I kissed a boy.

Capítulo 10.

*Narra Alexander*

Después de darle unos cuantos bocados al desayuno, Mauro preguntó si se podía bañar. En cuanto terminé de comer fui al cuarto de mamá y papá, saqué una toalla del cajón y se la di. Él se metió a bañar y yo fui a mi cuarto para meter mis libros en la mochila, pero no encontraba mi cuaderno de español. Después de pensar un rato, recordé donde lo había dejado... en el baño donde Mauro se estaba bañando.

¿¡Cómo rayos se me ocurre dejar el cuaderno ahí!? ¡No puedo entrar! La puerta de la regadera es como transparente y si entro... ¡NO, NO, NO! Pero... ya casi es hora de irnos, para cuando Mauro salga...

-Qué tonto...-me dije a mí mismo.

Me paré frente a la puerta del baño, tomé aire, me cubrí los ojos y entré.

-¡Whaa!-exclamó Mauro al notar que había entrado.
-¡N-NO TE ASUSTES! Dejé aquí mi cuaderno, lo siento. -tomé mi cuaderno-

¡Qué vergüenza! ¿Será que soy propenso a que me pasen cosas tontas como esta?

De nuevo sonrojado. Escuché un sonido como de agua y de una caída.

-¡Ay!
-¿¡M-M-Mauro!?
- S-Sólo me caí, no te preocu...-dio un grito ahogado.
-¿¡Qué pasa!?-Me estaba asustando.
-Me está sangrando la cabeza...

Él no sonaba preocupado al decir eso último, ¡pero yo me estaba muriendo de miedo! Sobre todo porque no podía ver nada, ya que si me destapaba los ojos vería algo... inapropiado. ¿Qué podía hacer? 

-¿P-Puedes levantarte?
-S-Sí... ¿Me pasas la toalla?-respondió él al tiempo que escuché que abría la puerta.
-C-Claro...

Con la mano toqué el mueble que estaba en el baño hasta que sentí la toalla, y se la pasé a Mauro.

-Gracias... Ya puedes ver.

Se había colocado la toalla. Justo ahora, en el momento más inapropiado, llegó a mi cabeza un pensamiento "Si es guapo y tierno, es un personaje ficticio, es famoso o vive a miles de kilómetros", pero él estaba frente a mí... semi-desnudo... y Diooos, esos abdominales...

-Te pones rojo muy seguido, ¿no?

Debió notar que estaba sonrojado. Ahora agradezco al cielo porque me haya sacado de mis pensamientos antes de que comenzara a babear.

-¡L-Lo siento! Soy un tonto. Te lastimaste DE NUEVO por mi culpa. Todo por este estúpido cuaderno-miré el cuaderno que sostenía en la mano. Me sentía horriblemente mal.
-E-Está bien. No te preocupes. Por ahora, ¿podrías sacar ese botiquín de primeros auxilios de nuevo? Auch...
-¡S-Sí! ¡Perdón!

Corrí a mi cuarto y saqué el botiquín. Mauro entró después de mí.

-Acuéstate en la cama.

Eso suena algo pervertido. 

Se acostó y yo le limpié la sangre y le vendé la herida.

-Listo...

-Gracias. Bueno... v-voy a cambiarme-Se acomodó la toalla y tomó su ropa.
-Si.

Salí de la habitación, cerré la puerta y me cubrí la cara. Había demasiados pensamientos que no debería tener rondando por mi cabeza en ese instante.

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¡Al fin dos dígitos, yay!

En este capítulo se demuestra que Alexander no es necesariamente un dulce ángelito... y lo idiota que puede llegar a ser.

Ha habido muchas cosas raras en la vida de estos dos últimamente, ¿no creen? (?)

¿Soy la única a la que le hubiera gustado estar en el lugar de Alexander?

-Fangirl.