás muy serio.

__Ah... no te gustó... __La desilusión se reflejó en la cara de Carolina.

__¿Cuándo vas a entender que estoy paralítico? "Así podrás volar" __dijo citando la frase de Carolina__. ...¡Ni siquiera puedo caminar y vos querés que vuele!

__Bueno... disculpame... __dijo Caro arrepentida. Evidentemente, no hacía nada bien.

Peto Tomás se largó a reír.

__Era una broma, Luciérnaga... Te estás quedando sin pilas.

Caro también quiso reirse, pero no le salió.

__Sí... me parece que sí... __dijo__. ¿En serio viniste a decirme eso?

__En serio __siguió bromeando Tomás__. Aunque te hice caso. Hice el intento de volar, pero la silla pesaba mucho y me estampé contra el piso.

Ahora sí, pudo reírse. Era el mismo Tomás de siempre.

__Es que sos un torpe __le dijo. Entonces se le ocurrió una idea__: Ahora vas a ver si no podés volar. Agarrate fuerte.

Ante la sorpresa de Tomás, Carolina se sacó la mochila, se la puso sobre las piernas, y corrió atrás de la silla con la intención de empujarla, pero se arrepintió. Lentamente, soltó y volvió a pararse frente a Tomás. Quería decirle... Quería decirle que... Quería...

Se agachó, y le dio un beso.

Antes de que Tomás pudiera darse cuenta de lo que había pasado, Carolina, esta vez sí, agarró la silla y empezó a correr a toda velocidad. Tomás levantaba los brazos gritando y riéndose:

__¡Pará! ¡Pará! ¡Te volviste loca!

__¡Yo nunca me doy por vencida! __le gritó Caro también riéndose__. Ahora vas a volar.

Comi una ráfaga, pasaron corriendo frente a Melisa, que los miraba con la boca abierta.

__¡Caro!... Llam... __gritó. Pero ya estaban demasiado lejos.

Melisa quedó parada, inmóvil, sin decidirse a volver a su casa. No podía entender lo que había pasado; no podía entender a su amiga; ¡¡¡no podía entender que lo hubiera besado!!!

Carolina y Tomás desaparecieron en la esquina. Ya no había que ella pudiera hacer. Se había quedado afuera. Aunque... Felipe era amigo de Tomás, ¿no?... Podía llamarlo y, si se animaba, proponerle a salir los cuatro juntos. A bailar no, claro. ¿Adónde se podía ir con una silla de ruedas? Tal vez a Felipe se le ocurriera algo. Acomodó su mochila y se fue a su casa, sin dejar de preguntarse or qué, habiendo tantos chicos que caminan, Carolina había tenido que elegir justo a este. Porque estaba rematadamente loca; esa era la única respuesta que Melisa podía encontrar.

Unas semanas más tarde, juntó coraje y se lo preguntó: ¿por qué justamente Tomás?... Porque junto a él se sentía bien, porque junto a él se divertía, porque con él se entendía, contestó Caro. Porque Tomás era... único. ¿La silla?... ¿Qué silla?... Eso hacía mucho que no contaba.

Melisa siguió sin entender.

 

This is the end
Gracias por leer 💗

Caro dice l Maria Ines FalconiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora