Capítulo 1 "A lo lejos"

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La joven pareja caminaba por un camino de piedras en color oscuro. Sus zapatos emitían un sonido que a ella nunca le había gustado. Prefería caminar descalza por el agua, o bien por el césped fresco, sintiendo la tierra húmeda bajo sus pies.

A él no le importaba eso, de hecho, solo pensaba en los negocios que había realizado con aquél hombre de baja estatura. Le platicaba a la chica cada detalle, cada rincón de la tierra de trescientos acres que había comprado.

-Sera buena y apropiada para los establos, ésos que te dije, los que íbamos a dedicar para la caridad, ¿no te parece?-preguntó, sin mirarla.

-Ah, sí, sí. Muy apropiado.

Catherine había discutido con su madre debido a que aquélla mañana no quería pasear con su casi prometido. Ayer por la noche, la fiesta de cumpleaños fue bastante agotadora, ya que culminó a altas horas de la noche. Si bien su velada había sido aburrida, al acostarse tarde, no pudo descansar las horas suficientes para reponerse.

-Creí que te gustaba la idea de regalar los caballos para ésos niños-dijo Richard volteando a verla-¿Quieres agregar más animales? Tal vez otras especies...

-No, no, está bien, los caballos estarán bien-asintió la chica, perdida en algún otro lugar.

Él pudo notar que estaba más callada de lo normal. Nunca era muy conversadora con él, pero esta vez superaba el silencio habitual. Tal vez no quería donar los sementales a los niños, tal vez no le gustaban los caballos. La verdad es que nunca le había preguntado cuál animal le gustaba, apenas sabía su color favorito. Al menos eso lo suponía, ya que siempre usaba vestidos de un rosa viejo. No podía estar seguro.

-Estás muy callada hoy.

-Estoy cansada, casi que no dormí y ahora solo quería descansar, pero madre me insistió para que paseara contigo-al instante notó que lo que había dicho estaba mal y quiso retractarse-No es que no la pase bien, solo necesitaba unas horas más de sueño.

-Está bien, cariño, ve. No me molesta-Richard intentó ser comprensivo y entender a su aveces rara chica-Yo tengo cosas que hacer.

Ella no supo si hacerle caso, o quedarse para fingir que quería pasar más tiempo privandose de su cama por él. Aunque luego recordó que por la tarde tenía sus clases de piano y luego la profesora de historia vendría para irritarla tres horas seguidas, así que optó por ir hacia el Dios del sueño.

-Gracias-sonrió la castaña-Nos veremos luego.

Comenzó a caminar para volver al castillo, pero el joven, tomandola por la muñeca, la besó en despedida. Obviamente, ya había sido bastante descortes, así que respondió a lo que él quería. Solo realizó movimientos con sus labios, no lo abrazó, ni lo acercó más a ella.

-Te amo-pronunció el principe.

-Y yo.

Catherine volvió a su viaje para retornar a casa en estado neutral. Muchas cosas paseaban su cabeza. Pensó que el día estaba muy lindo para desperdiciarlo en dormir, aunque quedara como mentirosa, se arrepintió y solo tomó asiento en un banco del exterior.

El sol le daba una cálida caricia en su pálida piel. Mariposas blancas y algunas avecillas revoloteaban alegres, yéndose más alla de la fortaleza. Un aroma floral vino a su nariz y la hizo estornudar. La princesa miró para ambos lados, vigilando que nadie la viera y picó su nariz para quitar la picazon.

-¿Qué te pasa? Creí que estarías besuqueandote con tu noviecito.

El niñito rubio se sentó a su lado y dejó colgando sus pies. Aún era de baja estatura, y no llegaba al suelo. Llevaba puesta una camisa liviana de color blanco, pantalones cortos y zapatitos de charol. Su pelo estaba peinado al costado, prolijamente acomodado.

-Si mamá te escuchara, seguramente te regañaría.-rodó los ojos divertida-No, quería dormir un rato.

-¿Aquí? Hum, creo que hará calor para el mediodía, suponiendo que no dormiras menos de cuatro horas.-le respondió el pequeño-La señora Moore no me quiso dar galletas. La odio tanto.

-No digas eso-ella lo regañó dándole un golpecito en la cabeza-¿No aprendiste nada? Odiar es malo.

-A-bu-rri-do.

Su hermanito era un caso especial. Asi que no le importó cuando salió corriendo, pisando el césped verde claro y recibiendo retos de su tutora que justo pasaba por allí.

Catherine tenía veinte años. Para su suerte, ya no tenía que andar con tutores persiguiendola a sus espaldas. Si bien sus clases de historia, y algunos instrumentos, se extendían por más años, ya sabía los modales y cada cosa que el protocolo decía.

Empezó a tener calor, asi que se levantó del asiento y caminó hasta donde sus pies la llevaban. Pasó el castillo, pasó el jardín de las rosas, pasó los establos...

Llegó a las colinas.

Nuevamente, temiendo que dirían, miró a todos lados vigilando que alguien en su locura estuviera por allí. Suspiró al sentir la soledad y se sentó en el suelo, sin importarle mucho que el bordado valiera muchísimo dinero. Un árbol le daba la sombra que la rescataba del fuerte sol de verano. Gracias a la altura en que se encontraba, pudo ver muy a lo lejos la muralla que dividía las tierras reales de las salvajes.

Sus ojos parecieron iluminarse y una sonrisa sincera llena de emoción se dibujó en su rostro por primera vez en el día. Sus pupilas seguían a la jauría de lobos que corría persiguiendo a su presa. Eran tan ágiles, veloces y astutos, que podía pasarse horas mirándolos a la distancia. Aunque prefería verlos de cerca...

Catherine podía por algún motivo, acercarse y pasar días enteros como si fuera una más de ellos. Las madres le confiaban a sus crías, los padres compartían su comida con ella. Claramente no comía, pero se los agradecía con miradas, miradas que nadie entendería. Solo ella podía estar tan cerca de animales tan salvajes para la sociedad que la rodeaba. No temía que la lastimaran, porqué ella no los lastimaría. Los animales parecían saberlo muy bien.

Por más ridículo y extraño que pareciera, el momento en que lograron capturar a aquél conejo, fue una pequeña victoria para ella también. Se alegró como si fueran su familia y quiso compartir la alegría con ellos. Sabiendo bien que nadie la veía, aulló fingiendo ser una de ellos. El sonido le salía tan bien, que respondieron al instante que llegó a sus orejas.

-Buena caza, amigos.-susurró.

...

Oh *u* Que emoción *-* Yo quiero ser como ella :c Me encantan los lobos :c Espero que les halla gustado este primer capitulo :3 Gracias por apoyarme lindos (aunque seguro son todas chicas xD jaja) Hasta la proxima♥

Booktrailer: https://www.youtube.com/watch?v=BiIBl5UtJzw&feature=youtu.be

¿Vieron lo hermoso que es? Gracias a Areli Elizondo Gaona por su hermoso trabajo <3.

Bailando con lobos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora