Fueron al despacho de la encargada del lugar. La mujer los miró extrañada y se inclinó ante ellos. Sonrieron y tomaron asiento en unas cómodas sillas de madera. También, les ofrecieron miles de cosas, pero ninguno de los dos aceptó, tenían sólo un buen, breve mensaje y propuesta para darles.
-Supongo que les parecerá extraño vernos por aquí, pero llegamos un acuerdo con el rey, que espero puedan notar tan satisfactorio como nosotros-las mujeres observaban con atención como Charles explicaba, luego le cedió el paso a su compañera.
-Creemos que si lo niños vienen a pasar un día en el castillo, será muy beneficioso para ellos, no sólo por el hecho de que aprenderián varias cosas, sino que también se divertírían mucho. No tienen que preocuparse por nada, mañana varios carruajes vendrían por ellos.
-Vaya...la verdad es que no nos esperábamos visitas tan importantes aquí, pero, ¿cómo negarnos? Seguro que a los niños les fascinara la idea.
En realidad, si era por ellos, los llevaban ese mismo día. Pero el rey, había dicho que era mejor ser organizados y que la desesperación llevaba a desprolijidad, así que le hicieron caso. ¡Habían logrado el principal objetivo! Cat creyó que Charles, sumó muchos puntos a su persona últimamente. Sólo eso, no más.
Una niña apareció en la puerta y al ver a la chica, corrió hacia ella y la abrazó por el mullido vestido. Una mujer se apresuró a sacarla. La miraba con sus ojos grandes y parecía ver una alucinación.
-Hola, pequeña. No se preocupe, déjela, no me molesta en lo absoluto.
Tenía aproximadamente unos cuatro años, y al levantarla en brazos, notó que no pesaba nada. Sus cabellos eran rulitos oscuros, al igual que su piel. No había muchos de su raza allí, y solían sobresalir de entre la multitud. Claro, en su gran mayoría todos eran rubios e incluso albinos.
-¿Cómo te llamas? Mi nombre es Catherine.
La pequeña sólo la miraba y no contestaba. Le gustaba su vestido, la forma en que estaba peinada y su linda y brillante tiara. Quería una así.
-No habla, alteza-explicó una mujer-No sabemos bien si se trata de una enfermedad o más bien de su timidez. Su nombre es Anabelle.
-Pobrecita-la abrazó, siendo bien recibida por la niñita-Bueno, tengo una noticia que quizás sea de tu interés, Anabelle-sus pequeños dientes blancos y pequeños se mostraron tímidamente al escuchar eso-Mañana, podrás ponerte un vestido como el que yo tengo. También te quiero presentar a mi perro Rufus, es muy grande, pero es un pan de tan bueno.
-Será un honor asistir a tan importante invitación, gracias alteza-dijo una de las mujeres, agradecida por la amabilidad.
-Debemos irnos-Charles se había percatado de que el tiempo volaba y tenían poco tiempo. El rey les había dicho que no se tardarán.
-Sí-Catherine quería quedarse más tiempo con los niños, pero tampoco abusar de la bondad de su padre-¿Nos veremos mañana, si?-dijo mientras dejaba a la niña en el suelo nuevamente. Ella asintió feliz.
La princesa se dirigió a la puerta, mientras Charles se apresuraba por ser "caballeroso" y abrirle la puerta. Rieron cuando una multitud de pequeños corrió a esconderse. La conversación les había llamado la atención. Cuando subieron al carruaje, la chica no paraba de hablar.
-¿No son tiernos? ¡Me encantan esos niños! ¿Has visto como la pequeña me abrazó? Casi muero de amor...-bla bla bla.
Charles la miraba expresarse. Hacía ademanes, pegaba pequeños grititos de emoción en ciertas partes de la historia. Pensó que era hermosa. Le gustaba la forma en que se ponía loca cuando explicaba algo que la apasionaba. Tampoco podía olvidarse de la ternura con la que había tratado a esa niñita, el suave tono de su voz, el cabello castaño y brillante atado en ese despeinado moño. ¿Alguien más había notado el lindo color de sus ojos? No era celeste como el de todos los demás. Más bien, ese miel verdoso con el toque del sol...
》¿Qué se supone que me pasa?《 se preguntó a si mismo.
-¿Escuchaste algo de lo que te dije?-Cat enarcó una ceja, haciendo que él se sobresaltara-Te decía que me pone feliz que puedas acompañarme, es diferente venir sola.
》¿Está feliz por venir conmigo? Wow《 pensamientos lo inundaban cada vez más.
-Sí, a mi también-respondió nervioso.
Catherine no se daba cuenta de lo que producía en el muchacho. Pero ella sabía bien lo que él le producía a ella misma. Notaba sus nervios con la cercanía del rubio, le encantaba el aroma que tenía, su compañía ya no la molestaba...
》¿Qué me pasa?《 se preguntó la chica al igual que su compañero.
El silencio los ponía incómodos a los dos. Querían decir cualquier cosa, pero no sabían que. Esperaban que el otro dijera algo...
-Que calor.
-Que frío.
Hablaron al unísono. Quisieron darse una palmada en la frente. ¡Eran inmaduros y torpes!
-Me gusta como te queda ese vestido-habló Charles-Digo, es lindo el vestido-se volvió a sentir estúpido-Pero también te queda muy bien.
》Tonto, tonto《 ¿Por qué no podía hablar normalmente con esa chica?
La castaña se sonrojó notablemente al escuchar ese halago. ¿Qué podía decirle? ¿Te queda bien ese traje? ¿Tus ojos son muy lindos? No, no y no. Se delataría demasiado.
-Me gustan tus ojos.
》¡¿Acaso estoy loca?!《 se gritó.
-Digo...em...-pensó rápidamente en busca de algo que la ayudará a evitar la sonrisa pícara del príncipe.
-Llegamos, altezas-anunció el cochero.
No habían notado que ya estaban en la puerta del castillo, y que un mayordomo les abría el vehículo para que salieran. Catherine suspiró por dentro. Al menos eso la ayudaría a huir provisionalmente.
-Gracias Evan-la castaña descendió mientras agradecía a el fiel hombre.
Por extraño que pareciera, la chica no alcanzó a reaccionar y huir, para refugiarse del joven. Se quedó quieta mirando algo en el aire, dejando que Charles se aprovechara para agregar un pequeño comentario. Esperó a que el hombre se fuera y, sonrió sabiendo que lograría sonrojar sus mejillas.
-A mi también me gustan tus ojos, Cat.
》Diablos《 dijo nerviosa para sí.
...
Perdón el retrasó :c Tengo un bloqueo muy grande :c No sabía que escribir :c Espero que se pasé rápido u.u
Gracias por leer♥
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Bailando con lobos ©
WerewolfUna reina encuentra a una salvaje niña en medio de una jauría de lobos. Decide "rescatarla" y criarla como si fuera su propia hija. Catherine no sabe nada de su pasado, pero hay muchas cosas que no le cierran. Comienza a desarrollar un profundo amor...