capitulo 11

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No sé porque dije eso, de hecho si lo sé, estaba enojada y Adrien llega a hacer una escena de celos, no entiendo que es lo que le pasa.

Tengo tantas cosas que hacer y no puedo dejar de pensar él lo de esta tarde. El profesor de Química dejo mucha tarea, tengo que estudiar para el examen que viene la próxima semana; lo se aun tengo tiempo pero es mejor estar precavidos; ir a comprar comida también está en la lista de cosas que debo hacer y por último, pero menos importante es hablar con Adrien. Quiero respuestas de lo sucedido o no podre dormir pensando en todo esto.

Termino los deberes de la escuela y salgo del apartamento para ir al supermercado. Esa mirada que siento que me sigue de nuevo se hace presente, hace unos días eso había parado pero de nuevo siento que me siguen y me miran. Apresuro el paso, son las seis de la tarde y la calle no está muy poblada que digamos.

Llego a un callejón que da directo al supermercado, mi cerebro esta estúpido, ¿Quién caminaría por un callejón solitario y cuando siente que la siguen?

-¿Te sientes bien?- pregunta un chico de aproximadamente 19 años.

Alto, piel un poco morena, su ropa parece la de un indigente, sus ojos estaban un poco rojos y podría jurar que esta drogado; sus ojos cafés me inspeccionan de arriba abajo haciendo que u escalofrió me recorra todo el cuerpo. Tengo que correr, esto está mal.

- Oh claro, no hay problema- conteste. Intente que sonara convincente pero él no es tonto y yo no soy muy buena mentirosa que digamos.

-Podría ayudarte, si quieres.- dice y con una mano me toma del brazo.

-No, gracias, estoy muy bien- me suelto de su agarre pero el vuelve a jalarme. Esta anocheciendo y no quiero morir tan joven. Este chico aprieta su agarre de mi brazo, haciendo que un dolor se apodere de él.

-No estás bien, es de noche y apuesto a que quieres irte a casa. ¿Qué te parece si yo te llevo? Podrías agradecerme de algún modo... ¿no crees?- dice demasiado cerca de mí. Sin darme cuenta las lágrimas caen por mis mejillas y aquel chico solo se ríe, luego empezó a besarme en el cuello, yo solo puedo llorar e intentar alejarlo de mí pero él es más fuerte.

Inconscientemente o consiente, empiezo a gritar el nombre de Adrien, quiero que él llegue y me salve, pero eso no va a suceder, el hombre me tapa la boca para evitar que alguien me escuche. Muerdo su mano y este la quita.

-ADRIEN, ALGUIEN AYUD...- me vuelven a tapar la boca pero esta vez por una buena bofetada.

-Cállate, nadie te va a escuchar-se burla el malnacido.

En eso supongo que me desmayo porque todo se volvió a obscuras, lo último que recuerdo son unas manos rodearme y cargarme, junto con un grito de dolor, solo eso.

***

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero los recuerdos de ese momento me llenan la cabeza de dolor.

No sé en donde estoy, este lugar es totalmente desconocido para mí; una habitación amplia, la cama e la cual estoy acostada tiene unas sábanas muy suaves color negro, el color de las paredes es de un azul fuerte muy lindo, enfrente de la cama hay un escritorio con una laptop encima. Un gran ventanal está a un lado de mí y se puede ver un parque con niños corriendo y unos padres sentados en las bancas.

Este definitivamente no pude ser la habitación de ese chico que intento abusar de mí, alguien me trajo aquí y no sé quién sería capaz de llevar a alguien a su casa después del atentado de ayer. Lo más lógico sería llamar a la policía, pero eso haría un escándalo.

Me acerco a la puerta pero esta se abre antes de que yo lo hiciera. Un hombre alto, que se me hace un poco familiar entra de espaldas, voltea y mis ojos se agrandan al reconocer quien es.

-¿Qué haces levantada? Debes descansar- dice con tono autoritario.

-Adrien, ¿Qué hago aquí?- le pregunto. El trae un pantalón de mezclilla negro, pero no tiene camisa. Estoy con un Adrien sin camisa. - y sobretodo ¿Por qué no traes camisa?

Él sonríe de lado y se acerca más a mí- ¿algún problema con que no tenga camisa? Y estas aquí porque yo te traje, es mi casa.

Así que él fue quien me salvo, ahora estoy en su casa.

-¿Cómo es que sabias en donde estaba?- pregunte. El volvió a reír- ¿Qué es tan gracioso?- hice otra pregunta.

- Casualmente iba pasando por ese callejón y te encontré junto con ese imbécil tocándote- sus ojos se obscurecieron de la rabia y sus manos formaron un puño.- pero el ya aprendió la lección de que nadie se mete con lo que es mío.

¿SUYA? La idea me agrada pero él está loco si cree que por salvarme ya soy suya.

-¿tuya? Hasta donde yo sé, no soy de nadie.

-Eres mía, quieras o no.- susurro en mi oído, muy despacio pero eso no quito la firmeza con la que lo dijo. Con sus fuertes brazos rodeo mi cintura y me dio un suave beso en el cuello. -¿Entendido?

No pude decir nada, me quede estática por su acercamiento sumándole que sentí como la corriente eléctrica me recorre por todo mí ser. El calor que sentía cuando estaba cerca de él ha desaparecido ya que este se alejó considerablemente.

Adrien camina hasta un pequeño mueble del cual saca ropa, me la da y antes de que salga de la habitación voltea sonriendo

-No tardes, te espero abajo.- dijo para luego cerrar la puerta detrás de él y dejarme ahí sola.


¿Historia de amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora