CAPITULO 4

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-¿Y a adonde me llevaras? – preguntó _________, mientras Gerardo manejaba por la carretera limpia.

- Es una sorpresa...

- Tú como siempre...

- Me gusta ver tu rostro cuando te sorprendes, es gracioso. – le dijo él. _________ lo miró mal, mientras él reía con gusto. – estoy bromeando...

- A mí me gusta ver tu rostro cuando tienes ganas de...

- Eh, no toques ese temita.

- ¿Por qué no?

- ¿De verdad me veo gracioso cuando quiero...

- Sí. – esta vez él la miró mal. Pero le gustaba.

- Entonces quiere decir que... ahora me veo gracioso... – le dijo, inquietándola. Los colores se le subieron. Y un pequeño hincón le acarició la feminidad.

- Tonto... - susurró.

- Es la verdad.

La luna se asomaba. Y él tenía el lugar perfecto. Estacionó la Ford frente al lago. Siempre le había gustado ese lugar. Era especial. Era único. Venía ahí cuando tenía doce años y desde entonces no había regresado. _________ observó el lugar...

- ¿Te gusta?

- Me gustas tú...tú y todo de ti... - fue entonces cuando él la besó en los labios. No podía aguantar ni un solo momento más sin verla con él, haciéndole el amor, viéndola retorcerse por lo mucho que amaba que él la llenara con su dura po.lla. Pero sobre todo, con su amor.

- ¿Quieres ir... - le preguntó entre besos. Metió sus manos bajo la camiseta de _________, refugiándose entre su piel y la tela. Sus manos la estremecieron. Subiendo poco a poco hasta el broche del sujetador.

- Sí... - contestó ella.

- Sin ropa...

- Hace frío...

- Adentro ya no lo sentirás más... - le besó la boca de nuevo. No sentiría frío, nunca lo había sentido cuando hacían el amor.

- Tú también desnúdate.

- Oh...

- ¿Qué? - _________ se río.

- Dilo de nuevo, suena tan sensual...

- Pervertido. – le golpeó un hombro, mientras se quitaba la ropa. Él hizo lo mismo. Concentrándose un par de segundo en él y solo en él. Debía dejar de mirarla antes de que se empalmara más, con _________ nunca se sabía. Podía hasta correrse ahí mismo con solo mirarla. Le ponía tanto. Duro. Durísimo, tal y como una piedra. Y solo había algo que lograba calmar todo su hambre, y no era más que su cuerpo, su delicioso y pequeño cuerpo.

- Listo... - le avisó ella.

- Me di cuenta... - Gerardo relamió los labios, mientras se terminaba de quitar el pantalón.

- No hagas como si nunca me hubieras visto así, me pones nerviosa... - otra vez se sonrojó. Pero esta vez no sabía si era por que estaba nerviosa, o por que simplemente quería que él la llevara a la cima de una vez. Que se metiera en su cuerpo.

- Te amo... - murmuró él. Había sido más que solo una palabra. Había sido un impulso desde el fondo de su corazón. – no deberías estar nerviosa conmigo... - terminó de quitarse el pantalón, _________ bajó la mirada. Jo.der... cada vez le sorprendía más con el tamaño de su erección... - no conmigo... - colocó sus manos en la nuca de ella, atrayéndola. Le besó la boca, buscando su lengua y probándola tan intensamente como podía. – quiero hacer el amor...



SECRETOS (COMPLETA )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora