Capítulo 15: ELLA

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La desastrosa noche de Carolina terminó bastante bien. Gastón logró sepearar a Bruno de Jéssica, y los cuatro fueron a charlar a la calle.

Carolina no tuvo tiempo de contarle a Melisa lo que le acababa de pasar y, fuera porque la impresión había sido demasiado fuerte, porque Bruno resultó ser de lo más simpático o porque Melisa la amenazó con matarla si no le daba bolilla, la empezó a pasar bien.

Melisa y Gastón les hicieron el aguante por un rato, y después los dejaron solos. Esta vez, la situación estaba más floja y todo fue más fácil, aunque Carolina insistió en quedarse afuera, y no quiso volver a bailar en toda la noche. En realidad, lo que no quería era volver a cruzarse con el chico de la silla de ruedas. Y lo logró.

_Lo pienso y lo pienso, y no puedo creer que, con la bola que te dio Bruno, no te lo hayas transado _ le dijo Melisa esa noche, mientras se ponía el pijama.

_Bueno, pero le di el teléfono, y arreglamos para salir ¿o no?... _ le contestó Carolina desde la cama.

_Igual estuviste lenta.

Melisa estaba desilusionada. Había estado esperando toda la noche que Carolina le contara lo que había pasado... ¡y no había pasado nada! ¡El teléfono! Eso no tenía importancia.

_No te podés transar con un pibe así como así _se justificó Carolina.

_¿Por?

_Porque si no lo conocés, no sabés cómo es... Qué se yo.

_Pero de eso te das cuenta en seguida _trató de aleccionarla Melisa_ Si con el pibe cero onda, bueno... Pero si te va, ¿para qué vas a esperar?

Carolina no tenía las cosas muy claras.

_No sé... Se dio así _le dijo.

_Pero... ¿Todo bien? _Melisa necesitaba garantías, papeles firmados, promesas de que la noche no había sido en vano.

_Sí, sí. _Carolina se rio _Bueno, al principio medio que no me lo bancaba, pero después se puso divertido.

_Entonces te gustó.

_Sí... Qué se yo... Tampoco quiere decir que esté enamorada, ¿viste? Pero a lo mejor...

_Dentro de cinco años... _se rio Melisa metiéndose en la cama. Cambió de tema_ Gastón estuvo divino. ¿Viste cómo les hizo la gamba?

_Si... normal...

Si era cierto que Gastón les había hecho la gamba, Carolina no se había dado cuenta.

_Normal, no _casi se ofendió Melisa_ Súper bien. Podía haber salido con esas cosas de los pibes tipo "dale, transatela que la tenés regalada"_dijo, poniendo voz de hombre.

Carolina se rio.

_¡Mirá si iba a hacer algo así!

_Los pibes siempre hacen cosas así.

Las dos se acomodaron para dormir, aunque sabían que pasaría más de una hora antes de que el sueño las venciera. Melisa apagó la luz. Para hablar no necesitaban ver. Cada una estaba pensando en sus cosas. Fue Carolina la que rompió el silencio.

_Melu... _dijo _ ¿Sabés que se me ocurrió una cosa horrible?
_Vas a casarte con Bruno _bromeó Melisa.

_No, es en serio.

_¿Se te ocurrió o te pasó? _Melisa también se puso seria y se incorporó un poco en la cama.

_Como las dos cosas.

_¿Tengo que prender la luz?

_No, no es para tanto.

_Bueno, dale _apuró Melisa _¿Qué es esa cosa horrible?

_Ese pibe con el que chateaba...

_El dios del Olimpo. Es una cosa horrible, tenés razón. _ de pronto, Melisa reaccionó _¡No me digas que lo viste en la fiesta!

_Me parece que sí.

Melisa se sentó en la cama.

_¿Y qué pasó? ¿Era un espanto? ¿No te dio bola? ¿Le hablaste? ¡Contame que me muero de intriga!

_Me parece... No estoy segura... Pero me parece que era el pibe de la silla de ruedas.

Melisa se quedó muda.

_Ahora sí, tengo que prender la luz _dijo.

Carolina le contó cómo se lo había cruzado, y cómo la había mirado, y cómo se había dado vuelta, y cómo, y cómo... Pero ningún cómo era suficiente para Melisa, que lo que quería eran pruebas concretas. Si el chico no se había presentado, si no la había llamado por su nombre, si no le había preguntado o no andaba con una computadora a cuestas, no era. No podía ser.

Carolina defendía su intuición, su pálpito, el "estilo de la mirada", pero para Melisa, todo eso era pura imaginación.

_Vos te creíste que era ese, porque era el único distinto _le decía.

_¿Y eso que tiene que ver?

_Que te llamó la atención, nada más, y como no pensabas en otra cosa...

_No creo. Fue la forma en que me miró... _se defendía Carolina.

_Ese pibe debe haber mirado así a todas las chicas, nena. ¡Si no tenía otra cosa que hacer!

Pero por muchos argumentos que se dieron, no pudieron convencerse una a la otra. Finalmente llegaron a la conclusión de que lo mejor era volver a chatear con el Gusano y averiguar, antes que nada, qué había hecho el sábado a la noche. Si no había ido a la fiesta, problema resuelto.

Caro dice l Maria Ines FalconiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora