capitulo 2

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Ken el muñeco.

Me toca coger un autobús pero miro el reloj y veo que se me hace tarde.
No importa,no es la primera vez que voy andando hasta la residencia y no hay nadie en la parada con lo cual eso quiere decir que se acaba de marchar.
Emprendo la marcha por el arcén de la carretera, con un poco de suerte pasará algún compañero en coche y me acercará.
Cuando llevo una eternidad andando o por lo menos eso me parece a mí, tiro la toalla, no pasa ni dios. Me paro a calentarme las manos y ¡milagro un coche!
Se para a mi lado y baja la ventanilla, tengo que agacharme para ponerme a su altura el coche resulta gracioso parece sacado de los juguetes de pin y pon de lo pequeño que es. Me imagino que será un deportivo aunque yo no entiendo mucho de coches pero lo que sí parece es que es un coche caro.
Una cara masculina con sonrisa de muñeco me saluda.
-hola, ¿sola?
Todo mi buen humor se evapora.
-PERDONA.
Me contengo, como me contengo. Necesito que me lleven no que se ande con gilipolleces.
Su sonrisa sigue sin desaparecer, es más se hace más pronunciada.
-digo que si el coche te ha dejado tirada.
Me incorporo y vuelvo a reanudar mi marcha. Hace mucho frío y el Ken se lo ha buscado. Los zapatos aunque son muy cómodos me empiezan a pasar factura.
Por el rabillo del ojo veo que el coche se vuelve a poner a mi altura pero esta vez no se para ni yo tampoco. Parece que vamos de paseo. Yo con mis zapatos de altura descomunal y el Ken sobre sus ruedas Michelin.
- por aquí hay pocos sitios a donde ir con lo cual hay muchas probabilidades de que vayamos al mismo lugar.
Yo sigo en mis trece sin mirarlo.
Ahí. Toda chula.
- y por lo que veo cada vez te cuesta más andar.
Pero por qué no se irá el tío pesado.
- pero vamos a ver. Le digo en seco y parándome de repente.- ken vuelve a sonreír - no te das cuenta de que paso y tengo prisa.
-como quieras. Nos vemos en la residencia entonces. Dice todo serio. Y pisando el acelerador desaparece de mi vista dejando una estela de humo detrás de él.
Recapacito. Me quedo absorta, parece que me hubieran tirado un cubo de agua fría por la cabeza.
¡Seré tonta! Chico mono y con coche y yo voy y le mando al carajo.
Me duelen los pies y hago la locura de quitarme los zapatos y plantarlos en la nieve.
Suspiro aliviada, pero cuando vuelvo a ponerme los zapatos ni de coñá me entran.
Desesperada miro en todas la direcciones. No me puedo creer que no pase nadie por aquí.
Agarro fuerte los zapatos contra mi pecho y echo a correr. Se me da bien. Corría en el instituto y pertenecí al club de atletismo los primeros años en la facultad en ese aspecto voy sobrada.
A los diez minutos me encuentro en la residencia, por mi boca no deja de salir vaho y mi respiración está demasiado acelerada, pero ya no se si es por la carrera que me acabo de meter o por la multitud de coches que se encuentran aparcados por los alrededores. Ni en un día de visitas hay tantos. ¿Y cómo han llegado todos aquí, es que hay una vía alternativa y yo no lo sabía?
Me escabullo como puedo entre tanto coche y tanto chofer y me adentro por la puerta que da a las cocinas.
Habría una cena antes de la gala y ya se respiraba el buen olor de la comida.
Saludo con timidez y me dirijo al primer baño que se encuentra en la entrada de recepción. Pero no puedo entrar alguien me agarra del brazo. Me giro y respiro aliviada. Es mi hermana Maya.
-se puede saber de dónde vienes?! Mira que pintas traes. Me dice observándome de arriba a abajo.- y que haces con los zapatos en la mano!
-sin contestar me quito el abrigo y me meto en el baño. Por suerte está vacío. Pero al momento la veo detrás de mí.
- por dios Sara mira tu pelo.
- qué haces aquí Maya? Le pregunto mirándome en el espejo.
Definitivamente no tengo remedio. Estoy hecha un desastre.- no me dijiste que vendrías. La digo mientras intento domar mi pelo.
- no sabía si podría venir. Hemos tenido tres operaciones y una de ellas se complicó.
No me cuenta más, sabe que no quiero saber más. No siempre sale todo como uno espera. Las dos hacemos relativamente lo mismo. Yo ayudo a gente que respira ella hace todo lo posible por que sigan respirando, pero no siempre es así.
Me mira y sonríe
-qué?
- deja que te ayude anda. Tienes un peine?. Me pregunta. Le enseño mi mini bolso. Donde lo meto?
Sonríe y me besa en la frente .
- enseguida vengo, voy al coche.
Me giro sobresaltada.
- ¡coche!.¡Has traído coche!. Pero ya no me oye.
Mi hermana ha venido en coche y yo he venido corriendo.
Descalza!
Me echo las manos a la cabeza.
Por qué todo es así.
Por qué todo se me hace cuesta y a mi hermana no?
Por qué todo se ve fácil en ella.
Por qué yo...
- ya estoy aquí. No se si te quedara bien pero es lo que hay.
Me fijo en ella.
- has venido derecha del hospital?
- sí. Dice sacando sombras, máscara de pestañas y colorete de un neceser.- por qué?
Me encojo de hombros.
Perfecta. Incluso después del trabajo, y yo llevo todo el día arreglándome para que luego tenga que venir mi hermana y tenga que hacer una restauración completa como si tuviera seis años.
La veo coger la brocha, el pincel la máscara de pestañas.
La verdad es que se le da bien, yo como casi nunca necesito maquillarme por el trabajo ni me molesto en aprender.
- ya estas. Mírate. Me gira hacia el espejo.
Cinco minutos.
Tan sólo ha tardado cinco minutos y ya parezco otra. Vamos que ni yo misma me reconozco.
La máscara de pestañas ha hecho milagros se me ve los ojos más grandes y las sombras aunque son en un marrón suave han rasgado mi mirada y el colorete ¡por favor si tengo pómulos!
Me voy a tocar pero Maya me lo impide.
- ahora el pelo.
- puff eso sí que no tiene remedio. Digo resignada.
- tonterías, todo tiene solución.
Con dedos expertos y unas cuantas horquillas que imagino saca también de su neceser, que parece el bolso de Mary Poppins, mi melena queda sujeta en un gracioso semirecogido que me favorece bastante.
Maya satisfecha por el resultado recoge todos sus bártulos y estudia el conjunto que llevo puesto.
- qué pasa. Digo preocupada.
- no puedo entender como tienes tanto gusto con la ropa y tan poco entusiasmo para sacarte partido.
Me observo en el espejo y sonrió.
Llevo una falda de vuelo ancho con cinturilla alta que me llega por encima de la rodilla en negra y una blusa de seda en crudo. Mis zapatos siguen encima del lavabo y los miro con dolor.
- sabes que nunca me ha gustado destacar.
- destacar, jajá, no me hagas reír. Siempre has destacado en todo lo que has querido. Mira cuando estabas en atletismo o cuando competías en natación.
- eso es distinto y tú lo sabes.
Maya coge los zapatos y se agacha para los, yo la ayudo.
La presión que siento es brutal, doy unos cuantos saltitos y me agacho doblando la base de los zapatos.
- te duelen.
Niego con la cabeza.
- ya no.
- escondes tus preciosas piernas dentro tanto pantalón y es una pena, con zapato alto tienes una piernas increíbles que siempre he envidiado.

Me río y ella me imita. El deporte y Maya nunca han sido compatibles, pero aun así sabe aprovechar de lo bueno. Se levanta y me ofrece su mano para yo hacer lo mismo.
- lista para desplumar a algún ricachón.
-me muero de la vergüenza.
- anda vamos. Me empuja hacia la puerta y me sujeta por los hombros.- respira....
Inspira....
Parece que estuviera en la preparación al parto, y no me ayuda en nada.
Sonríe.
Sonrió.
- disfruta de la noche pequeña.

Cuando salgo al pasillo veo que ha llegado más gente. Parece que se toman en serio este tipo de fiestas. Todos van estupendamente vestidos para la ocasión.
Esto parece una boda por todo lo alto.
Entre tanta gente intentó encontrar a mis compañeras de trabajo y las veo a apoyadas en la barra bar que han colocado de emergencia. Me giro para decirle a Maya que he visto a mis compañeras pero ya no se encuentra junto a mí. La busco y veo que está con un hombre.
Observo cómo la miran los demás invitados, no me extraña es verdaderamente guapa.
Todos van trajeados.
La verdad es que en lo que a moda masculina se refiere, los ingleses se llevan la palma.
Parecen tan sofisticados y elegantes que cualquiera diría que han nacido con un traje de chaqueta ya puesto.
La veo enfuscada en una conversación con su acompañante. No la veo claramente la cara, se encuentra de lado pero por los gestos de ella percibo que es de trabajo.
Me fijo en el hombre con el que se encuentra hablando.
Me suena su cara pero no sé de qué.
De repente abro los ojos como platos.
Es Ken.
En la carretera había escasa luz pero no me cabe la menor duda es el.
Un momento.... Cómo ha conseguido entrar en el coche.
Este tío es enorme.
Por un momento aporta la vista de mi hermana y me mira.
Sonríe.
Tan sola ha sido una milésima de segundo. Pero lo suficiente como para dejarme petrificada.
Y me doy cuenta de que él también me ha reconocido.

Nerviosa me dirijo hacia mis compañeras.
Megan se acerca y me abraza. Es una de mis compañeras que trabaja en mí mismo turno.
Siempre he creído que no debe ser cien por cien inglesa, tiene que correrle por sus venas sangre española es demasiado efusiva.
-nena estas espectacular. Pero fíjate si tienes piernas. Si te digo yo que cuando quieres consigues lo increíble.
- no es obra mía. Digo avergonzada.- mi hermana ha tenido algo que ver.
- Sara si la materia prima es buena el resultado siempre va ser más que positivo. Como la veis chicas...?. Dice dirigiéndose hacia el resto del grupo.
- bien.
- estas guapa Sara.
¡Yupi! Viva el entusiasmo inglés y la horchata por sangre.
Megan pone los ojos en blanco y gruñe por lo bajo.
-preparada para lucirte?
- tengo un miedo atroz.
Y ahora más, pienso después de encontrarme a Ken.
No consigo tranquilizarme y no lo entiendo ni siquiera le conozco.
-no te preocupes. Dice Megan quitándole importancia.- esto es bien sencillo, tu solo recuerda que es por una buena causa.
Eso llevo pensando todo el día.
- subiremos a ese escenario. Dice señalando al fondo de la sala- nos irán nombrando una a una. Empezaremos todas con una misma puja de salida y la cifra irá subiendo a medida que vayan pujando y el que más puje se lleva una cena con tu compañía.
- el problema es que si no puja nadie....
- todos pujan Sara. Son hombres.
- gracias. Digo asombrada por su gran sinceridad.
- de nada cariño.
Sonríe y me guiña un ojo.
- todo bien chicas?
Megan ya está aquí. No es por nada pero compruebo si viene sola.
- que tal Maya?
- bien Megan.
Me mira y sonríe
- no voy a sentarme con vosotras a cenar. Me he encontrado a un colega que hace tiempo que no veía.
- no te preocupes. Está bien, lo comprendo.
Pero no lo está. Será Ken el colega al que se refiere. Compruebo se ha venido con ella, pero no le veo.
- te veo luego, hasta luego chicas. Me besa y se marcha.
La llamada de una campanilla nos hace girarnos a todos.
- la cena está servida. - dice un mayordomo.
Y todos como perritos falderos le seguimos hasta el comedor.



Siempre mia   #P.BigDonut. #wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora