I kissed a boy.

Capítulo 1.

*Narra Mauro* 

  El primer día de clases rápidamente hice amigos, y ahora eme aquí, a finales del primer semestre del primer año de preparatoria.

-Hey Mauro, ¡ven aquí!-gritaba uno de mis amigos mientras estábamos en receso.
-¿Qué?-le pregunté confundido.
-Va a haber una pelea.
-¿De?...
-El tipo ese delgaducho contra los bravucones que su grupo, ¡ja! Aunque es algo injusto...

   Mi amigo tenia la misma idea que yo; no es bueno lastimar a alguien que sabes que no se puede defender, así que hice mi entrada y pasé entre la gente mientras mi amigo me gritaba que no fuera. Por fin pude estar frente a los bravucones; Billy y Kile, que ya habían tirado a ese pobre chico al suelo.

-Hey, ¿tú qué haces aquí? ¡Quítate o caerás igual que él!-decía Billy, tronando sus nudillos.
-Veremos quienes caen primero...-dije, y me lancé contra ellos golpeándolos de una forma brutal. Terminé con moretones y sangrando un poco, pero los pude vencer, aunque no fue pronto.

   Al terminar la pelea, fui con aquél chico que no se había movido ni un milímetro, y mientras le tendía la mano le dije:

-¡Ven! Déjame ayudarte.
-G-Gracias...-dijo el chico al tiempo que tomaba mi mano y lo ayudaba a pararse.
-¿Estás bien?-dije exhausto.
-Sí, gracias a ti-respondía ese chico mientras me miraba a los ojos.
-¿Yo? Nah, yo no hice nada-trataba de ser modesto.
-¡Si lo hiciste! De no ser por ti, ahora yo estaría en la enfermería de la escuela... ¡Muchas gracias!
-Pues, de nada-decía mientras ponía las palmas hacia arriba y las volvía a cruzar.
-¿Cómo te llamas?-me preguntó.
-Soy Mauro, ¿y tú?
-A-Alexander-respondía apenado.
-Vale, ¿por qué tan apenado? No te voy a morder, ¡jaja!-decía mientras tomaba su hombro izquierdo.
-A-ah, es que yo siempre he sido penoso. No tengo amigos, así que es raro el tener uno de repente... S-Somos amigos... ¿verdad?
-Por supuesto.

   ♪Ding dong♪ Señor Mauro Gallardo, favor de presentarse en la sala de maestros. Mauro Gallardo, preséntese a la sala de maestros. ♪Ding dong♪

-¡Ah! De nuevo-decía como tomándolo a broma-. Bueno, me tengo que ir, así que nos vemos luego-y empecé a avanzar.
-C-Claro, ¡adiós!-contestó bajando su tono de voz hasta que no logré escucharlo.
Al llegar a la sala de maestros, me encontré con el tutor de los primeros años, que empezó a hablarme.
-Es impresionante que rápido corren los rumores, ¿no, Mauro?-dijo mientras me miraba seriamente-. Te peleaste de nuevo-ponía sus dedos en la frente y recorría toda su cara-. De veras que ya no sé qué haré contigo...-hizo una pausa, como pensando- ¡Ya sé! ¡Tendrás un tutor!
-Está bien... No, espere... ¿¡QUÉ!? P-Pero, ¿por qué? Ellos me provocaron...-contesté exaltado.
-Querrá decir que se metió a una pelea ajena solo porque la creía injusta, Señor Gallardo. Ya hemos hablado de esto, y al ver que no mejora su conducta, le asignaré un tutor, quiera o no-No me quedó de otra más que asentir de mal modo-. Será este chico-me mostró unos papeles-. Se llama Alexander; el chico al que salvó. Es estudioso, y muy paciente. Le ayudará a controlar su ira, y si no, ¡tendré que mandar a que vivan en la misma casa! ¿¡Me escuchó!?

   Me empecé a preocupar, ya que apenas lo conocía.