El plan de Raini.

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Al día siguiente me desperté temprano, porque de nuevo tenía que ir a clases. Entonces, me puse el uniforme y me hice mi habitual cola de caballo, no me gustaba para nada utilizar el cabello suelto, creo que eso hace que las personas se fijen más en ti, pues el cabello es una parte fundamental de la persona. Si llevas el cabello tomado, es más fácil que se fijen en tú cara, pero como no soy linda, me da lo mismo que me vean o no.

Entonces bajé a desayunar, pero no comí nada, simplemente me encontré con una nota en el comedor, era de mi mamá, diciéndome que hoy llegaría tarde. Bufé, esto no era ninguna novedad. Mamá trabajaba en exceso, por lo que estoy acostumbrada a pasar todos mis días sola. Ni siquiera me deja tener un perro, sólo tenemos un gato naranjo y gordo, es igual a Garfield, e incluso se llama así.

En fin, al tener todo listo abrí la puerta y me encontré con Ross ahí parado, casi listo para golpear. Sonreí al verlo.

—Me parece que estamos algo conectados, ¿no lo crees? —preguntó Ross mirándome fijamente.

—Pues eso parece —respondí sonriendo de modo tierno y tomando mi mochila con fuerzas. Aunque sea raro, Ross me hace sentir nerviosa —Ross, no te quiero molestar yo...

—¿Bromeas? —preguntó fingiendo estar ofendido —Tú nunca me vas a molestar, me encanta estar contigo eres una buena amiga —juro que en ese mismo instante mis mejillas se pusieron rojas de la ternura y la emoción de escuchar esas palabras salir de los labios de Ross —Además... ¿de qué me serviría tener un auto y no usarlo? —preguntó dándome un codazo.

—Tienes toda la razón, eso no tendría sentido alguno —respondí riendo.

—Sí, casi siempre tengo razón —Ross me regaló una sonrisa y yo rodé los ojos, en ocasiones él podía ser un verdadero engreído, pero tampoco resultaba algo molesto porque claramente lo hacía por bromear —¿Vamos al colegio? —preguntó después de un breve silencio.

—Claro que sí... —respondí algo tímida.

Entonces Ross y yo empezamos a caminar hasta su auto, al llegar subimos, él encendió la radio —Radio Disney, donde pasaban buena música, la mayoría en Inglés—. Y así fue como empezó a conducir hasta el colegio. En ocasiones podía ver como movía las manos al ritmo de la canción, tenía un excelente ritmo y también tarareaba las canciones.

—Se ve que amas la música... —susurré, pero él me observó.

—La verdad es que me encanta, y no me gusta que mi mamá crea que es perder el tiempo —respondió rodando los ojos —Yo amo cantar, y siempre lo amaré.

—Eso sí que es tener una pasión, es bueno que cuides tú pasión.

—Sería aún mejor que mi mamá me apoye en eso —respondió suspirando.

Nos quedamos por unos minutos en silencio, minutos en los que yo me perdí observando el camino. Nunca me había dado cuenta de lo diferente que es todo, de las calles por donde queda el colegio. Todo es tan colorido, todo se ve tan abandonado, todo es tan extraño. A veces siento que soy una chica demasiado insegura, alguien demasiado temerosa, y que el mundo es demasiado grande para mí, que siempre encontraré nuevas sorpresas y que tal vez, sólo tal vez... no me siento lista para todas las cosas que van a venir a continuación.

—Laura... —dijo Ross después de un breve silencio, ya estábamos llegando al colegio —¿Qué es lo que a ti te apasiona? —preguntó mirándome fijamente, pero seguía manejando.

—Pues... —me quedé en silencio mientras rascaba mi nuca. ¿Mi pasión? Eso es algo de lo que nunca me he preocupado, es obvio que soy una chica tímida y también muy solitaria. Pero... con tanta soledad, nunca pensé en mí. Siempre he estado preocupada por los demás, siempre he pensado en el futuro. Nunca, pero nunca... he pensado en algo que me gusté a mí, en algo que quiera hacer. Esto sí que es... raro.

You are Beautiful.Where stories live. Discover now