Capítulo 21 "Oh, no"

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-Todo eso es increíble-habló con la boca semi abierta-Pareciera que me estás contando uno de esos cuentos que leía en la infancia-¿Desde ese momento comenzaste a ir todos los días?

La joven se alegraba de que él se sorprendiera. No había nadie más que ella, hace unos minutos, que supiera su historia, y ahora él la compartía. Catherine amaba la forma en que había comenzado todo y, seguro la gran emoción con la que había narrado, contagió al chico.

-Cada vez que podía me iba. Pero con la multitud de cosas que tenía en el castillo, casi que no podía. Más que nada, porque en esa época aún tenía a mi institutriz, y ella me volvía loca-explicó-Pero últimamente, los visitaba bastante.

-Es increíble-mordió un panecillo con azúcar impalpable arriba, dejándole un bigote muy chistoso-Y ahora...-él se acercó y ella no podía dejar de mirar esos bigotes falsos-¿Volteaste por qué querías besarme?

Catherine comenzó a reír, la acción que Charles menos esperaba. Ella era bastante bipolar. En realidad no tanto. ¿Quién no reiria al ver que un Casanovas como Charles se le insinuaba con un mancha blanca en su bigote?

-¿De qué? ¿De qué te ríes?-preguntó él extrañado.

Y ella no podía parar. ¡Es que se veía tan ridículo!

-¡Vamos, Cat!-se quejó-¿Tengo monos o algo así?

El príncipe se ponía nervioso. Era la primera vez que una chica se reía de el en su cara. Y para peor, ella no podía parar. ¿Qué era tan gracioso? ¡Sus encantos no funcionaban!

-Tienes un...-rió-Un bigote en tu cara-respiró y sonrió al ver que Charles no entendía mucho-Con azúcar, al comer el panecillo.

Y allí captó. ¡Que tonto! Ahora si que había quedado en ridículo. Pero claro, este chico no era para nada lento, y se aprovechó de la situación.

-Diablos-murmuró-¿Puedes sacarmelo? Es que no se en donde está.

Y la mosca cayó en el agua. Catherine tomó una servilleta blanca, con bordes dorados y la pasó por donde estaba la mancha. Al principio, no cayó en la cuenta de lo que hacía. Pasó la tela lentamente por la zona, y luego, sus manos llegaron a los labios. Con esa simple caricia, él sonrió. Eso ya le demostraba bastante de lo que quería. La castaña abrió sus ojos como saliendo del idilio y apartó su mano con la tela. ¿Qué le pasaba?

-Y...-su voz volvió a ser seductora, logrando que ella rodara los ojos-¿En qué estábamos? Ah si, claro, con esto último es imposible olvidarlo.

-Eres un idiota-y la bipolaridad atacaba de nuevo. Cat se levantó de la silla, pero él tomó su muñeca rápidamente.

-No, no, lo lamentó.

¿Escuchó lo que creyó escuchar? La voz seductora del príncipe se volvió como la de un niñito pidiendo más dulces. Y Charles había notado su reciente debilidad, así que carraspeó y negó con la cabeza.

-Quiero saber más.

-Una más de tus bromas y me voy-ya la había convencido.

-Está bien-asintió él-Volvamos a las preguntas-parecía pensar-¿Nunca has decidido investigar? No sé, ¿buscar alguna pista que de respuestas?

Y el otro día si que había encontrado una. No sólo la de aquel diario, sino que también, ese viejo en el bosque. Su historia aún se le revolvía en la cabeza.

-Sí...-lo miró dubitativa si contarle o no-Pero es muy confuso, no creo que entiendas.

-Hum, bueno, creo que los años y años que dediqué a la lectura de libros detectivescos, es suficiente para poder ayudarte.

A Catherine le costaba contar algo así. No sólo estaba en juego su "cordura" pública, sino que también, la reputación de sus padres, o de toda la familia real. Si ella no era en realidad su hija, podrían acusarlos de mentirosos o irresponsables. ¿Era normal que la princesa, y futura reina, fuera una niña loca y salvaje?

-Por Díos, Charles, prometeme que no dirás nada de esto tampoco.

-Lo prometí y lo sigo prometiendo, puedes confiar en mí.

Sus ojos claros le daban seguridad y paz. Así que de una vez por todas, decidió que no lidiaria sola con esa rara noche en casa de un extrañó viejo.

...

-No lo sé, Robert, creo que ella ya está mayor y, si se llegará a enterar...-la reina Juliet miraba un enorme cuadro que colgaba de la pared. En él, Catherine y Tim habían sido pintados de manera casi perfecta-No nos perdonaría. ¿Por qué no se lo decimos de una vez?

-Querida-Robert puso la mano en el hombro de su esposa-No hay manera de que lo sepa. Los únicos que sabemos el secreto somos nosotros dos, nadie más en el reino cuenta con eso. ¿Cómo podría? Es imposible.

-Pero ella no es tonta, siempre se sintió diferente y tu bien lo sabes. ¿Cómo le explicaba el color de su cabello? Además, tenía hábitos muy raros-la mujer se sentó casi desesperada en una silla verde de terciopelo-El otro día, el veterinario me contó eso del lobo. ¡Ella es muy rara!

-No digas eso de tu hija, ella sólo ama a los animales, déjala-el rey se sentó en una silla también, y se sirvió un poco de whisky-No estés preocupada.

-Es imposible, no me gusta ocultar cosas. Pero, creo, que ya es costumbre, ¿no?

Ambos reyes solían discutir este tema de vez en cuando. Les dolía esconder algo así a su hija, pero creían que saber la verdad la lastimaría. Robert la convencía vez tras vez a su esposa que la chica no hallaría la verdad...

Pero estaba equivocado.

...

-¡Tienes que mostrarme ese cuaderno!-exclamó Charles, recibiendo un golpe de ella-Lo siento.

-Si, es que ni yo lo he visto todavía. ¿Tienes algo que hacer ahora?

Y sin duda el rubio no podía creer lo que escuchaba. ¡Ella quería mostrarselo! Estaba soñando.

-No, en realidad no-negó-¿Está en tu habitación?

-Si, vamos-y ahora seguro que alucinaba.

Pero él no sólo pensaba en el delicioso aroma que ella tenía, o en sus delicadas facciones. La historia que le había contado era fascinante.

-¡Caty! ¡Caty!-Tim corría llamando a su hermana-¡No sabes lo que pasó!

-¿Qué ocurrió?-ella se bajó a la altura del rubiecito que se mostraba sorprendido y emocionado.

-Habíamos ido al jardín, todos los niños. Yo estaba con Joseph y estábamos buscando caracoles. En el medio de unos arbustos, oímos un perrito, y cuando nos acercamos...-Catherine tenía los ojos bien abiertos-¡Era un lobo!

La joven se impaciento y quiso correr para ver de quien se trataba. Pero sabía que no podía actuar de esa forma, alguien podía verla. Charles le dirigió una mirada tranquilizadora y tomó al chiquillo de su hombro.

-¿Dónde está, Tim? ¿Nadie más lo vio?

-No, no-jadeó-Joseph se quedó cuidandolo-Tienen que venir rápido.

Y sabían que tenían que actuar rápido, antes de que alguien más lo viera y lastimara. Así que, los tres chicos se apresuraron a ir por donde Timothy decía. Vigilaban su alrededor...Lo peor era que no sabían si se trataba de una cría o de un espécimen ya adulto...

-Oh, no-susurró el niñito.

Ya lo habían encontrado.

...

Dios OnO Ya lo vieron :c No me maten por dejarlos en zuzpenze 7u7
Nos leemos pronto /u\ mua mua♡

Bailando con lobos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora