I kissed a boy.

Capítulo 4.

*Narra Alexander*

-¿Pasa algo? Clara...
-No, nada.

Qué rara forma de reaccionar. En fin, seguí prestando atención a la clase y en un rato tocaron la puerta, el maestro la abrió y... Mauro... ¿Qué hace Mauro aquí? ¿¡De verdad está en mi salón y no me había dado cuenta!?

Oculté mi rostro detrás del libro que estaba sosteniendo. No podía verlo a la cara.

-Señor Machado, tarde como siempre.
-Lo siento. El director me mandó llamar. ¿Podría dejarme pasar?

El maestro cruzó los brazos.

-Ah, sí. Me enteré de lo que pasó. Pase y siéntese.
-Gracias.

Mauro se sentó al lado de un chico y habló con él. Lo único que entendí fue que él le dijo "Suerte" y Mauro le dio un golpe en la cabeza.

Debería decirle algo, ¿no? Preguntarle qué le dijo el director... yo que sé. No puedo quedarme así nada más.

Me levanté de mi lugar y me dirigí hacia donde estaba él. Se sentaba en la parte de atrás del salón. Al llegar, tomé valor para pronunciar su nombre... pero el sonido del timbre me interrumpió, e hizo que me diera cuenta de lo que estaba haciendo. Rápidamente regresé a mi lugar, tomé mis cosas y corrí fuera del salón. Volteé hacia atrás y noté que Mauro miraba a todos lados, confundido.

Salvado por la campana.

Me estaba dirigiendo hacia la salida, cuando escuché que alguien me llamaba. Era una voz familiar...; era la voz de...

-¡Sarah!
-¡Bobby!-respondió ella mientras me abrazaba.

Sarah es mi mejor amiga de la primaria y la secundaria. Podría decirse que es la única persona con quien me he llevado bien en toda mi vida escolar. Y sí, me llama Bobby.
Cuando íbamos a mitad de la secundaria, Sarah tuvo que ir a vivir a otra parte del país, debido al trabajo de sus padres.

-¡No lo creo! ¿Qué estás haciendo aquí?
-Me cambié de escuela. ¡Ahora estaremos juntos de nuevo!

Se acercó a mí... demasiado. Se paró de puntillas como tratando de alcanzarme (porque, a pesar de que yo soy muy, pues.. enano, ella es más pequeña que yo) y cerró los ojos.

-Uhm... ¿tienes algo en el ojo?

De inmediato abrió los ojos y dio un paso hacia atrás, sonrojada.

-Eh... sí. Lo siento. ¿Podrías...?
-Ajá...

Miré los hermosos ojos azul cielo de Sarah, y traté de sacarle lo que sea que estuviera en su ojo.

-No veo nada. Creo que ya salió.
-¡A-ALEXANDER!-alguien me llamó.
-¿Eh?...

Miré hacia atrás.

¿¡Mauro!?

-Ho...Hola. Bien, estudiaremos hoy -sonrió y miró a Sarah- ¡Ah, hola!

Sarah también lo saludó, y yo los presenté. Por alguna razón, me sentía demasiado feliz en ese momento.

-Y... ¿cómo es eso de que estudiarán?-preguntó Sarah.

Mauro le explicó que yo era su tutor, ya que tiene mala conducta, y puso su mano en mi cabeza, despeinándome. La verdad es que yo estaba tan confundido como Sarah... ¿A qué se refiere con que soy su tutor?

-¿Entonces?-preguntó Mauro, dirigiéndose a mí.
-E...Entonces... ¿qué?
-¿Estudiaremos hoy?

Se agachó un poco y me miró a los ojos, con una expresión triste y suplicante. Me perdí en su mirada y sentí mis mejillas arder. Dios, estaba que me moría. Tiene unos ojos tan hermosos...

-¿Alex?-Sarah interrumpió mis pensamientos.

Reaccioné y miré hacia abajo, tratando de que no me vieran la cara. Le pregunté a Mauro sobre lo que había dicho, y él me explicó que, básicamente, el director me había hecho su tutor para que él ya no cause más problemas.

Sarah me miraba triste. Si Mauro y yo teníamos que estudiar, nuestro momento juntos se había arruinado...
Al tratar de explicarle la situación a Mauro, él sugirió que Sarah viniera con nosotros para pasar tiempo juntos, y que probablemente se volverían amigos. Sarah aceptó encantada, y así los tres salimos de la escuela y nos pusimos en camino a mi casa, que no quedaba lejos de la escuela, y en el camino le expliqué a Sarah lo que había pasado ese mismo día con Mauro. Ella estaba casi tan fascinada como yo. También le conté a Mauro todo por lo que hemos pasado Sarah y yo, y la razón por la que se fue.