You are Beautiful.

Toda una Tarde Juntos.

Después de la entrevista televisiva que dio Roxy, decidí dejar las cosas pausadas. Cómo llegó se iría, esa fue mi idea. Raini no estaba de acuerdo, pero decidí que si Maia me quería poner entre la espada y la pared, no le daría ese derecho. Si Roxy desaparece, Maia no tendrá evidencia de que alguna vez le di vida a Roxy, ya que su foto no es ninguna prueba importante, no sirve de nada.

Ahora mismo, me encuentro en mi casa arreglándome. Hoy saldré con Ross. Sí, me invitó a comer helado a una plaza, lejos de casa, iríamos en su auto. Me sorprende que quiera salir conmigo, no sé si tomarlo como una cita, o cómo algo casual. Así que me arreglé. Me puse un vestido salmón, más o menos clarito, con mangas largas. A pesar de que ya no me corto las venas, prefiero usar manga larga, por las cicatrices que me quedan. Me puse unos zapatos planos, de color negro, tienen una mariposa en ellos. Y para adornoar mi cabello, una cinta, del mismo color del vestido. Me vi en el espejo, y no sentí asco, simplemente sonreí.

Me senté en mi cama, y pude ver a Austin, el gato de mi madre. Le hice cariño, mientras él ronroneaba.

-La vida es bella -le dije al gato como si pudiese entenderme.

Es sorprendente todo lo que ha pasado, ya que... Desde hace algunos años, sentía que la vida no tenía sentido, que todos me odiaban. Pero después, apareció Ross y todo cambio. Ross me hizo entender que a veces, enfrentar los miedos es algo bueno, que con ello puedes ayudar a algunas personas. Y que la amistad verdadera sí existe, que la vida puede ser maravillosa.

El timbre suena, yo arreglo mi cabello y sonrió. "Llegó la hora" -me dije mentalmente. Después me levanté y fui a abrir la puerta con una sonrisa en mi rostro.

-Hola, Ross -saludé al abrir.

-Laura... -me miro sorprendido. Se veía realmente guapo. Llevaba un pantalón negro, y una camisa a cuadros roja, con líneas negras. Se veía sexy -, Te ves hermosa.

-¿Hermosa? -no lo podía creer, di una tímida sonrisa.

-Tú eres hermosa, no debes sorprenderte cuando te lo digan.

-Gracias... -respondí con un tímido susurro.

-Vamos.

Ross tomó mi mano y juntos salimos de mi casa. Cerré la puerta con candado, ya que la casa se quedaba sola. Me guió hasta su auto. Me abrió la puerta, y me tomó de la cintura para ayudarme a sentarme en el asiento del copiloto. Reí un poco, porque sus manos me hicieron cosquillas. Después él se dio la puerta para subir al asiento del conductor.

-Laura, iremos a una Plaza, porque tengo qué decirte algo muy importante -explicó Ross mientras revisaba el auto.

-¿Es algo bueno o malo? -pregunté asustada.

-Es algo muy bueno -respondió sonriendo.

-¿Me das una pista? -pregunté, haciéndome la inocente. Él encendió el auto, y lo puso en marcha.

-Sólo te puedo decir, que tiene que ver con Roxy.

Mi corazón se aceleró. ¿Acaso Maia le dijo la verdad a Ross, y Ross ya sabe todo? Pero... ¿Por qué se ve tan feliz? Es que... No lo entiendo.

-¿Qué hizo ella? -pregunté. Tristemente mi voz sonó atormentada, realmente asustada.

-Ella hizo mucho -respondió Ross -, Pero después hablaremos. Disfruta el viaje.

Ross encendió la radio. Justamente estaban pasando una de mis canciones. Bueno... de Roxy. Era Parachute, una de las que más disfrute escribir. Me daban ganas de llorar sólo con escuchar la letra. De hecho... La escribí pensando en Ross.