Catherine respiraba con dificultad al ver esa escena. Parecía una salida de sus pesadillas. Charles notó esa angustia en la chica, así que quiso tranquilizarla.
-Déjamelo a mí. Yo me encargo-le susurró con tono tranquilizador.
Un hombre armado le apuntaba a un lobo adulto, que le gruñia al sentirse amenazado. Seguramente, se había metido por error en las tierras reales a buscar comida.
-¡Alto!-el príncipe le ordenó al guardia que no quitaba la vista de su víctima-Ni se le ocurra disparar.
El hombre se puso nervioso al notar un supuesto peligro en el que se hallaban los tres jóvenes. Él ya se había encargado que los niños del orfanato se fueran a un lugar seguro.
-¡Atrás, altezas! ¡Es un animal peligroso! Debo dispararle.
Y Catherine llegó a su límite estimado. Sin pensar en lo ilógico y extraño que podía ser, se puso por delante del animal. Claramente, el lobo no la atacó, sólo llorisqueo nervioso, como si fuera un perro.
El guardia tenía un temblor fuerte de manos y no podía seguir apuntandole a la misma princesa, así que bajó el arma un poco.
-¡Salga de ahí, princesa! ¡Por dios!-aquel guardia estaba en un ataque de nervios.
-Baje el maldito arma-murmuró ella con furia, como nunca lo había hecho antes.
-Pero...
-¡Ahora!-gritó.
Y el hombre, sin saber que más hacer, bajó el arma y con los nervios de punta, miró al lobo que permanecía allí atrás de la chica.
Catherine, se bajó a su altura, y sin importarle que la vean, le dijo al lobo: Vete, vamos, corre. Sin previo aviso, él se fue corriendo velozmente. Todas las miradas se clavaron en la princesa.
-¿Por qué hizo eso, alteza? Esos animales peligrosos.
-Le puedo asegurar que no quería hacernos daño.
Catherine dio unos golpes al aire y ordenó que todo volviera a la normalidad. Así que, cada uno volvió a su tarea, quedándose con miles de dudas. Los únicos que olvidaron rápido fueron los niños.
...
El tiempo pasaba en el castillo. Todo transcurría igual, sólo que la relación entre Charles y Caty había cambiado. El joven se había ofrecido para ayudarla en su investigación, así que solían pasar todo el día juntos. Cosa que Richard, el petulante prometido de la castaña, no aprobaba. Las discusiones eran el plato de cada día. Aún así, ellos seguían juntos...
-Este dibujo parece el de una niña. Si, sin duda alguna es una niña.
Catherine miró y comprobó que si, de eso se trataba. Aunque era muy difícil de descifrar lo que estaba al lado. Parecía una especie de rompecabezas.
-¿Y qué es esto? Parece un bulto, como una sábana envolviendo algo.
-¿Qué tal si es un bebé?
Ella se lo planteó y no parecía tan ilógico. Tal vez se trataba de una especie extraña de "evolución" o crecimiento natural humano en una niña. De bebé había pasado a niña, y de niña, al lado, ya se distinguía una esbelta mujer.
-Y los lobos. Los lobos en el fondo son lo que nunca falta.
Y eso era verdad. Muchas cabezas de lobo se boceteaban al fondo.
-La letra de las notas es ilegible. No se puede entender bien. Nuestra única pista son los dibujos y esa manta vieja que hallaste en el sótano.
-¿No creés que yo...-la castaña se detuvo de hablar y repentinamente sus ojos se cargaron de lágrimas.
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Bailando con lobos ©
WerewolfUna reina encuentra a una salvaje niña en medio de una jauría de lobos. Decide "rescatarla" y criarla como si fuera su propia hija. Catherine no sabe nada de su pasado, pero hay muchas cosas que no le cierran. Comienza a desarrollar un profundo amor...