6- Miedo

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La jornada termina, durante toda la tarde la gente me miro, solo era un accidente, no había sido mas nada. Llego al estacionamiento y ahí esta Niall recostado en su auto, viendo su celular. El alza su mirada y la fija en mí, nuevamente me pongo nerviosa, empiezo a morder mi labio y el solo sonríe con picardía.

— ¿ a que le tienes miedo tatum?—cuestiona

— A muchas cosas—respondo rápidamente

— ¿ entre esas el raro y ardiente de la clase?—inquiere

— En la clase no hay ningún raro, y no creo que ardiente

— ¿ o le tienes miedo al chico que todos ven como un chico malo?—vuelve a cuestionar

— No, no es eso...

— ¿entonces?

— Simplemente... no es nada, no te tengo porque estar dando explicaciones

El camina hacia mí, a paso lento pero seguro, mi cuerpo se queda inmóvil y mis ojos se clavan en los suyo, ese azul tan claro que se compara con el mismo cielo.

— Tranquila, es normal que le temas a lo que no conoces—murmura

— ¿ por qué haces esto?—cuestiono

— Solamente te pongo a prueba, y puedo ver como juzgas a una persona que ni siquiera te has dado el tiempo de conocer

— No te he juzgado

— Si lo has hecho, aunque digas lo contrario, y nunca entenderás la situación, porque no eres quien la vive, así que mejor piensa bien las cosas antes de abrir la boca...

— Yo... yo

— Puede que seas inteligente, pero no sabes nada de cómo no herir a las personas

El da media vuelta y se marcha, yo quedo paralizada, el solo hecho de tenerlo cerca de mí, me da pánico, y cierta atracción. Si creen que el es un chico malo se equivocan, estoy empezando a creer que es un bipolar. Enciendo mi motocicleta y emprendo camino hacia mi casa. Después de unos minutos llego, busco entre mi tula las llaves y abro, pero solo veo a Efraín junto con Kim.

— Maggy, llegaste, nena pero como estas lastimada—dice Efraín con un tono de voz teñido por la preocupación

— Si... llegue

— Siéntate en el mueble, voy por el botiquín

— Bueno

Hago lo que él me dice, y el solo hecho de sentarme en el mueble es infernal, ahora me duelen los huesos, bien dice que los dolores no salen enseguida, si no después. El llega, deja a Kim a un lado y se dedica a curar mis raspones, los cuales arde como el infierno, y al pasar el algodón húmedo de agua oxigenada por mi rodilla derecha una espuma espesa se forma.

— Me duele—digo con un hilo de voz, y las lagrimas a punto de salir

— Calma nena, solo será unos momento—dice con un tono tranquilizador

— Es que me duele—gimoteo igual o peor que Kim

— Ya, ya no falta nada

Él toma mis brazos los extiende y hace el procedimiento que aplico anteriormente en mi rodilla. Pero en realidad no lloro por el ardor, lloro porque me sentí herida con las palabras de Niall, y en casa es que vengo a estallar, el tenia razón, yo lo estaba juzgando y aun no lo conocía, y lo más importante: No tenía en cuenta la situación en la que él se encontraba.

Defecto [ N.H.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora