CAPITULO FINAL

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-Lo siento... - volvió a susurrar ella. Y de verdad tenía el corazón hecho pedazos. Se sentía peor de lo que nunca se había sentido antes. Destrozada. Le provocaba llorar. Llorar tan fuerte y que los problemas se acabaran por fin. Que todo volviera a ser como antes. Que todo hubiera comenzado de otra forma. Que su historia hubiera sido diferente...

Gerardo caminó hacia ella.

- Te...- se aclaró la garganta. - ¿te vas?

- No quería despertarte...

- ¿Te vas? – le volvió a preguntar. Directo y sin rodeos. _________ respiró entrecortadamente, el nudo en la garganta se le hacía más y más grande. Se había dado cuenta que no había dejado de llorar desde que había llegado a Kingston.

- Sí...

- ¿Por qué? – y trató de tocarla. De poder sentir por medio de su piel lo que sentía en ese mismo instante. – pensé que...

- No. – interrumpió ella. – yo... tengo que irme Gerardo, necesito irme a casa de nuevo... - le dijo, esta vez mirándolo a los ojos. Observó sus ojos ligeramente húmedos. Acumulando aquellas lágrimas que pronto saldrían. Volteó la mirada. Siempre había odiado que _________ lo viera llorar. Aunque hasta ese momento...ambos se conocían perfectamente.

- ¿Vas a regresar...

- Voy a volver con mi familia. – le aclaró ella. Y entonces...él entendió. Entendió que todo estaba siendo pagado ahora. Que aquellas cosas que había hecho en el pasado se pagarían de alguna forma. No una prisión. No una cárcel. No una condena. Si no algo peor que eso. Renunciar a ella. A _________. A su secuestrada. A la única persona que lo había visto llorar. A la única persona que le había confiado sus más íntimos secretos. A ella, que la había llegado a amar tanto. Renunciar a ella... saber que volverá con su familia, saber que encontrará a alguien mejor, alguien diferente y mejor que él, alguien que le dará lo que él no, alguien que la hará tan feliz que en muy poco tiempo conseguirá que lo olvide. Entendió que lo estaba pagando ahora. – necesito... - ella se limpió las lágrimas. Gerardo había empezado a llorar y ni siquiera lo había notado. – pensar, no sé... viajar y tal vez luego... podamos volvernos a ver...

- Estás mintiendo. – Gerardo tragó saliva. Los pómulos se le enrojecieron de lo impotente que estaba. – no vas a volver...

- Sí lo haré... yo...Gerardo... - lo llamó. Él no quiso mirarla. Apretó los labios y estos empezaron a temblar. – mírame... - la mano de _________ le acarició el mentón, volteando su rostro hacia el de ella. Él no tuvo otra opción que mirarla. – solo será un tiempo.

- Dime la verdad. – le dijo herido. Como si aquello se tratase de una traición.- dime que te quieres deshacer de mí al igual que todos, que también vas a odiarme igual que tod...

Los labios de _________ lo besaron. Gerardo calló. Calló por varios segundos mientras ella se adueñaba de su boca. Mientras jugaba con él y sentía sus lágrimas junto a sus mejillas. Sabía que lloraba. Sintió una de ellas en la comisura de sus labios. Y él le apretó la cintura, abrazándosela, y la alzó ligeramente haciendo que los pies de _________ quedaran en el aire. Y no quería perderla. Y no quería que esto acabara así... que esa historia, su historia...acabara de esa forma... _________ lo tomó de las mejillas. Lo besó de nuevo. Gerardo abrió su boca, y ella introdujo su lengua húmeda. Sus alientos se unieron. Y sus caricias también. Y Gerardo entendió que lo de anoche había sido una despedida... entendió por fin que ella nunca había sido para él, y que el destino...lo había hecho afortunado al ponerla en su camino. La alzó aún más, los pies de _________ ya ni siquiera rozaban el suelo, ahora estaban tendidos en el aire por la fuerza de Gerardo.

- No te vayas. – le rogó.

- Será por un tiempo... - le dijo ella. Pero no lo sabía. En realidad no lo sabía. Solo quería alejarse de todo. De él. De los problemas. Volver a su vida. Volver a su familia.

- No volverás...

- Lo haré...

- Prométemelo... - le besó los labios de nuevo. Y esperó que ella dijera algo. Que le prometiera que volvería junto a él. Fue entonces cuando la bocina de un taxi se escuchó a las afueras de la casa de Gerardo. Hace un momento _________ había ordenado uno. Se limpió las lágrimas y Gerardo hizo lo mismo. También había llorado mucho estos días.

- Oye... - susurró Gerardo, al observar que _________ había cogido su maleta de nuevo, apunto de irse. Le costaría...jo.der...todo esto le estaba costando más que ninguna cosa en el mundo. Le rasgaba el alma y el corazón el solo hecho de pensar que encontraría a alguien más. A alguien que podría besar todos los días. Que podría abrazarla y tocar su piel justo como él lo hacía. Tragó saliva... muchísimo recuerdos se le vinieron a la cabeza...no podía pedirle que se quedara junto a él, no...tal vez lo mejor...sería dejarla ir... que viviera una vida diferente, lejos de problemas y cosas que él vivía continuamente. Ella le dedicó una bonita sonrisa, llena de lágrimas y melancolía. Todo acababa de terminar. Y esta vez... para siempre. – te voy a extrañar...


SECRETOS (COMPLETA )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora