CAPITULO 22; UN PASADO OSCURO.

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Nadie se esparaba eso de ella, ni la misma muerte, ni la misma vida.

Desperté otro día como siempre desde que tengo memoria. Mi celular sonó fuertemente por todo el cuarto rojo con blanco.

Drina: Arriba ese culo, hoy hay fiesta en la playa y quiero que muestres esas curvas

Empezé a escribir la respuesta, un poco larga.

Dars: Mala idea, la resaca y el alcohol de la fiesta del viernes me dejó un regalito que a mi padre no le gustará. Tengo un tatuaje en la cintura algo...raro. *adjuntar foto* ¿Quién carajos se tatúa unas siglas que ahora tienen sentido?

Drina; Igual, se ve cool.

Me paré perezosa de la cama en camino al baño, lavé mis dientes y volví a buscar en mi armario. Por suerte hoy no llovería y el sol durará todo el día. Saqué una blusa azul y unos jeans blancos. Saqué de una caja unos zapatos altos.-Me falta algo.-murmuré. Mi puerta se abrió dejando ver a Tomás en shorts, mi pijama consistía en una camiseta a tiras y basicamente eso. Pero anoche me acosté con pantalones de pijama a rayas. Encontré lo que me faltaba y me saqué la camiseta.

-Dars, cúbrete.-soltó Tomás.

Tomé el crop top entre mis manos, lo pasé por mi cuello hasta cubrir casi por completo mi torso.

-¿y eso?-apuntó el tatuaje.-T.E.M.

-No lo sé, pero es guay.-admití.

Quité los pantalones rapidamente calzandome los jeans pero no subían, Tomás tomó los costados y los subió lentamente, increiblemente, subió y logré abrocharlo. Ya Solo faltaba la blusa pero él me la quitó.

-¡Dylancito!-grité, casi corriendo llegó a mi.-Quitale mi blusa, no la alcanzo.

-Pero si creciste 4 centímetros Darcy.-quejó, pequé mis ojos en él.-Vale, entendí.

Dylan saltó quitandole la blusa de las manos al moreno, me la tiró en la cara y salió de mi cuarto cerrando. La pasé por mis brazos -ya que es manga larga, muy larga.-y dejé los botones sin abrochar. Con las manos en los hombros de Tomás me impulsé, subí a mi cama parandome sobre el colchón antes de darle un beso a mi novio.

-Supongo la rubia ya te dijo que hoy hay fiesta.

*

La fogata estaba encendida a fuego intenso, con los alumnos de Earl Robin School alrededor de ella. Mi cabeza la había apoyado en el hombro de mi novio relajandome. Encima de mi cuerpo solo había un bikini negro y rojo, unos jeans del mismo color que la parte superior y una blusa transparente.

-Cuenta la leyenda que aquí, en la playa donde justo estamos todos, se desató uns guerra a gritos y golpes entre Leia y Dorotis, dos chicas sumamente populares en nuestro instituto.-comenzó un chico.-Leia solo tenía 17 años cuando Dorotis, la rubia más guapa de Earl Robin School se acercó a ella con un cuchillo en mano. Leia corrió chocando con Andreh, su mejor amigo y novio.-apreté mis manos en puños.-Leia se protegía por Andreh, pero la rubia no se rendiría jamás. Tiró el cuchillo a la arena y tomó de la camiseta al chico. Al principio dudó pero al ver la cara de desagrado en el rostro de Leia lo besó.

»Andreh trató de alejarla pero no hubo como, Leia corrió lejos del lugar llamando la atención de todos cuando estuvo en el risco a punto de tirarse. Su novio corrió tras ella, sujetandola para que no cayese al vacío del mar. La marea subió gradualmente, y antes de que Dorotis pudiera reir algo movió el gran cuchillo. Mejor dicho alguien. Leia se tiró cayendo directo a una roca,una gran roca filosa y en punta.

»Cayó directo a la punta, su cuerpo enterrado aterró a los estudiantes. Una muchacha, la que sostenía aquel cuchillo virgen, se paró y acercó a Dorotis Evens. Pero otra, le decían Andrea Sullivan, jamás se supo su verdadero nombre. Detuvo el cuchillo.

17 años antes.

Angelica, o como todos conocían como Andrea detuvo a McClaren. A centimetros de acuchillar a la chica.

-Espera, McClaren, y creeme que es mejor que te digan por tu verdadero apellido. Paul McClaren no es el indicado.-le susurró.

-¡pero quiero asesinar a la zorra!-gruñó.

-¿sabes que opina Harry de ti?-rió Dorotis.-Que eres una completa tonta e ilusa.-Angelica se acercó lo suficiente aplastando un poco el cuchillo contra su cuello.

-Cállate o yo misma te corto el cuello.

-¡Angelica Grey, basta!-gruñó un chico de rizos a la distancia.-Joder, nunca dije algo como eso.

Rió más fuerte Dorotis Evens.-Mentiroso animal, claro que sí.-Angelica tiró el cuerpo de la rubia al suelo, apoyandose sobre sus rodillas.

-Te mataré si sigues hablando, zorra.-gruñó enojada.

-Hey, no lo hagas.-Melannie, la del cabello arcoiris trató de ayudar en algo, en salvar la vida de Dorotis.

-¡Callar todos y escucharme, esta zorra se muere ahora o ahora!

Deslisó el cuchillo en el blanco cuello de la rubia. Llenandolode sangre, llenando la ropa de ella misma y de Harry.

Actualidad.

-Joder, esa chica debió tener serios problemas con Dorotis.-murmuré.

-Andrea Sullivan jamás dio su nombre verdadero, solo se sabe que vive aún aquí en Londres y tiene una hija y un hijo de 14 años.

Tomás, Drina y Jay me miraron. De pronto la voz irritante de Allyson se filtró.-Darcy, puede ser tu madre esa tal Andrea ¿no crees?

Gruñí-Claro que no, maldita arpía.

Me paré alejandome del grupo seguida de mi novio.

-Dars, tranquila.-me giré, de mis ojos ya corrían lagrimas evidentes.-Hey, no le hagas caso.

-Tomasito.-miré a Allyson, su mirada no me decía nada bueno.

Apretó las manos en la chaqueta de mi novio y le besó, no hubo forcejeos y corrí. Corrí tan lejos como pude de ahí. Llegué a la moto que mi padre me compró y la encendí sin olvidar primero el casco. Conduje hasta una zona tranquila y solté varias lagrimas más. Pero el rugir de otra moto resonó y se filtró en mis oidos, no le tomé importancia y cerré los ojos. Sentí desvanecerme y terminé desmayandome.

-No despierta.-una voz conocida llegó. Abrí mis ojos con dificultad.

-¿qué me...-recordé.-Aléjate, Marcotti.

-Déjame...estár contigo una última vez. Me debes odiar.-asentí sin ganas.-Sabes que te amo, enana, sabes que eres como mi vida y perderte es lo peor que me podría pasar.-sus manos arroparon mi cintura. Solté un jadeo contenido.-Eres la única que amo enanita, eres tan especial para mi, tan lin...

-Calla.-tapé su boca con mi mano, todos los demás andaban en el agua.-¿puedo confiar en ti, dejar a tu merced mi corazón?-asintió.-Entonces besame.

La fogata seguía encendida, sus labios tomaron posesión en los míos, con necesidad. Uní mis manos tras su cuello empunadole más cerca de mi.

Irresistible TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora