CAPITULO 12; INCOGNITAS

25 0 0
                                    

Te he perdido, aunque implore que vuelvas a mi te he perdido.

Cerré los ojos buscando una razón coherente a la que -raramente- me lanzé a los brazos de Tomás reteniendolo. Seguramente me arrepentí, seguramente odiaría perderle. Los abrí encontrandome con la atenta mirada de mi hermano y Tomás.

-Tom...yo...

Rió con una voz realmente tierna y grave-Tranquila Darcy.

-Hermanita.-miré a Dylan.-Papá matará a Tom.

Reí un poco al ver la cara de Tomás pero a los segundos se relajó, con una mano descansando sobre mi cadera y la otra acariciando mi mejilla murmuró.«No me importa que me asesisen por luchar por el amor» Su sonrisa se ensanchó al ver el sonrojo en mis mejilas, sentí algo agitar mi brazo así que miré hacia abajo, una pequeña de apróximadamente unos 3 o 4 años tiraba del chaleco. Luego, miré a Tomás.

-Es mi sobrina.-asentí sin poder creer la ternura de la niña.

-Darcy, Darcy Styles ¿y tú pequeña?-pregunté arrodillandome frente a ella.

-Adelaida Marcotti, señorita-sonreí.-Mi tío Tomás me ha dicho mucho sobre usted, ahora entiendo porqué está tan loco.

Tomé a Adelaida en mis brazos, Tomás posó su mano en mi cintura nuevamente siendo separados por la pequeña criatura en mis brazos. Su sonrisa era tan radiante como la de él y sus ojos tenían un brillo especial. Adelaida unió sus brazos por mi cuello sin querer solterme ni compartirme.

-Enana, devuelveme a mi chica.

-No-negó dulcemente-Me cayó mejor que esa tal Brina, Drima o como se diga su nombre.-reí con las equivocaciones.

-Drina, mi vida, y concuerdo contigo. Ella es una verdadera pe....

-¡Darcy!-me reprendió Tomás.

-Chiquita, ¿cuántos años tienes?

-4 años y medio.

Miré al chico frente a mi bajando a Adelaida, apunté a la hermana de él que venía a por su hija. Cuando Tomás y yo volvimos a estár solos sin la precensia de mi hermano y la hermana de él uní mis manos por encima de su pecho. Por su parte, las unió en mi cintura enrredando sus dedos y jugueteando con la incomoda bata de hospital. Sonreí antes de dejarle un beso en la mejilla.

Y otro seguido en los labios.

-Hey, ¿lo has pensado? ¿volverás conmigo?-no respondí, en cambio, negué con la cabeza y volví a darle otro beso en los labios.-¿eso es un sí?

Asentí.

-Es un sí, amor.

Rió antes de besarme más profundo, pasé los brazos tras su cuello sin temor alguno. En completo silencio sucedió todo, hasta que la sirena de una ambulancia retumbó por todo el lugar. Miré la camilla salir y me di cuenta que la persona ahí no era nada más ni nada menos que Dylan.

-¿qué le ocurrió?-pregunté con el corazón fuera de mi.

-Lo encontramos gracias a una llamada de un anonimo. El ex luchador Harold Styles viene atrás.-mi corazón se rompió y no pude evitar sollozar.-¿no eres...Darcy?

-Sí...-dije con la voz rota.-Dylan....

Sentí desvanecer, sus mejillas estaban rojas y las heridas eran muchas a lo largo de su cuerpo. Se lo llevaron y atrás de él venía otra camilla. Mi padre venía aún peor que mi hermano y lo peor de todo. Mamá lloraba a montones, Tomás me sostuvo de la cintura todo el tiempo. ¡joder! Otro sollozo salió de lo profundo de mi garganta haciendome notar, la mujer que me dió la vida se acercó a mi con un sobre y depositó un beso en mi frente antes de retirarse.

Abrí el sobre y dentro de él había una carta.

Al leerla caí de rodillas, manchando la perfecta carta con mis lagrimas, mi cuerpo fue cargado hasta el tercer piso pero ya nada me importaba.

TOMÁS.

Lo que sea que haya contenido esa carta hiso que Darcy desvaneciera, entrara en un trance del que es difícil salir. Cogí su cuerpo congelado hasta el tercer piso, donde estaba la temporal habitación de ella y la acosté con cuidado de dañar su brazo. Sentí como sus brazos se aferraban a mi cuerpo y supe que si me iba. Ella iba a ponerse peor y capáz dañarse fisicamente.

-Tomás-murmuró con una voz baja y evidentemente triste-Sí hay noticias de ellos, dime, por favor.

-Obvio que sí, Dars, lo haré.

Cerró los ojos un momento y al abrirlos nuevamente noté como la tristeza se iba poco a poco disipándose totalmente. Pero su color verde esmeralda sé oscureció al punto de que quedó de un verde muy oscuro. Apreté un poco su cuerpo y golpeé suavemente su mejilla. No reaccionaba.

De un momento a otro volvió a la normalidad sólo que la imagen de sus ojos oscuros me quedó guardado en la mente. Aùn seguía siendo la misma. Aferró sus manos a mi gran polerón y cerró sus ojos. Acomodé mejor mi cuerpo de modo que el suyo quedaba casi encima del mío, y rodeando su cuerpo sentí mis parpados pesar.

DRINA

Eran las 9 pm, hora de cenar con lo que se podía llamar familia. Bajé vistiendo uno jeans viejos ajustados, una camiseta antigua enorme y converse rojas. Muy diferente a como suelo vestir en el instituto. Ni siquiera con maquillaje, y odiaba ser tan falsa.

-¿y Drina no bajará?-escuché la voz de Dein.

-Por mi que se quede arriba siempre, no la soporto.

Me arrodillé viendo como mi padrastro hablaba de mi tan mal.

-Hola Dein.-saludé a mi hermano cuando bajé. Miró de arriba hacia abajo mi atuendo.

-Drina ¿qué te ocurrió?-preguntó con preocupación.-Tú no vestías así desde hace como 2 o 3 años.

Aparté los pelos salvajes de mi rostro.-Las personas cambian, militar. Desde que te fuiste fui otra.

-¿pasamos a la mesa, familia?-anunció mi madre que me sonrió dulcemente, no como lo hacía el imbecil de su pareja, Darrel.

-Claro má.-Dein pasó su brazo por mis hombros.

Todos nos sentamos en la mesa, y como siempre desde que mi hermano se fue a rusia para meterse en la escuela militar, me senté alejada de Darrel. Mamá me tendió un plato con verduras, carne y puré. Típica cena de los viernes. El semblante de Dein se puso serio cuando Darrel me miró. Y lo noté. Había deseo vivo en él aún. En cuanto terminé de cenar le di un beso en la mejilla a mi madre y me despedí, arriba, lavé mis dientes, amarré mi cabello y busqué mi pijama. Me tiré sobre la cama entrando en un trance.

-Darrel te miró con perverción-salí de mi trance al oir la voz de mi hermano.- Te he perdido, aunque implore que vuelvas a mi te he perdido.

-Te fuiste a rusia, papá se fue con su amante y al año mamá llegó con ese imbecil. Todo hace 3 o 4 años.

-¿qué te hiso el imbecil?-le miré con temor, aún midiendo casi 2 metros era tierno e intimidante.

-No me hizo nada.-respondí.

-Eres como un libro abierto hermanita, y sé cuando mientes.

-Abusó de mi, Deined.

-¿abusó de ti?-preguntó incredulo, hasta que apretó la mandibula.-Ese idiota...

-No hagas nada, mamá no sabe.-agarré su mano.

-No prometo nada.

Dein se acomodó a mi lado de modo que puse mi cabeza sobre su pecho quedandome dormida.

N/A;

Apuesto a que no conocían ese lado de Drina. Ah):

Sorry, ando sentimental today y bueno, detrás de esa actitud hay algo más que maquillaje y color de rosa.

Irresistible TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora