Dejo que Valentina salga del bar delante de mí para abrir el paraguas. Fuera, las nubes están teñidas de un tono plomizo que amenaza lluvia. El paraguas negro se me resiste, sacudiéndose un par de veces antes de abrirse del todo, y cuando lo levanto, aparece delante de mí un deportivo negro brillante. Desentona maravillosamente con el barrio en el que estamos. Valentina echa a correr hacia él, hecha una furia. La ventanilla tintada se baja sola y se me descuelga la mandíbula cuando veo que es Noah quien lo conduce.
-Tú eres tonto?- grita su hermana, abriendo la puerta del conductor de un tirón- Acabas de llegar y ya vas paseándote con eso. Pareces nuevo. A que tampoco le has cambiado la matrícula?
-No lo he robado, idiota- se ríe Noah, dejándonos a ambas sin habla- He venido a llevarte al colegio.
Valentina se ha quedado muda.
- A matricularme?- apenas le sale un hilo de voz.
- No, a prenderle fuego- Noah hace una mueca. Lleva unos vaqueros oscuros y una chaqueta negra cerrada, y cuando cruza los brazos sobre el pecho es igual que un guardaespaldas- Va, sube- sonríe y un escalofrío me recorre la espina dorsal. Le observo guiñar un ojo, quitar las llaves y bajarse del coche como si no fuera consciente de lo que hace. Como si verle moverse no fuera un milagro. Como si fuera perfectamente normal estirar los labios y sonreír como lo hace, unos labios rosas, llenos, vivos. Como si no hubiera estado muerto en mi cabeza todos estos años, sacude las llaves en el aire con el gesto chulo que le caracteriza.
- Te has comprado un juguete y yo sigo debiendo cinco meses del alquiler- Valentina sigue sin moverse- Hay que ser gilipollas.
- Me sobra el dinero para pagar, Valen. Te lo dije - dice cortante, harto de la ingratitud de su hermana. Ella me mira, indecisa, y entonces los ojos de Noah se clavan en mi pecho como un golpe seco. Me observa de arriba abajo y yo agarro más fuerte el paraguas, a pesar de que todavía no llueve. Valentina se da cuenta enseguida.
- Ha venido a...- empieza a decir, pero no la dejo terminar.
- Ya me iba, tengo cuatro buses hasta casa- Dios, tengo que arreglar esto de la voz patética que me sale cuando me pongo nerviosa. Valentina mira a su hermano elocuentemente.
- Sube- dice Noah a regañadientes - Te llevamos.
La indiferencia de su voz hace que prefiera volver dentro y beberme todos los cafés del bar. O serrarme el estómago con un cuchillo de untar mantequilla.
Abro la boca para contestar, pero Valen se me adelanta.
- Yo he quedado... Por aquí- dice. Noah encarna una ceja.
- Con quién.?
- Venga ya- ella pone los ojos en blanco -Te las vas a dar ahora de hermano sobreprotector o qué- suelta una carcajada- Llegas cinco años tarde- trata de que suene despreocupado, pero tanto él como yo notamos el rencor en su vocecita de pájaro. Se despide de mí con la mano y levanta las tupidas cejas a modo de recordatorio.- Acuérdate de lo que hemos hablado- vocaliza, y se gira para irse.
- Creí que querías matricularte- Noah alza la voz a sus espaldas, lanzando su última tentativa desesperada para que se quede. Una parte de mí también quiere ponerse a suplicar que no se vaya: apenas un minuto con Noah en un espacio tan reducido como el coche podría provocarme una arritmia. Maldita manía de somatizar todos mis problemas.- Has esperado cinco años para llevarme- contesta Valentina entornando los ojos- No te vas a morir por esperar un día más- levanta las comisuras de los labios, pero la sonrisa no le alcanza los ojos. Me mira por última vez y se aleja a paso ligero.
-Joder- dice Noah entre dientes, abriendo de un tirón la puerta del coche y dejándose caer en el asiento de cuero. Yo me miro los padrastros de las uñas, evitando mirarle, pero sin moverme. No hay manera. Estoy anclada al suelo. Solo me queda esperar a que arranque y que mi cuerpo vuelva a funcionar normalmente una vez haya desaparecido de mi vista.

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Agujas
RomanceAnna Mjaanes está a punto de casarse, vive en una casa con los gastos pagados y cree que su pasado jamás volverá a molestarla. Sin embargo, cuando una noche recibe una alarmante llamada para que acuda a casa de la hermana de Noah Verti, vuelve a ver...