_¿Te llamó Bruno? _le preguntó Melisa a Caro, el miércoles por la mañana, mientras caminaban hacia la escuela.
_Sí, anoche.
_¿Y hablaron mucho?
Melisa medía el amor por la duración de las llamadas telefónicas.
_No sé... No mucho. Como diez minutos.
Carolina no, claro.
_Yo estuve hablando con Gastón hasta las doce. Una hora y cuarenta y tres minutos por reloj. Obvio que mis viejos no estaban _se agrandó Melisa.
_¿Y si te estaban llamando y daba siempre ocupado?
_Todo calculado _dijo Melisa con una sonrisita superada _. Antes de hablar con Gastón, los llamé al celular y les dije que estaba todo bien y que me iba a dormir. ¿No soy una genia?
_¿Comparada con quién?
_Con vos, por supuesto _contestó Melisa _. Gastón me dijo que mañana Bruno te va a buscar a la salida de la escuela. ¿Es cierto?
_¿De eso estuvieron hablando una hora y cuarenta minutos? _bromeó Carolina, para no contestar.
_Cuarenta y tres _aclaró Melisa_. Entre otras cosas. Dice Gastón que Bruno está muerto con vos, y que le dijo que mañana se te va a tirar. Quería saber qué le vas a contestar, pero yo no se lo dije. _La miró con desconfianza _. Le vas a decir que sí, ¿no?
_No sé... No estoy muy segura.
Melisa le pasó la mano por el hombro y la apretó con fuerza._No le digas que no... Porfi... No seas mala. ¡Va a ser buenísimo cuando salgamos los cuatro juntos!
_No sé, Melu...
_Si no estás segura, decile que lo vas a pensar, pero no le cortes el rostro...
_Sí, puede ser que haga eso...
Melisa la soltó y la miró con desconfianza.
_Lo decís con una cara, nena... Ni que nos fueran a tomar prueba de Biología.
La sola mención de la palabra "Biología" la hizo gritar de espanto. No podía haber materia ni profesora más horribles. Hicieron cuernitos con los dedos, por las dudas. No fuera cosa que Melisa hubiera atraído la mala suerte con su comentario. Cuando se tranquilizaron, Melisa preguntó:
_¿Qué pasó con el dios del Olimpo? ¿Averiguaras algo?
_No. Por las dudas, ni me conecté. No sabía cómo preguntarle.
_Es complicado _coincidió Melisa_. No podés decirle de una: "Che, ¿vos sos paralítico?"
_No, es una bajón.
_Pero al menos deberías conectarte, para ver si tira alguna punta... Capaz que te confundiste.
_¿Para qué?
_Sí. Tenés razón. ¿Para qué? Después de todo, ese tipo es un pesado. Cupido... ¿Cupido se llamaba el de las flechas?... Cupido en silla de ruedas. ¡Puaj!
Carolina hizo una sonrisa de compromiso. Estaba lejos de pensar como Melisa. Si no se conectaba, no era porque el Gusano fuera un plomo, era porque no se animaba. Si se hubiera animado... Pero ¿para qué pensar en eso? Esa historia se había terminado.
Ahora estaba Bruno, que mañana se le iba a tirar, y aunque no pensaba decirle que sí enseguida, sabía que iba a salir con él en unos días más. Bruno era simpático y tenía ojos lindos. Además, era amigo de Gastón y además, como Melisa decía, iban a poder salir los cuatro juntos. Tenía una sola duda: Bruno no parecía el amor de su vida. Bueno... Después de todo... Todavía no lo conocía demasiado. A lo mejor cuando lo conociera...
No, no tenía una duda; tenía dos: ¿y si el Gusano no era el chico de la silla de ruedas? Si no era, ella todavía no lo conocía, y si no lo conocía, tenía muchas ganas de conocerlo. A lo mejor le gustaba más que Bruno. ¿Y si eso pasaba, qué iba a hacer? No podía salir con los dos al mismo tiempo. Lo mejor sería conocer al Gusano, antes de decirle que sí a Bruno. Y para llegar a eso había un único camino: tratar de conectarse otra vez, averiguar si era o no el de la fiesta, y si no era... Bueno, no podía pensar tantas cosas al mismo tiempo. Lo primero era volver a chatear con él.
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Caro dice l Maria Ines Falconi
Teen FictionElla A Caro (Luciérnaga) le gusta leer, no suele ir a bailar, pero su amiga Melisa se las ingenia para que salga y conozca chicos. Él Tomás (Gusano Empantanado) juega al basquet, le encanta dibujar y encuentra en la web una manera de conocer gent...