Maya Henderson.
"Maya, niña." El barrigón del señor Watson me había hablado. Sus manos se posaban sobre su estomago, el tenia esa costumbre extraña de acariciarse el estomago mientras hablaba, como si fuera de esas figurillas de Buda en restaurantes chinos y le trajera algún tipo de suerte. Su peluquin como era costumbre estaba mal acomodado y lucia como un perro muerto sobre su cabeza. A pesar de su desalineado aspecto era un tipo simpático, mil veces mejor que Sophie. "Niña, te dejo encargado que cierres mi oficina cuando termines."
"Seguro señor." Le dije con una sonrisa que devolvió del mismo modo.
"Tu si que quieres ganarte el jamón de empleado del mes." Me dijo alegre. "Vas muy bien."
El maldito jamón.
Ethan y yo habíamos estado compitiendo por el mentado jamón desde que entre a trabajar en Watsons. Había sido una pelea un tanto sucia, al punto en el que nos robábamos a los clientes en cualquier oportunidad. El lo había provocado, cuando durante uno de sus meses de mejor empleado cocino el jamón y se lo comió el solo, sin darnos ni a Gavin y mucho menos a mi. Tendría mi propio jamón, y me vengaría, tendría mi propio premio y patearía el trasero del rizado con una sonrisa de campeona.
El reloj marcaba las siete de la tarde cuando un hombre de traje gris entro al lugar, mi boca se abrió y tuve que pellizcarme para reponerme del asombro.
"Buenas noches, necesito ayuda, busco un auto." Al principio todo fue confusión, me pare de mi silla y salí del escritorio para caminar hasta el. "¿Es muy tarde para ello, señorita?"
Si era bastante tarde pero no pude evitar ayudarlo, no después de esa sonrisa que me regalo.
"Nunca es tarde." Le conteste y al pareció gustarle, me sonrió mostrando sus dientes y juro que me estremecí. "¿B-Busca algo en especial?"
El paso la mano por su barbilla, aquella que lucia muy masculina con esa ligera capa de vello cubriéndola. Me sentí tentada a tocar, y restregarme sobre ella, demonios eso era muy malo, estamos hablando de mi trabajo.
"Busco algo moderno, algo que corra rápido." Camino hasta uno de los autos mas nuevos, aquellos que se conservaban dentro del local. "Algo como esto." Dijo acariciando el auto con delicadeza.
"Este es un Toyota Celica- GT, salio apenas hace tres años, es de lo mas nuevo que tenemos ya que nos dedicamos a manejar modelos con mas de cinco años en el mercado." Le informe. Sus cejas se habían elevado en sorpresa al escuchar aquella frase que había estudiado durante semanas.
"¿Que opinas de el?" Me sonrió. "Si te invito a una cita, ¿subirías conmigo a este auto?" Su voz era insinuante y me gustaba, mucho.
"Probablemente, el panorama pinta para una buena cita." Dije en el mismo tono recargándome contra el auto. "Aunque si le soy sincera, esto no parece su estilo." Sus cejas se elevaron una vez mas, y parecía bastante intrigado.
"¿Entonces cual si lo es?" Sonreí parándome derecha y señalando el camino con mi mano hacia el fondo. "Las damas primero." Me permitió pasar primero así que lo hice, moviendo mis caderas de un lado a otro como recordaba que Blake lo hacia y haciendo resonar el sonido de mis tacones sobre la loseta barata. "¿Somos los únicos aquí, señorita?"
"Los únicos." Le afirme volteando a mirarlo y regalandole un guiño que lo hizo sonreír.
Lo guié hasta mi preferido. Había babeado por el precioso auto color rubí desde que lo vi por primera vez, jamas había deseado tener un auto hasta que lo vi. Fue peor cuando Ethan me dejo correrlo, dos vueltas a la manzana en esa preciosidad.
"Este es un Ford Mustang del 66, es un clásico, elegante, atrevido, y si que sabe correr. Me parece que esto es mas su estilo." Le dije acariciando auto, pegando mis pechos al vidrio de una manera bastante obvia.
"Eso cree, es bueno saber lo que piensa." Me dijo con esa sonrisa ladina. "¿Puedo?"
"Adelante." Le di abrí la puerta y el subió al auto, acariciando el volante de cuero negro y girándolo un poco. "Luces bien." El volteo a verme con ojos oscuros y sonrisa provocadora, demonios el era de ensueño. "Definitivamente es tu estilo."
"¿Luzco como alguien importante?" Me pregunto y asentí mientras humedecía mis labios se sentían tan resecos, pedían atención. "¿Quieres subir aquí, junto a mi?"
"No debería." Respondí jugueteando con un mechón de cabello.
"Pero quieres hacerlo." Su rostro se ladeo. "Venga, siéntate junto a mí."
"Mejor sobre ti." El sonrío y negó con diversión.
"Tú simplemente no sabes jugar Maya Henderson." Rodé los ojos, estaba cansada de jueguitos.
"Esto de jugar al desconocido no es lo mío Gavin." Estaba desesperada. Si desde que había entrado al local la necesidad de besarle se volvió inmensa, tenia esa barba de tres días, si es que podía llamarle barba a la ligera capa que le cubría el mentón. Aun así lo hacia lucir sexy, me gustaba la sensación de ella sobre mi piel.
"Eres aburrida." Mis cejas se elevaron, el sonrió mientras intentaba levantarse del asiento, antes de que lo hiciera lo había empujado para que no moviera su trasero de esas linduras forradas en piel. "¿Que estas haciendo?" Con las piernas fuera del auto y la mía entre ellas deslice mi tacón sobre su entrepierna. Su mirada fue a parar hasta la fina punta de esas jodidas bestias que usaba para trabajar, las odiaba pero debía admitir que ahora lucían bien, Gavin quito el zapato de mi pie, y me sentí tambalear así que me sujete sobre la puerta. "¿Quieres jugar?"
O si definitivamente.
"Voy a mostrarte quien es la aburrida."
...
Carraspearon la garganta. Levante la mirada de mi escritorio cuando la figura de Ethan fue lo primero que encontré, el tenia esa sonrisa arrogante, ¿Acaso todo aquel que sea un Morgan la posee? Al principio pensé que estaba ahí para presumir alguna nueva venta, hubiera preferido que fuera eso, ondeo frente a mis ojos una de mis pantimedias negras.
"Mira lo que encontré en el bonito rubí esta mañana." Me sonroje cual tomate en temporada. "Curioso, muy curioso, seguro que a alguna clienta se le olvido."
"Dame eso." Dije arrebatándola de sus manos. "Te odio." Masculle y Ethan soltó una gran risotada.
"¿Que a ti y a mi hermano no les basta con el departamento? ahora también vienen a follar al trabajo." Siseo mientras movía su cabeza de un lado al otro. "Muy mal, niños bobos." Rodé los ojos, eso no tenia nada de gracioso pero para Ethan era como la mejor broma del mundo. "Tienes suerte de que fui yo quien la encontró, no el degenerado de Watson." Dijo sentándose sobre mi escritorio. Avergonzada me senté de nuevo contra la silla, Ethan jugaba con el lapicero cuando mi teléfono empezó a sonar, el contesto con esa singular sonrisa. "Watsons, el mejor sitio de autos usados de todo Pensilvania, habla Ethan Morgan." Ethan frunció el ceño por unos segundos. "¿Hola?" Se encogió de hombros antes de colocar el teléfono de nuevo contra su base.
"¿Quien era?" Pregunte.
"No escuche nada, solo una respiración, extraño." Dijo levantándose del escritorio. "Bueno tengo cosas que hacer. Nos vemos, no pierdas medias mientras no estoy."
"Idiota." Masculle antes de que estuviera lo suficientemente lejos. Tome mi libro de psicología y volví a lo mio, si algo amaba del trabajo era el tiempo sobrante que tenia para leer mis libros de la universidad, eso fue interrumpido por el sonido del teléfono. "Watsons, el mejor sitio de autos usados en todo Pensilvania, habla Maya Henderson."
"Maya Henderson, soy Benjamin Stone de la fundación Unvolunteer. Tenemos que hablar sobre Blake Presley esto es muy importante."
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Memorias de una ex rubia (CALM#2)
Teen FictionOtoño de 1992, Filadelfia. La ciudad es muy pequeña para Mavin.