CAPITULO 13; MISTERIOS RESUELTOS.

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Aveces hay que arriesgarse para ser feliz.

Abrí los ojos encontrandome con Tomás durmiendo dulcemente. Recordé vagamente lo ocurrido ayer y mi corazón —aún roto— ya no dolía tanto. El moreno abrió sus ojos y sonrió al verme ahí. Mirandole.

—¿cómo estás, cariño?—preguntó.

—Mejor, estoy mejor.¿y tú, Tommi?

—Bien pequeña.

Sonreí embobada por su belleza. Me di la vuelta llevandome conmigo los brazos de Tomás haciendo que me rodease y mi espalda chocara con su duro pecho.—Darcy—murmuró.

—Dime.

—¿qué haces?—preguntó con una risa grave.

—Obligarte a abrazarme.—respondí dulcemente.

—No es necesario obligarme, nena.

Sus fuertes brazos se aferraron más a mi cuerpo, apretando suavemente, suspiré sintiendo la tranquilidad que sentía al tenerlo a mi lado abrazandome. Vi por la ventana que tenía la cortina corrida que aún no amanecía. Revisé la hora en el reloj de la pared percatandome de que eran las 4 am. Puse mis manos sobre las manos del moreno viendo el contraste claro que había entre su mano y la mía.—Es tarde, amor, duerme.—susurró en mi oido.

Desenrredó una mano uniendola junto a mi pequeña mano. Entrelazé nuestros dedos sintiendo un cosquilleo en la palma, que poco a poco se disipó.—No tengo sueño, Tomás.

Dije con la voz baja, rió roncamente en mi oido nuevamente haciendo que una electricidad imperceptible pasara por toda mi anatomía. Sentí la rara necesidad de explorar el hospital y con él no temería.—¿vamos a investigar cada rincón del hospital?—propuse.

—Mmh, vamos.

Me soltó un momento girando mi cuerpo y apoyado sobre su codo, me besó tiernamente. Al separarse sonrió, se paró y me cargó. Al salir del cuarto me bajó tomando de por sí mi mano, el contraste era notorio entre su morena y larga mano a mi blanca y pequeña —desde el punto en que lo veas— mano de muñeca. Hice una mueca al sentir el frío bajo mis pies. Tomás, literalmente corrió a buscar mis zapatillas para pasarmelas. Las puse rapidamente por mis pies y tomé nuevamente la mano de mi novio.

DEIN

1 mes después.

Suspiré pesadamente sin poder pegar un ojo, eran las 12 pm y aún así —con complicaciones evidentes— no paraba de pensar en lo que me dijo Drina hace 1 mes atrás. No sabía hace cuanto tiempo fue pero a juzgar por la mirada de ella fue hace poco. Jugué con mis dedos molesto por no hacer nada para evitarlo y sin pensarlo dos veces, llamé a la puerta de mamá. Ella, abrió.

—Necesitamos hablar, mamá.—dije una vez que su semblante se preocupó.

—¿de qué, cariño?

—Vamos abajo ¿sí, mamá?—asintió cerrando la puerta.

Noté como le complicaba ver en la oscuridad remota del pasillo. Agarré su mano guiandola hasta el sofá.

—¿nunca te pasó por la cabeza la razón del cambio de Drina?—pregunté.

—Sí, pero Darrel me dijo que no me preocupase.

—¿y qué él fue la razón?—negó.

—Cariño, Darrel estuvo cuidandola desde que tu padre se fue con la otra.

—Temo saber porqué cambió Drina.—solté con temor a que no me creyese.—¿pusieron camaras, no?—asintió.—Necesito las grabaciones desde hacía 1 año.

Irresistible TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora