Capítulo 13: Agotamiento

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Izuna abrió la puerta de habitación que Madara compartía con Minato con aquella cara de preocupación. Vio a su hermano sentado contra una de las paredes observando dormir a su esposo y se acercó a él.

- Los guardias me lo han contado esta mañana. ¿Está bien?

- ¿Le llevaste al clan Namikaze? – preguntó con seriedad.

- Más bien fue él, ya sabes lo rápido que es ese chico, sólo pude seguirle.

- Creo que le ha afectado ver a su compañero. No esperaba más asesinatos después del matrimonio. Creo que tuvo un ataque de histeria o algo, tuve que dormirle para calmarle.

- ¿Has podido dormir algo? – preguntó Izuna.

- No. Estaba preocupado por si se despertaba así que me he quedado despierto vigilándole. Sigue pensando que soy yo el asesino – dijo Madara notablemente serio – le pillé registrando entre mis cosas buscando pruebas de ello. En parte tiene razón para sospechar, me paso las noches fuera, los asesinatos suelen llevarse de noche y... no sé cómo hacerle ver que conmigo está a salvo. Estos.... Namikazes deberían venir con manual de instrucciones.

Izuna empezó a reírse al momento mientras miraba a Minato dormir plácidamente dentro del futón. Parecía tan tranquilo cuando dormía, porque cuando estaba despierto aquel chiquillo era como un torbellino, rebelde, travieso, hiperactivo... y sin embargo, pese a todo ello... era inteligente, atractivo y tremendamente atrayente.

- Te gusta ese chico – dijo Izuna viendo cómo su hermano le miraba embobado.

- Sí, supongo. Es mi esposo y no puedo negar que desde nuestra noche de bodas no pienso en otra cosa que no sea en él pero... es tan malditamente indomable y terco. Es imposible acercarme a él y mucho más sabiendo cómo ama a Sakumo. ¿Te quedas con él? – preguntó Madara a su hermano – necesito que alguien le tenga vigilado y compruebe que está bien. Tengo que ir a investigar a algunas personas.

- Vale. Vete tranquilo, me quedaré con él.

Madara se marchó de allí pese no haber pegado ojo en toda la noche. Estaba cansado pero también muy decidido a encontrar a los asesinos antes de que aniquilasen a todo ese clan. Haber visto a su esposo dormir como un auténtico ángel después de aquel ataque de histeria que le había dado era lo mejor que podía esperar. Adoraba a ese chico, tenía un fuerte carácter pero eso era lo que más le gustaba. Desde su noche de bodas no había podido apartar su imagen de la cabeza y pensar cuánto le odiaba ese chico le consumía lentamente por dentro. Apenas quería pasar tiempo en casa y es que no quería encariñarse de alguien que jamás le amaría.

Minato abrió lentamente los ojos sin entender aún qué había ocurrido. Apenas sentía fuerzas en sus manos ni para apartar la colcha pero movió la cabeza ligeramente observando a Izuna sentado contra la pared custodiando su sueño. Como siempre... Izuna era al primero que veía.

- I... - trató de hablar aunque las palabras también tardaban en salir, aún así Izuna abrió los ojos mirándole y sonriéndole.

- Estás despierto, por fin – comentó –llevas durmiendo casi trece horas, debías estar cansado.

- Aún lo estoy – comentó intentando sacar su voz – me siento... extraño.

- Ya. ¿Quieres que te traiga algo de comer?

- No, prefiero levantarme – comentó intentando levantarse - ¿Dónde está?

- ¿Mi hermano? Se acaba de ir hace un rato. Tenía una misión que hacer, es un ANBU al fin y al cabo, suelen exigirle misiones a todas horas. Aún así, se ha quedado toda la noche en vela cuidándote.

¡Ten hijos para esto! (Naruto; Madara-Minato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora