Capítulo 4

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Madison.

La siguiente mañana me despierto peor de lo que imaginaba. Estornudo cinco veces y siento un frío inmortal, así que decido quedarme un rato más en la cama ¿En qué momento se me ocurrió quedarme bajo la tormenta? Me maldigo, y de paso le maldigo a él también, por estar en mi mente cuando ya debería haber desaparecido, y aunque la mayor parte de él se ha evaporado en mi mente, siento como el restante empieza a multiplicarse.

Sinceramente, preferiría no haber sabido nunca que Jared está a unos pocos kilómetros de mí. Preferiría seguir con mi vida yonki en la que los problemas solo existen en matemáticas.

Alargo mi brazo hacia la mesita de noche y cojo mi teléfono. Lo enciendo y leo el mensaje que tengo de April.

April: Esta tarde vamos a ir al cine, ¿te vienes?

Bloqueo mi móvil y vuelvo a dejarlo sobre la mesita de noche. No me apetece salir esta noche, lo único que quiero es permanecer el resto del día bajo mi edredón.

Vuelvo a cerrar los ojos e intentar volver a caer en el sueño y despertar más tarde, con más fuerzas quizás.

Jared.

Bajo del metro y salgo de la estación para subirme al taxi que pedí hace unos minutos que me lleva al hotel que he reservado esta mañana.

El taxista me informa de que el hotel está a dos horas de la estación y que con el tráfico de esta tarde probablemente el viaje se prolongue un poco más, pero no me importa. Guardo mi maleta y me subo a los asientos de atrás.

Observo el atardecer a través de la ventana, observo como las nubes se van poniendo sobre la débil proyección de los rayos de Sol. Las nubes... Las malditas nubes que no deberían de significar nada para mí, pero sin embargo lo hacen. Me recuerdan tanto a ella... ¿Por qué estoy pensando en ella? No. No puedo. No puedo dejar que la caja que me aseguré de cerrar correctamente se fuerce por abrirse, incluso a pesar de estar cerrada con llave y rodeada de cadenas. Sé que si sigo torturándome acabará abriéndose, ya conozco esa fuerza.

Mi único objetivo en la vida es pelear, y ganar cada batalla. Demostrarle al mundo que no tenemos la libertad que merecemos, pero sí fuerza, y con fuerza puede ganarse un pulso, y eso es lo que la vida es: un pulso.

Cierro los ojos e intento relajarme, intento desconectar de la realidad y entrar en un mundo donde obtengo todo aquello que quiero.

Madison.

Me levanto y son las ocho de la tarde. Frunzo el ceño ¿Tanto he dormido? Cojo mi teléfono y compruebo que tengo un mensaje de Jeremy.

Jeremy: Espero verte en la fiesta de Keith esta noche J

Sonrío de lado y me muerdo el labio inferior. Sí, claro que voy a ir a esa fiesta, aunque he de admitir que no soy fanática de ir a fiestas.

Me acerco a mi armario y cojo un vestido dorado que me queda a la perfección. Me maquillo con un poco de rímel, sobre de ojos, pintalabios rojo y un poco de colorete. Me aliso el pelo y cuando miro la hora ya son las diez.

La casa está vacía, así que no tengo que decirle a nadie a donde voy, pero aun así dejo una nota en la cocina por si acaso.

Camino hasta la casa de Keith, que está a unos pocos minutos de la mía.

Hace calor en la calle, mucho calor. Estamos a mediadas de verano y las altas temperaturas se notan.

Entro en la casa de Keith, la cual ya está llena de gente borracha y otra no tan borracha. Frunzo el ceño, no me agrada esto, pero busco a mis amigos con la mirada queriendo pasar una buena noche.

DROPPED 2 - CLOUDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora