Capítulo 28: Maestro

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Minato se despertó a mitad noche, apenas podía dormir desde hacía meses y es que el niño que llevaba en su interior no le daba cuartel, iba a ser un niño muy movido. Minato se dio la vuelta dándole la espalda a su esposo y mirando hacia la ventana. Tocó su vientre con suavidad y entrecerró los ojos al sentir otra patada.

Era imposible dormir con ese dolor y la incomodidad al notar al niño moverse intentando encontrar una buena postura. Aquellos ojos azules se clavaron en las nubes que se movían intentando tapar la luna prácticamente llena que hoy se asomaba entre los frondosos árboles del clan Uchiha. Respiró y se centró en tratar de relajarse pese al dolor que sentía hasta que la cálida mano de Madara se colocó sobre la suya. Se giró mirando a Madara que apoyaba su barbilla en su hombro y besaba su cuello con ternura despidiendo algo de chakra de su mano hacia el vientre de Minato.

- Ey, pequeño... deja dormir a tu padre – susurró acariciando su vientre.

- Gracias – le dijo Minato sonriendo colocando su mano encima de la de Madara dejando que tocase su vientre – aún no entiendo cómo consigues calmarle.

- Sabe que no es conveniente enfadar a un Uchiha – le dijo Madara sonriendo y Minato sonrió.

- Eres un cascarrabias, pero también muy dulce. Él sabe que le quieres.

- Os quiero a ambos.

- Madara... - susurró mirando hacia la ventana de nuevo – Ese sello que me pusiste...

- No te preocupes, Minato, no dejaré que ocurra nada malo.

- Pero, he estado investigando sobre él, se debilita a medida que el embarazo avanza. ¿Qué pasará en el parto?

- Lo entiendo – dijo Madara abrazándole – entiendo tu miedo. Lamento que tengas que pasar por esto y que tengas que pasar por esa cirugía pero... yo estaré a tu lado y todo saldrá bien.

- Tengo miedo de que ese demonio acabe en mi hijo y no pueda controlarle, tengo miedo que pueda hacerle algo, los dos están dentro de mí.

- No le pasará nada. Todos están tratando de encontrar un sello más firme.

- A veces... siento que él me controla, está probándome.

- Confío en ti, Minato.

- No puedo mantenerle atrapado eternamente. Yo no... puedo controlarlo – dijo derramando un par de lágrimas.

- Falta poco, Minato. No le pasará nada a nuestro hijo y conseguiré un sellado mejor para evitarlo. Aguanta un poco más.

- Yo... prométeme que si me descontrolo... acabarás conmigo, no permitas que ese demonio salga y destruya más vidas. Mátalo aunque tengas que matarme a mí.

- No lo haré, Minato. No voy a matarte. He encontrado un sello que puede servir pero necesito un poco de tiempo para perfeccionarlo. Te prometo que todo irá bien. Confías en mí, ¿verdad?

- Sí.

- Es nuestro hijo y va a estar bien. Os cuidaré a los dos y cuando consiga sellar a esa bestia definitivamente, todo volverá a la normalidad. Te lo prometo. Jamás dejaré que os ocurra algo a ninguno de los dos. Venga, Minato, trata de descansar y deja que yo me ocupe de tus preocupaciones.

- Vale. Te amo – le dijo intentando sonreír y girando la cabeza para mirarle.

- Y yo a ti – comentó besándole antes de seguir acariciando su vientre para calmar a ese hijo que venía en camino.

¡Ten hijos para esto! (Naruto; Madara-Minato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora