CAPITULO 21

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Llegó. Tomó una ducha a la velocidad máxima. Salió y cogió su ropa y las pocas cosas que tenía. Ni siquiera le dio tiempo de peinarse bien. Ni de arreglarse como tanto lo hacía. Y es que nada de eso importaba...solo quería irse... cogió la pequeña maleta que había formado, la misma que había traído hace días. Abrió la puerta de la habitación, decidida a irse y Gerardo...él la quedó observando.

- ¿A dónde vas? – le preguntó. Realmente intrigado. Bajó la cabeza, _________ apretó la maleta con las manos.

- No te interesa. – quiso apartarlo, pero Gerardo la detuvo de nuevo cogiéndola del brazo, la maleta cayó. _________ hizo una mueca de dolor. Las cosas iban tan mal...

- Respóndeme.

- ¡Suéltame! – le gritó ella. Y él lo hizo. La soltó. No quería que tuviera una imagen equivocada de él. Gerardo no era así. ¡No! No lo era con ella, podía serlo con el mundo entero pero menos con la única persona que le importaba. Respiró hondo, intentando tranquilizarse. – me voy a de aquí.

La garganta de Gerardo volvió a anudarse de tal forma que apenas podía hablar. Y ni siquiera le daban ganas... solo quería gritar... gritar y retroceder el tiempo para cambiar su forma de hacer las cosas, para cambiar su pasado y sus secretos, para cambiar los hechos y las causas, para cambiarse él...

- Ahora déjame salir ¿vale? ¿o qué? - _________ hizo que la mirara a los ojos. Que le doliera tanto aquella mirada como todas las que he había dedicado desde que sabía sus secretos. - ¿también vas a obligarme a que me quede?

- No vas a ir a ninguna parte a esta hora. – le ordenó. Recogió la maleta de _________ e intentó pasar a la habitación para dejarla ahí, pero ella no se lo permitió.

- Quiero irme de aquí. – le volvió a decir. – quiero irme, ya...ya no quiero verte ni un solo minuto más...jo.der...- dijo desesperada y apunto de ponerse a llorar. - ¿por qué no lo entiendes?

- Necesitas escucharme... - susurró Gerardo. Se volteó para que _________ no lo descubriera con los ojos húmedos.

- No quiero escuchar nada. – ella tragó saliva.

- ¡Tienes que escucharme por favor! – gritó Gerardo. Y _________ pudo jurar que ese grito se había escuchado en toda la casa. Se estremeció y cerró los ojos, tapándose la cara. Gerardo trató de respirar tranquilo... de mantenerse igual, pero no pudo. Tiró la maleta al suelo con fuerza. _________ retrocedió unos pasos. -necesito que me escuches... - le susurró. Ella no lo miró. No debía. No podía. Retrocedió más, tratando de alejarse de él. Pero Gerardo lo único que hizo fue acorralarla hasta la pared, ahí...donde no tendría escapatoria más que acurrucarse en sus brazos. – por favor... necesito que me des una oportunidad...

- ¿No crees que ya te he dado muchas? – los ojos de _________ se inundaron en lágrimas. – ya no puedo Gerardo...

- No te vayas. – se apretó los labios, mientras hacía puños las manos. – te necesito... te necesito _________... – la miró a los ojos, ella también lo hizo. – lo siento... - murmuró, ahora con la cabeza gacha. – no quería decepcionarte más... jo.der yo...yo no quería perderte mi amor. – levantó el rostro, topándose con el de ella. _________ estuvo apunto de comerse sus labios, de mojarlos con los suyos, de mezclarlos con las lágrimas que brotaban ahora de sus ojos... pero en vez de eso... no desistió.

- Tengo que irme. – le dijo.

- Escúchame... - le rogó Gerardo.

- No, te he dicho que esto se acabó...

- No... no... por favor... - Gerardo buscó su mirada, haciendo que ella no tuviera más opción que mirarlo. – perdóname... no quiero _________, no quiero perderte...

Volvió a bajar la cabeza. ¿Antes se había sentido así? No, nunca. Eso explicaba muchas cosas. Era la primera vez que lloraba por amor. Porque le dolía en verdad. Porque sentía que debía desahogar su jo.dida pena en varias gotas de agua salada que lo harían sentir bien. Porque no había peor castigo que perder a la única persona que no lo había juzgado al conocerlo.

- Te amo. – y lloró. Frente a sus ojos. Las lágrimas cayeron. Sus labios se mojaron al igual que sus mejillas. Su mentón quedó empapado. Su lengua por fin pudo probar el sabor de sus propias lágrimas. Y siguió llorando. Y _________ con él. – te amo mi amor... - dijo debilitado. Podía morir en ese entonces y no le importaría. Ahora entendía que su castigo era ese. Que el destino lo había hecho salvarse tantas veces de una prisión o cosas parecidas, porque sabía que algo peor vendría luego. Alguien que lo enamoraría hasta los huesos y que tendría que perder por sus propios actos...

Sintió que moría por dentro. Que se desvanecía sin fuerza alguna. Hasta que de pronto sintió las tibias manos de _________ limpiarle las lágrimas.

Lo besó. Los labios. Las mejillas. La nariz. Y él se dejó besar. Como un bebé. Como un niño que acababan de perdonar, o al menos eso creía. Pero ella no dijo palabra. Nada. Solo siguió besándolo hasta llegar a levantarle la camiseta y tocar su remarcado abdomen. Una erección se formó entre los pantalones de Gerardo. Él la cogió de la cintura. La acarició. Abrazándola de ella y cargándola ligeramente. Sentía una ligera calentura que se paseaba por su cuerpo al sentir las manos de _________ sobre su piel, acariciándola, tocándolo como solía hacerlo... la besó de nuevo. Y cargándola llegó hasta el filo de la cama, cerrando la puerta de la habitación con sus pies.

La acostó. Ella lo miró. Observó su erección. Grande...tan colosal como siempre, no le sorprendía... pensar que la había tenido entre los labios... sus braguitas también estaban mojadas. Gerardo podía percibirlo. La conocía tan bien. De pies a cabeza. Cada centímetro de su cuerpo. Cada olor de su anatomía.

- Te amo... - le repitió. Desnudándola con facilidad. Ella se dejó hacer. Cerrando los ojos débilmente mientras Gerardo la tocaba toda. De pies a cabeza. Dejándola sin ropa para él. Para que pudiera penetrarla como quería. Ella hizo lo mismo. Disfrutando de cada segundo de aquel magnífico cuerpo - ¿estás bien? – preguntó Gerardo, ya teniéndola desnuda bajo su cuerpo también desnudo.

- Sí... - susurró ella por fin. Y no habló más. No habló más porque se pondría a llorar. Gerardo se introdujo en su boca de nuevo, esta vez invadiéndola con su húmeda lengua. _________ se estremeció. Sintió el glande de Gerardo rozar su entrada. Apretó los labios. Gerardo la paseó de arriba hacia abajo, produciéndole ganas de más, haciéndola extasiarse al punto de coger sus nalgas y apretarlas para que pudiera penetrarla de una vez por todas.

- ¿Quieres hacer esto? – le preguntó de nuevo. Y es que la conocía tanto que podía percibir que algo le sucedía. Que algo no andaba del todo correcto.

- Sí. - _________ le apretó el rostro con las manos, le besó la boca tan desesperadamente que hasta el mismo Gerardo se sorprendió. – hazlo... lo necesito...

Gerardo sintió que parte de las cosas volvían a ser como antes.

- También lo necesito... - admitió él. Fijando sus labios sobre el cuello de _________, los presionó, ella soltó un ligero gemido. – te necesito a ti junto a mí siempre...toda la vida... - entrelazó una mano con la de ella. _________ le abrazó la espalda con la otra mano, presionándolo, haciendo que sus senos se apretaran sobre su torso...Gerardo gimió involuntariamente. _________ conocía cada cosa que lo hacía enloquecer. Era perfecta. – perdóname por no ser la persona indicada para ti y... – susurró ahora. _________ solo reflejó sus ojos sobre los de él. – por ser la persona que más te ame en el mundo...

Gerardo le apretó las caderas con las manos. Las bajó llegando a los muslos de sus piernas, las cogió y las abrió ligeramente. La observó. Diosa. Preciosa y de él... de pronto, su grandísimo pe.ne se hundió entre su feminidad haciéndola gemir repentinamente.

_________ contrajo las caderas. Cerró los ojos con fuerza. Y aunque todo parecía normal... algo no andaba bien.


SECRETOS (COMPLETA )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora