Capítulo 17.

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*Narra Mauro*


Seguí platicando un rato con Lilith. Me la estaba pasando muy bien. Todo eran risas... pero de pronto sentí algo horrible; fue como un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo. Traté de ignorarlo, pero no pude. Le dije a Lilith que iba a tomar agua, pero la verdad es que sólo caminé un rato por el patio de la escuela tratando de despejar mi mente. Mientras caminaba, alcancé a escuchar que alguien gritaba mi nombre; era Alexander.

Rápido corrí hacia donde fuera de donde provino el grito, y cuando al fin lo encontré... el presentimiento que había tenido se hizo realidad. Eran los mismos chicos que lo golpearon la última vez. Me acerqué más y golpeé a uno de ellos; el rubio.

-¡Mierda!-dijo.
-¿¡Que quieren con Alex, malditos abusivos!?-respondí con voz furiosa. Me sentía muy enojado de ver que le hacían lo mismo.
-Ja ja, ya llegó el héroe...-dijo el pelinegro, y me golpeó en la cara. Yo respondí al golpe.

La pelea era muy mala. Traté de ganarles, pero no podía. Después de todo, ellos eran dos y yo sólo uno. Aún así, traté de continuar; no quería que lastimaran más a Alexander.

Uno de ellos me golpeó en el estómago, y me quedé sin aliento. Estaba muy cansado, y me dolía todo el cuerpo... Acabé en el suelo, y ellos se fueron. Deben haber estado cansados después de eso. Alexander se acercó a mí, con lágrimas en sus ojos.

-¡M-Mauro, ¿por qué hiciste eso?! E-Estás todo lastimado...-dijo, observando las heridas que tenía.
-Eso no importa... ¿T-Tú estás bien?

Él comenzó a regañarme. Me ayudó a levantarme, y me ayudó a caminar. Sarah y Lilith nos alcanzaron cuando ya estábamos cerca de la enfermería.

-¿¡Q-Qué te pasó, Mauro!?-me preguntó Lilith. Aww, se preocupaba por mí.
-En realidad no es nada...-sonreí.

Luego de eso Lilith le gritó a Alexander, aunque eso no me gustó. Ella le dijo que "era un hombre y debió hacer algo", pero ella no sabe lo difícil que puede ser para él. Sarah fue quien hizo que nos olvidáramos de eso, y por fin me llevaron a la enfermería. La enfermera hizo que me acostara, y les pidió a todos que se fueran. Me dio un medicamento, y acabé quedándome dormido.

Luego de... bueno, no sé cuánto tiempo, me desperté, y me levanté de la camilla.

-¡Chu, chu, chu, chu! ¡No te levantes!-dijo la enfermera, quien era muy tierna conmigo, así que hice caso y me volví a recostar-. De nuevo estás aquí... ¡Ese chico te ha hecho parar aquí dos veces!-dijo un poco impactada. Yo simplemente miraba al techo.
-Es mi amigo, y lo salvaré de todo. Eso hacen los amigos...; protegerse mutuamente. ¿No lo cree así, enfermera Rosy?-Me miró mientras curaba los moretones de mis brazos y negaba con la cabeza.
-Pues sí, creo que tienes razón-suspiró-. Aún así es malo. Ése es un chico problemático.
-No lo es. Al contrario, es muy tranquilo, pero aman molestarlo. Es por eso que lo cuido-dije medio sonriendo.
-Ay muchacho, que irá a pasar contigo-rió-. Necesito tu autorización para ver tu estómago y ver si no tiene moretones.
-Claro.

Levantó mi playera y, en efecto, tenía un enorme moretón.

-¡Ahh!-suspiró fuerte, casi gritando-. Espera ahí. ¡No te muevas!

Acaté sus ordenes y me quedé en esa posición. Pronto volvió con vendas y creo que agua oxigenada. Me dio unas pastillas y de nuevo me quedé dormido.

Al despertar la enfermera me dijo que habían venido amigos a verme, entre ellos Alexander. Debo decir que me alegró que vinieran a verme, y quería verlos y darle las gracias por preocuparse por mí. Ya había pasado un poco de la hora de salida, así que me fui. Al lado de la cama estaba mi mochila (Supongo que ellos me la trajeron), así que la tomé y me fui a mi casa.

Mis padres no habían llegado. Siempre trabajaban hasta tarde. Subí a mi cuarto y me propuse hablarle a Alex, pero no contestó, así que le deje un mensaje de voz.

-E-Eh... Alex, sólo te doy las gracias por preocuparte por mí e irme a ver a la enfermería. Ya estoy bien, así que no te preocupes más. Eh... no sé donde estés, pero... por favor, llámame, ¿sí?-colgué.

Iba a hablarle a Lilith y a Sarah también, pero sonó el timbre, así que bajé y abrí la puerta. Me sorprendí mucho al ver que era Lilith.

-¡Lilith! ¿Qué haces aquí?-la saludé de beso.
-Ah, pues vine a verte. Ya que no pudimos tener nuestra cita de helado, vine y traje chocolates, ¡je je! ¿Te gustan?
-¿Bromeas? Me encantan...-sonreí- ¡Pasa, pasa!
-Gracias-entró-. Wow, linda casa.
-Gracias. ¿Quieres subir a mi habitación?
-¡Sí!-subimos a mi cuarto-. Je, nunca había estado en la habitación de un chico.
-¿Y es raro para ti?
-Pues sí, un poco...
-No te preocupes. Siéntete en tu casa.

Se sentó en mi cama y comenzamos a hablar por un buen rato. Comíamos chocolates y hablábamos de nuestros gustos, que eran muy parecidos. Era muy agradable hablar con ella.

-Ah, Mauro, respecto a lo que me dijiste en la escuela...
-¿Qué cosa?-No recordaba bien.
-D-De que... yo... te gusto...-Me sonrojé de sólo recordarlo.
-Ah, si... S-Sólo dije lo que mi corazón sentía, y siente...
-P-Pues, yo...-tragó saliva- ¡...También me gustas!

Nos quedamos unos segundos en silencio. Ella comenzó a acercase a mí, y yo a ella, hasta que nuestros labios se rozaron. Nuestros ojos se cerraron, tratando de sentir este sentimiento tan bello. Ella me abrazó, y continuó besándome. Mi corazón palpitaba a mil por hora. No hay palabras que puedan explicar lo que sentía... Era lo mejor que me había pasado en la vida.

I kissed a boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora