- Qué? -balbuceo de forma patética, a pesar de que lo he oído perfectamente.
- Pareces nueva, rubita- Noah sigue mirándome por encima del techo del deportivo. Su voz rota oculta las carcajadas que se muere por dejar salir- Si quieres ir por ahí dándote el lote con alguien estando prometida, por lo menos quítate el anillo- dice lanzándome el paragüas cerrado. Lo cojo al vuelo, con la cara incendiada.
-No iba a pegarme el lote contigo, macarra- me burlo, intentando arreglar mi orgullo herido.
- Además-sigue diciendo, ignorándome- Estás perdiendo facultades. Casi te dejas besar por mí teniendo prometido delante de la casa de tus padres- suelta una carcajada- Eso sí que son cojones, Anita.
Me giro bruscamente buscando movimiento en alguna ventana, pero, afortunadamente, no veo a nadie y el coche tampoco está.
- Mis padres no están en casa, gilipollas- hago una mueca, a pesar de que por dentro estoy respirando aliviada por lo que acabo de decir. Me encamino hacia la puerta, dispuesta a esperar dentro y dando por zanjada la conversación. Cuando mis padres vuelvan, les pediré su coche para volver a casa. Cualquier cosa antes de seguir allí, ruborizándome por todo y ofreciéndole a Noah una vista privilegiada de mis sentimientos hacia él. Sin embargo, noto que me sigue.
- Se puede saber qué haces?- pregunto sin mirarle.
- Andar. Y tú?
Cierro los ojos para evitar que me ponga nerviosa, cosa que no consigo.
- Voy a esperar a mis padres.
- Invítame a pasar entonces, no?- dice. Me giro de golpe y me lo encuentro ahí, mirándome con una sonrisa que tengo ganas de partirle.
- Desde cuándo te has vuelto tan gilipolllas?- exploto. Sus ojos no se apartan de mis labios.
-Ya lo era, rubia. Es solo que estabas tan enamorada de mí que no lo veías- juguetea con las llaves del coche mirando algún punto detrás de mi espalda y yo frunzo el ceño, clavo mis pupilas en las suyas directamente. Aparta la mirada y empiezo a pensar que no quiere mirarme a los ojos.
- Eres una copia barata de Kenickie en Grease.
- Kenickie- repite, y se ríe. No con la risa de chulo estudiada para bajarte las bragas, sino con la que reservaba para cuando yo decía algún comentario estúpido.
Esa sí que baja bragas, todo hay que decirlo.
- Te estás portando como un capullo.
- Lo que soy, rubia.
- No conmigo.
- Y qué?- por su tono está a punto de explotar, pero es difícil de averigüar porque sigue sin querer mirarme- Crees que voy a tratarte diferente del resto? Por qué?
Me clavo las uñas en las palmas de las manos lo más fuerte que puedo para evitar cruzarle la cara.
- Por qué has vuelto entonces?
Noah ladea la cabeza, sonriendo.
- Que alguien pare la Bolsa de Nueva York, tenemos nuevo centro del mundo- responde sarcásticamente- Vigila ese ego, Mjaanes.
-No has respondido.
-Bueno- apoya la espalda contra la puerta blanca de la entrada- Ya era hora de venir a visitar a la familia, no?
-Valentina te ha dado igual durante cinco años.
Y yo también.
-Quién ha dicho eso?
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Agujas
Lãng mạnAnna Mjaanes está a punto de casarse, vive en una casa con los gastos pagados y cree que su pasado jamás volverá a molestarla. Sin embargo, cuando una noche recibe una alarmante llamada para que acuda a casa de la hermana de Noah Verti, vuelve a ver...