Todo había cobrado animo y vida en la familia salvaje y peluda. La joven siguió cantando, cada vez mas alegremente, siendo poco después, acompañada por algunos aullidos de sus amigos. Aveces se sentía observada, así que había volteado un par de veces, logrando que el chico se escondiera.
Catherine sintió hambre, así que horas después de haber cantado feliz con su familia adoptiva, se decidió a levantarse y volver a casa. Dejó al pequeño cachorro en el suelo y acarició las cabezitas de algunos que se le cruzaban en el camino.
-Nos vemos mañana chicos-les dijo sin seguir escondiendo su verdadera identidad.
El chico sintió que esa era su oportunidad, así que sigilosamente, sin que los lobos escucharan, fue tras la misteriosa chica.
-¡Oye!-la llamó cabalgando rápidamente-¡Tú!
Catherine abrió sus ojos al escuchar que alguien la llamaba. Casi se espanta al pensar que la podía haber visto hace unos minutos. Apresuró su paso sin siquiera voltear, para evitar que viera su rostro.
-¡No corras!-ya estaba a un paso de alcanzarla.
Habían dejado atrás la acumulación de arboles, pero aun así, tres lobos salieron corriendo de allí, para defender a la castaña que se apresuraba por huir de él. No lo atacaron, sólo se pusieron por delante de ella, cubriendo su espalda, gruñendo. El caballo se agitó y relinchó asustado.
-Vete de aquí-murmuró Cat aún de espaldas.
-Espera, solo quiero saber quien eres-insistió, sin quitar la vista de los animales que amenzaban con atacarlo si no la dejaba.
-No, sera mejor que te vallas.
Dudó por unos minutos, pero luego, se alejó, lamentándose de ni siquiera haber conocido su rostro. Pero claramente, recordaba que ella volvería al otro día, así que pensaba insistir en encontrarla.
La chica volteó para agradecer a sus amigos por haberla ayudado. Miró hacia donde se alejaba el muchacho y se preguntó que querría. ¿La había visto? Eso la ponía nerviosa.
...
Al llegar de nuevo al castillo, se encaminó hacia la cocina y busco algo de comer. Los cocineros preguntaron si quería comer algo en especial, pero ella sólo tomó panecillos con manteca y se sentó en la mesa con su libro favorito. Escuchó risas y pasos rápidos en el salón principal, que parecían acercarse a donde ella estaba.
-Ah-dijo Tim viendo a su hermana-Mejor vamos para allá.
Cat vio al chico del parque y no pudo evitar ponerse roja de la vergüenza. Se había comportado muy inmadura con él y ahora se acercaba para saludarla.
-Su alteza-dijo tomando su mano para besarla.
-Príncipe...-casi muere al no recordar su nombre, él sonrió arrogante.
-Charles, príncipe Charles.
-Oh, si, claro. Ya lo sabía .
Se preguntó porqué tenía que estar aquí en su casa. Y para colmo, por detrás, apareció el perro culpable de que ella no completara su dibujo. Rufus lo perseguía. Comenzaron a girar alrededor de la mesa.
-Tim, saca a esos perros, van a romper algo-dijo la chica mientras veía como jugaban violentamente.
-No tengo porque hacerte caso-respondió el niño aún molesto-Dile a tu Richard que lo haga.
Su hermana apretó el vestido para liberar la tensión que la tenía molesta y se levantó de la silla para intentar atrapar a Rufus.
-¡Rufus! ¡Ven aquí!-exclamó.
El can seguía persiguiendo e ignorandola. Los jarrones caros corrían peligro y los adornos se movían a medida que los perros pasaban por abajo. La princesa comenzó a enojarse y corrió atrás de ellos, gritando el nombre de su perro para que le hiciera caso.
-¡Ven aquí! ¡Basta!
Por alguna razón, el joven decidió ayudarla, por más de que ella no fuera muy amable con él. Príncipe y princesa corrían atrás de las rebeldes mascotas. Toda la servidumbre los veía pasar y fruncian el ceño al ver que Tim, no corría, sólo los seguía muy atrás, arrastrando los pies.
Resultó que por una mala casualidad de la vida, el rey y la reina se hallaban caminando juntos por el lugar, platicando acerca de unos intercambios del reino. Sus caras cambiaron al ver que su hija, el príncipe visitante y los dos perros corrían por todo el castillo.
-¿¡Qué está pasando aquí?!-gritó el rey.
Todo pareció ocurrir en cámara lenta. El galgo, con el grito, se detuvo brucamente antes de que chocara contra una columna que contenía un enorme jarrón de porcelana china. La brusquedad de su movimiento hizo que Rufus chocara contra él y lo empujara. El efecto fue domino. Catherine cayó sobre el perro, y el príncipe cayó sobre Catherine.
Haciendo que el delicado adorno cayera y se rompiera en miles de pedazos.
Los perros parecieron notar el problema, y salieron corriendo hacia vaya saber donde. Los dos jóvenes se levantaron avergonzados y miraron al suelo. El rey avanzó hacia ellos dando zancadas.
-Ese jarrón era único en su especie-murmuró molesto viendo cada uno de los pedacitos desperdigados.
La hubiera regañado, si no fuera que el príncipe estaba allí. Tampoco podían decirle algo a él, sólo observar y aceptar sus disculpas.
-Lo lamentamos-dijeron los dos al unísono como niñitos pequeños.
Para su suerte, los reyes estaban de buen humor ese día, así que no hicieran mucho drama. Catherine se alejó del lugar cuando dos sirvientas comenzaron a limpiar. Charles se apresuró a seguirla de manera torpe.
-La princesa parece ser mas niña de lo que aparenta-dijo burlón.
-¿Me estás diciendo inmadura?-cuestionó ella volteando a verlo indignada-¿Quién fue atrás mío?
-No estaba corriendo-negó el rubio.
La castaña giró su cabeza de manera decidida y quiso alejarse de él. Por alguna razón, él se divertía molestandola, así que la persiguió nuevamente, riendo por ver su cara de pocos amigos.
-¿Siempre se te arruga la nariz cuando estás enojada?-le preguntó acercándose para verla.
-¿Siempre eres tan acosador?-Catherine consideraba que él se volvía más molesto a medida que pasaban los minutos.
-Tu nariz es muy fea-rió él logrando que ella le diera un empujón para que la dejara tranquila.
-¡Entonces no me mires!-exclamó.
-Nah, no tengo nada más que hacer, la idea de irritarte es interesante-contestó Charles con voz cantarina.
-Tonto-intentó soltar su mejor insulto, provocando la risa de su contrincante.
-Inmadura.
-Feo.
-Malcriada.
-Iletrado.
Charles rió y ella rodó los ojos exasperada. Se quedó viéndolo hasta que se le pasara la risa.
-Tu presencia me molesta-acusó la joven cansada.
-Deberías acostumbrarte.
Ella no sabía que su padre hace ya tres días tenía un nuevo ayudante del reino vecino. Le había ofrecido algunas cosas de su interés, así que estaría allí gran parte del tiempo.
-Imposible.
...
Fin maratón :3 jajajaja
Que emoción me da esto *0* Gracias peoplee :3 ♥♥♥ Hasta la proxima.
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Bailando con lobos ©
WerewolfUna reina encuentra a una salvaje niña en medio de una jauría de lobos. Decide "rescatarla" y criarla como si fuera su propia hija. Catherine no sabe nada de su pasado, pero hay muchas cosas que no le cierran. Comienza a desarrollar un profundo amor...