Cuando tenía nueve años, tuve que ir en ambulancia por un traumatismo en la cabeza. Solo recuerdo el traqueteo del vehículo y al técnico de emergencias que no paraba de hablarme para mantenerme distraída.
Pero esta vez solo veía fogonazos de luz y caras desconocidas. El interior de la ambulancia era blanco, y al contrario de lo que recordaba, no era frío.
Porque sentía la enorme mano de Noah en mi frente, como si quisiera tomarme la temperatura. Y tanto si tenía fiebre como si no, no quería que la quitara. Nunca.-
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Agujas
RomanceAnna Mjaanes está a punto de casarse, vive en una casa con los gastos pagados y cree que su pasado jamás volverá a molestarla. Sin embargo, cuando una noche recibe una alarmante llamada para que acuda a casa de la hermana de Noah Verti, vuelve a ver...