capítulo 16.2

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Gabriel

Hoy había decidido cambiar la ruta para correr y nunca pensé que me fuera a ir también.
Metido en mis pensamientos sin ver realmente al frente tengo en mente a un chica graciosa,con andares decididos ocultando su timidez. Y su imagen se va haciendo cada vez más real.
De frente viene un chica corriendo hacia mi. Por un momento pienso que podría ser Sara y mis ilusiones se hacen realidad al comprobar que estaba en lo cierto.
Llevaba casi una semana sin verla y aunque había prometido llamarla las circunstancias del trabajo me impidieron hacerlo.
Su cara de asombro queda guardada en mi mente junto con tantas expresiones más desde que la conozco Jamás pensé que pudiera haber alguien que pudiera expresar también todo lo que se puede decir en palabras. Esa cara de asombro da paso a una muestra de dolor y reacciono al instante.
El gemelo de Sara se daña por un tirón muscular y eso hace que los acontecimientos surjan mejor de lo que yo mismo hubiera planeado.
No creo en las casualidades pero si en la buena suerte y este podía ser mi día.
Una vez dentro de su casa y después de haberme recreado todo lo que quise y más de su pierna aunque dolorida pero perfecta, me entran unas ganas increíbles de continuar con el resto de su cuerpo.
La verdad, me estoy conteniendo y cada vez me cuesta más.
Por mi experiencia intuía que Sara no tenía precisamente lo que se dice mucha experiencia con el sexo opuesto y aunque eso me excitaba todavía mucho más tenía que ir despacio.
Como bien dijo ella, su casa era pequeña pero estaba muy bien repartida y con una decoración sencilla pero elegante. Me sentía bien allí,resultaba muy acogedora.
Después de discutir el hecho de que no me iba a ir hasta que estuviera duchada y descansada me puse a buscar un analgésico para el dolor porque bien sabía por experiencia que le dolería durante unos días. Cuando di con la pastilla abrí la puerta del cuarto de baño donde Sara se encontraba duchándose. Lo hice sin pensar. Lo único que pretendía era dejar la maldita pastilla. Vi su figura turbia tras la mampara y me paré en seco.
Robert me dijo que era una mujer especial.
Todavía no sabía a qué se refería . Pero yo la encontraba fascinante. No entendía como una mujer con ese cuerpo podía ser tan cohibida. Podía tener a todo el que quisiera y sin embargo era un claro ejemplo de una mujer insegura que afronta sus miedos con su fuerte personalidad.
Podía apreciar sus tersos pechos de un tamaño modesto que podían encajar perfectamente en mis manos.
Se me puso dura de solo pensarlo,seguí bajando y continúe con esas largas piernas torneadas que desde el primer momento me habían atormentado.
Había visto a muchas mujeres desnudas, más de las que podría recordar y ninguna me había afectado tanto como el de Sara.
¿por qué?, ni yo mismo lo sabía. Sólo sabía que estaba ahí plantado y no sabía qué hacer. Pero cuando vi ese culo pequeño y respingon,me tuve que agarrar al umbral de la puerta. Me enloquecida y me entraron una ganas locas de quitarme la ropa unirme a ella,arrodillarme justo detrás de ella y saborear esos dos montículos tan perfectos.
Algún ruido tuve que hacer, que se yo. Un gemido ,un quejido. Vete tu a saber. Sólo sé que ella se sobresaltó y me hizo reaccionar, deje la pastilla junto con el vaso del agua y me fui, pero no de su baño, sino también de su apartamento.
Se me estaba acabando la paciencia y eso ahora no era buena idea.

Siempre mia   #P.BigDonut. #wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora