Capítulo 28: ÉL

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__Viene el viernes.

Así lo recibió Tomás a Felipe.

__¿Quién viene?

__Luciérnaga. Bueno, en realidad, ya averigüé cómo se llama: Caro. Bueno, le dicen Caro. Se llama Carolina. No hay que ser muy ingenioso para darse cuenta. De todas formas, para mí, es Luciérnaga. Me gusta más. Carolinas hay un montón. Yo te digo Caro, y tengo que empezar a explicar cuál Caro, en cambio si te digo Luciérnaga, no te confundís. Así, que bueno, viene el viernes.

__Ah... __dijo Felipe, arrojando la mochila sobre la cama y tirándose sobre la silla.

__Te juro que no lo puedo creer, chabón. ¿No es raro?... Ya fue raro que viniera a ver el partido, pero eso, bueno... era algo... no sé, más impersonal. No, en realidad primero la invité al cine, y con eso no enganchó. Pero yo creo que fue porque no le gustan las películas de acción, y yo ni loco me bancaba una romántica.

Tomás respiró y Felipe, a modo de respuesta hizo un sonido extraño, tipo "mmm" o "mjjj" o "jjjj". No importa qué, porque Tomás siguió.

__Entonces, cuando vi que lo del cine no iba, se me ocurrió lo de mi casa. ¡Y me dijo que sí! No sé, me parece que es bueno charlar personalmente. Por chat está todo bien, pero personalmente es distinto. ¿No te parece?

__Seee...

__En el club, mejor dicho en la heladería, la pasamos bien. Aunque no sé si en mi casa no es medio aburrido. Pero ella dijo que sí, ¿podés creerlo? Dijo que sí.

Esta vez, Felipe nisiquiera contestó.

__¡Hola! __le llamó la atención Tomás.

__¿Qué me decías? __preguntó Felipe haciendo un esfuerzo por escucharlo.

Recién entonces, Tomás se dio cuenta de que hacía como cinco minutos que estaba hablando solo.

__Pará, chabón. ¿Te pasa algo?

__Corté con Jéssica __dijo Felipe de una.

Tomás tuvo que hacer un esfuerzo para no reírse al escuchar esa voz de tragedia.

__¿Cortaste con Jéssica? Pero... ¿no era que venía todo espectacular?

__Venía. Vos lo dijiste. Tiempo pasado.

__Pero pará, pará... ¿Qué pasó? ¿Qué estupidez hiciste?

__Ninguna, te juro. No sé lo que pasó. Hoy la fui a buscar a pa escuela, como habíamos quedado y empezamos a caminar y cuando doblamos la esquina, me dijo que estaba confundida, que no sabía si me quería y que necesitaba un tiempo.

__Entonces no cortaste... __trató se consolarlo Tomás.

Felipe lo miró descreído.

__Un tiempo dentoda la vida __dijo__. Eso es una excusa.

Tomás giró sobre su silla de ruedas.

__No lo entiendo. Algo tiene que haber pasado. ¿Se pelearon?

__No, chabón, no. Te juro que no pasó nada. La noche anterior habíamos estado hablando como una hora. Estaba todo bien. No sé... Se piró de golpe... Qué sé yo.

__¿Pero no le preguntaste?

__¿Que querías que le pregunte?

__No sé. Por qué necesitaba un tiempo. Algo...

__Porque estaba "confundida", ¿no te digo? No sé qué se confundía. La batalla de San Lorenzo con las Invansiones Inglesas. Qué se yo.

Tomás se rio.

__No es un buen motivo para cortar.

__No. Pero es tan ridículo como eso. ¡Qué sé yo! Las minas son demasiado complicadas __dijo Felipe arrojando sobre la pared la goma de que estaba sobre el escritorio.

__Está bien, tranquilizate, que tirando mis cosas no vas a resolver nada.

__Es que no hay nada que resolver, ¿no entendés? Chau, pif, ya fue.

__Todo tiene sus ventajas __trató de razonar Tomás__. Si esta mina hizo eso, quiere decir que es una tarada. ¿Estamos de acuerdo hasta ahí?

__Sí. Aunque hasta hoy, no parecía.

__Eso no importa. Una vez basta.

_¿Esa ley de dónde salió?__preguntó Felipe.

_La acabo de inventar. Es buena, ¿no? Ninguna mina es tarada hasta que se manda una taradez.

__Bueno, muy linda tu ley, pero no sé adónde vas.

__A que si es una tarada, no tiene ningún sentido que sigas con ella. Es más, suponete que ella te llame mañana y te diga que no está más confundida, que ya se aclaró...

__No me va a llamar __contestó Felipe desde el fondo de su depresión.

_Pero imaginate que te llama. Como una hipótesis, digamos.

__Está bien, me llama y ¿qué? Ya se arregló todo.

__¡No! Ahí está el punto. Como vos ya comprobaste que es una tarada, le decís que no querés volver, justamente porque es una tarada.

__¿Y qué arreglo?

__Nada. No la ves más, pero conservás el honor intacto.

Felipe, ahora, no arrojó una goma: arrojó un cuaderno, y no contra la pared, sino contra Tomás. Le estaba tomando el pelo.

__Vos reíte __dijo Felipe__, pero te quiero ver la cara cuando una mina te deje plantado. Hablando de eso, ¿supiste algo de la Luciérnaga?

__¡Alto! __gritó Tomás.

Felipe se sobresaltó.

__¿Qué pasa? ¿Qué dije de malo?

__De malo, nada. Bueno, en realidad sí, porque te conté cuando llegaste todo lonque sabía de Luciérnaga y no me escuchaste, pero en todo caso, después arreglamos cuentas. Ahora se me acaba de ocurrir una idea.

__Sonamos __dijo Felipe, que ya conocía las ideas de Tomás.

__Esta es buena, te lo juro. Luciérnaga y Jéssica van a la misma escuela ¿no?

__Sí, chabón. Eso ya lo sabés.

__Bueno, entonces, seguro que se conocen. Capaz que están en la misma división.

__Puede ser. Pero no veo qué tiene que ver.

__Que cuando la vea a Luciérnaga.

__¿La vas a ver otra vez? __preguntó Felipe asombrado.

__Esa es la parte que te perdiste y que no te pienso volver a contar. Bueno, cuando la vea, le puedo preguntar qué onda Jéssica, si la conoce , si sabe que salía con un chabón.

__No salía con un chabón, salía conmigo __casi se ofendió Felipe.

__Sí, pero Luciérnaga no sabe quién sos vos o que vos, salías con ella, sos amigo mío, que a su vez, soy amigo de ella, que capaz es amiga de Jéssica. A lo mejor me tira algún dato.

__¿Y?... __preguntó Felipe sin poder seguir el razonamiento de Tomás.

__Y nada. Que si sé algo, te lo cuento. Ahí termina mi plan.

Otro cuadernazo le voló la cabeza.

A pesar de eso, una vez que Tomás volvió a contar lo que pasaba con Luciérnaga, convinieron que en el próximo encuentro trataría de averiguar algo sobre Jéssica. El plan no.servía para nada, pero al menos Tomás había logrado que a Felipe se le levantara el ánimo.

Caro dice l Maria Ines FalconiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora