Capítulo 16

3.6K 287 28
                                    

Jared.

Son las doce p.m. y ya hay cuatro coches patrulla por nuestras calles. Salgo a la calle y observo como caminan vacilantes con las manos en su cintura, charlando uno con el otro o con sus teléfonos. Hijos de puta.

Cuando cierro la puerta del portal rápidamente me miran, me reconocen y no apartan la mirada de mí. Frunzo el ceño y después entrecierro los ojos desafiándoles.

Observo a Jennifer cruzando la calle con dos bolsas cargadas de productos del supermercado, entonces le miran a ella y un policía se acerca.

-¿Qué tienes ahí? –Le pregunta.-

-Comida. –Dice frunciendo el ceño.-

Jennifer siempre ha sido una chica dura, valiente, y unos cuantos policías no le inmutan.

El hombre le coge una de las bolsas y la vuelca provocando que todo lo que hay dentro caiga al suelo, y que la mayoría de las cosas se rompan. Algunos cartones de leche empiezan a gotear por sus grietas. Entonces le coge la otra bolsa y hace lo mismo.

-¿Pero qué coño haces? –dice enfadada.-

-No podéis comprar en nuestros supermercados.

-¿Cómo qué no? ¿Entonces qué comemos? ¿Nos morimos de hambre? –Levanta la voz.-

-Comed en vuestro bar. –Dice con superioridad.-

-¿Y cómo van a hacer comida con algo que no pueden comprar, eh?

-Buscaros la vida. –Dice y se da la vuelta para volver a su coche.-

Me acerco a ella.

-Quieren terminar con nosotros. –Solloza.- No podemos seguir así, Jared.

-Saldremos de esta.

-Tenemos que hacer algo. –dice.-

-Estamos condenados, Jennifer. Lo único que podemos hacer es esperar que el tiempo pase.

-Llevamos mucho tiempo esperando. –Dice apretando los dientes.- Con los coche patrulla aquí no podemos hacer nada, apenas podemos comer. No podemos perder la fe así. No estamos condenados, no somos ovejas negras, ni esclavos, ni asesinos, no podemos ser tratados de una manera diferente por un mal origen.

-¿Y qué vamos a hacer? ¿Una revolución? Apenas somos cien.

-Trescientos espartanos conquistaron muchos terrenos contra imperios que doblaban sus habitantes.

-Pero al final acabaron siendo vencidos. –Le recuerdo.-

-Es nuestra historia, nuestro final, si queremos ganar: ganaremos. –Se cruza de brazos.-

-No podemos relevarnos. Hablaré con los chicos. –Le digo.- Vuelve a casa.

Bufa y se marcha por las oscuras calles. Yo en cambio sigo callejeando asegurándome de que todo el mundo está en casa ya.

Entonces mi teléfono empieza a vibrar ente mis pantalones deportivos. Sonrío sabiendo quién me está llamando y lo saco de mi bolsillo para atender.

-Apenas ha pasado un día y ya te echo de menos. –escucho su voz entristecida.-

-Sigo esperando que vuelvas.

-Espero poder estar ahí antes de la semana que viene. –dice.-

-¿Cómo estás? –pregunto.-

-Bien, mal... Bien porque estoy bien, pero mal porque no estás conmigo. ¿Y tú?

-Bien, y mal. Bien porque sé que vas a volver, y mal porque aún no has comprado el billete.

DROPPED 2 - CLOUDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora