Capítulo 6.

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*Narra Alexander*


-Ahora estoy viviendo aquí con mi hermano mayor, que ya es mayor de edad-le comentó Sarah a Mauro.
-Me puse muy triste cuando Sarah se fue, porque la quiero demasiado-añadí yo.

Sarah sonrió al escucharme. Mauro hizo una mueca y después sacudió la cabeza.

-Es una linda historia.

Después de caminar varias cuadras más, llegamos a mi casa. Abrí la puerta y entré. Chloe, mi perrita, estaba esperándome sentada en la sala como todos los días, y parecía feliz cuando me vio, pero entonces entró Sarah y le gruñó. No me extraña; Sarah nunca se ha llevado muy bien con los animales. Después entró Mauro, Chloe dejó de gruñir y se abalanzó sobre él para llenarlo de lamidas y rasguños, así que la saqué al patio. Me disculpé con Mauro y lo llevé a mi cuarto para curar sus heridas.

-Alex, ¿y tus papás?-preguntó curioso.
-Deben estar trabajando, ¿no?-le respondió Sarah.
-Sip, como todos los días.

La verdad es que esas preguntas me incomodan.

Entramos a mi cuarto, saqué el botiquín de primeros auxilios de un cajón y tomé el brazo de Mauro para curarlo. Él se quejó. Supongo que le ardía.

-No seas llorón-dije y saqué la lengua.
-¡Oh, vamos! Todos sabemos que el llorón aquí eres tú.

Mauro rió con el comentario de Sarah, y yo hice notar que me había ofendido con ello. Sarah me dio un zape, y Mauro sólo seguía riendo mientras le vendaba la herida.

Sonó el celular de Sarah. Al parecer era su mamá, y ella tuvo que irse a arreglar lo de la mudanza. Se despidió de nosotros y Mauro y yo comenzamos a estudiar, solos.

Después de un rato, a Mauro le llegó un mensaje. Al terminar de leerlo, suspiró, hizo el celular a un lado y revisó todas sus cosas, como buscando algo. Se veía algo frustrado.

-¿P-Pasa algo Mauro?-le pregunté.
-Uhm, ¿no te importaría si me quedara esta noche... c-contigo?

¿¡Qué era eso tan de repente!?

-E-Eh...

Me miraba apenado. Yo me cubrí la cara con el cuaderno que tenía en las manos. No quería que me viera sonrojado.

-Mis papás salieron de viaje, y yo olvidé mi llave en la casa, así que no puedo ir.
-Este... s-supogo que... sí-respondí, aún cubriéndome el rostro-. Pero debo preguntarles a mis padres primero. Sé que tal vez no volverán, pero aún así...
-Vale. Oye ¡no te pongas así! Ya te dije que no tienes porque estar apenado-dijo sonriendo y me quitó el cuaderno, que aún sostenía frente a mi cara.

No sabía que decir, sólo lo miraba sintiéndome como si fuera un tomate y él me miraba a mí. ¿¡Qué hago!?

-B-Bien, ¡iré a llamarlos! Espera aquí.

Salí corriendo hacia la cocina, que es donde está el teléfono de la casa y marqué al celular de mi padre.

-Alexander, ya te he dicho que no me llames mientras estoy trabajando-sonaba la voz de papá en la bocina.
-Lo siento, papá. Es que es urgente.
-Bien, ¿qué pasa?-parecía molesto... como siempre.
-Me hicieron tutor de un chico de la escuela, así que vino a estudiar conmigo. Sus padres salieron esta noche y él olvidó su llave en su casa. Me preguntaba si podría quedarse aquí. ¿Por favor?
-Bien.
-¡Gracias papá!
-Bueno, adiós.
-Adi...

Me colgó antes de que pudiera terminar esa palabra.

Subí a mi cuarto y me encontré con Mauro acostado en mi cama. Se veía... sexy (¿Si es la palabra correcta?)

-Y bien, ¿qué te dijeron?
- ¡Puedes quedarte!-respondí alegre.



I kissed a boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora